El Kaiser: Hurgando en la historia de un barco

Hace tres años atrás escribí un par de artículos (art1 y art2) dedicados a uno de los pecios más accesibles que hay en las costas del golfo Nuevo: el Kaiser. Sin embargo, no he dejado de buscar material en todo este tiempo, tratando de rellenar los huecos en la historia. En un principio se me ocurrió esperar hasta el próximo abril de 2015, cuando se cumplirá un siglo del accidente que lo condenó al desguace, pero como no tengo claro ni lo que voy a hacer pasado mañana, decidí adelantarme un par de meses para evitar enterrar esta nota en el baúl de las cosas que nunca terminaré de escribir. Así que para empezar, nada mejor que ir a las fuentes, retrocediendo casi cien años y parándonos en la costa de Puerto Madryn, donde una densa columna de humo empieza a elevarse...

El Kaiser se incendia (01/abril/1915) - Fuente: Facebook Madryn Olvidado.


1º de abril de 1915: El día del incendio
El Kaiser era  un barco a vapor de la Deutsche Ost-Afrika-Linie (DOAL), que prestó servicios realizando viajes entre África y Alemania, entre 1891 y 1912. Servía tanto para carga como para transporte de personas, donde podía acomodar hasta 32 pasajeros en primera clase, 24 pasajeros en segunda clase, y 38 pasajeros en tercera clase, con una tripulación de 48 hombres. En 1912 fue vendido a la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia (SAIEP), y terminó anclado, a mediados de 1913, frente a la costa de Puerto Madryn, para cumplir la función de pontón. Sin embargo este destino sería apenas transitorio, no más de dos años, porque en la tarde del 1 de abril de 1915 se declaró un incendio voraz a bordo que fue imposible de combatir. Así fue como lo contó el semanario Golfo Nuevo, en su edición del sábado 3 de Abril de 1915:

La noticia del incendio del Kaiser salió publicada en el semanario Golfo Nuevo, en su edición del sábado 3 de abril de 1915 [Fuente: Biblioteca Municipal y Popular Domingo Faustino Sarmiento].


Incendio en el ponton Kaiser
Pérdidas de consideración - Otros detalles.

El jueves de la semana en curso siendo las 2 p.m., se divisó de tierra que en el ponton «Kaiser» que la Soc. An. Im. y Exp. tiene fondeado en este puerto para facilitar el trasbordo de mercaderias, y en el que se encontraba descargando el vapor norteamericano «Capac», se izaba las banderas correspondientes solicitando auxilio al mismo tiempo que el «Capac» desamarraba de él haciendo oir dos largas pitadas. Por unas columnas de humo que salían del citado pontón, se supuso con fundamento que se hubiera declarado fuego a bordo lo que efectivamente así resultó. Inmediatamente y con el fin de adoptar las medidas que en estos casos se requieren, el ayudante de la Subprefectura Don Juan Pagliarini y personal a sus ordenes, tripularon el CHINCHORRO, unico con que cuenta esta importante repartición, trasladandose á bordo al tiempo que lo hacían el gerente del ferrocarril señor Alt con la lancha de la empresa y capitán del «Avellaneda» señor Codina con la de su buque y otros, de los vapores «Bahía Blanca» y «Nauplia». Llegados al costado del pontón que ya el fuego había asumido grandes proporciones, el ayudante Pagliarini se dispuso subir á bordo trepándose por una escalera de gato siguiéndole sus subalternos y otros marinos de los que concurrieran. Una vez en cubierta se procedió al salvamento de mercaderías no sin antes cerciorarse de todos los detalles y si algún tripulante se encontraba en el buque que felizmente todos se habían embarcado en el «Capac» debiendo suspenderse la operación iniciada a causa del excesivo calor y llamaradas que salían de las bodegas de proa, que era donde se iniciara el fuego y el que se corria por todo el barco con rapidez vertiginosa. Todo cuantos esfuerzos se hicieran para salvar la mercadería fueron infructuosos teniéndose que presenciar de brazos cruzados tan horroroso espectáculo, el que se prolongó toda la noche y el siguiente día pues el barco ponton se hallaba convertido en una hoguera. El jueves se procedió á remolcarlo del fondeadero en que se encontraba por ofrecer peligro á la navegación, embicándosele en la costa lado sur donde se le dejó abandonado pero, habiéndose producido durante la noche una marea extraordinaríamente alta y ayudado además por el fuerte viento que se levantará el ponton zafó de la encalladura internándose magestuoso por el golfo sin gobierno alguno. Al siguiente día hubo necesidad de romper los sellos de la oficina radiotelegrafica de á bordo del «Avellaneda», para avisar al crucero «Buenos Aires» que debía llegar en unas horas más, del peligro que pudiera ofrecerle ese ponton y enterándole de lo ocurrido pues el referido barco no se distinguia ya de tierra.

Llegado el «Buenos Aires», se supo que el «Kaiser» se hallaba como á 10 millas del puerto y que posiblemente encallaría en la costa como también á su bordo continuaba aún el fuego. El gerente de la Sociedad An. Imp. y Exp. señor Rheder y el encargado del mencionado ponton señor Del Pino, tomaron varias disposiciones tendientes a hundir el barco en el lugar en que estaba pero no pudieron llevar a cabo sus propositos. Llegado hoy sábado el vapor «Asturiano» este lo remolcó hasta este puerto y se procedió de inmediato á encallarlo lo que se efectuó.Las causas de este siniestro aún no se hallan claramente establecidas lo que unicamente hemos podido saber es de que el guinchero del «Kaiser» Rodolfo Redliz, bajó á la bodega núm. 2 con el objeto de preparar cables de los reflectores de la luz eléctrica para el trabajo de la noche. Como llevara en la mano una linterna para alumbrarse, encontrándose ya en la bodega donde había nafta, kerosen y otros inflamables, esta reventó produciéndose una explosión que produjo el fuego y que causó á Redliz, quemaduras que fueron curadas á bordo del «Cápac» y que actualmente son de poca gravedad. Como no han declarado aún el capitán del ponton y demás tripulantes no podemos adelantar mayores detalles de este siniestro.

Según las averiguaciones practicadas por nosotros, parece ser que las pérdidas se elevan á más de 100.000 pesos y que el ponton mencionado no estaba asegurado. Se hacen acreedores á nuéstros conceptos elogiosos, después del personal de la Subprefectura, las tripulaciones del «Bahia Blanca» y «Nauplia» como también el gerente del ferrocarril señor Alt y capitán del «Avellaneda» señor Codina, que fueron los que cooperaron con todo desprendimiento facilitando toda clase de elementos.


El artículo en sí es suficientemente descriptivo. Un accidente con una lámpara de kerosen en una bodega llena de materiales inflamables y un fuego que rápidamente se sale de control. Por fortuna no hubo que lamentar víctimas en el incidente, pero las pérdidas materiales fueron totales. A la cotización de aquel entonces las pérdidas superaban los 42.000 dólares, y para colmo de males el barco no estaba asegurado. En cuanto al varamiento del barco en la playa conocida hoy en día como Kaiser, recién ocurrió el 3 de abril, o sea dos días después del incidente. Durante ese tiempo el barco erró por las aguas del golfo, hasta que el vapor Asturiano lo pudo remolcar hasta su lugar de reposo definitivo.

Varias fotos del Kaiser, donde se aprecia como las familias de la zona frecuentaban el lugar. El pecio abandonado era un punto de referencia y una excursión obligada. Nótese la abertura practicada en su parte inferior (fotos de arriba y abajo a la izquierda), y la enorme rajadura en el casco (foto de arriba). Las fuentes son publicaciones en el Facebook Madryn Olvidado [Foto1, Foto2, y Foto3].

El día 10 de abril de 1915 el semanario Golfo Nuevo publicó una nota aclaratoria sobre el incendio en el Kaiser, destacando las conductas de algunos de los que se hicieron cargo de la situación, tal como el Subprefecto Leroux y el capitán del Kaiser, Enrique Del Pino.

Nota aclaratoria publicada en el semanario Golfo Nuevo, el día 10 de abril de 1915 [Fuente: Biblioteca Municipal y Popular Domingo Faustino Sarmiento].


El incendio del Ponton “Kaiser”
UNA ACLARACIÓN

En nuestro número anterior y debido á la premura con que relatamos el desastre ocurrido en el ponton «Kaiser», hemos omitido decir por un olvido involuntario, que nuestro estimado Subprefecto Capitán de fragata señor Eugenio M. Leroux, fué el que desde los primeros momentos de declararse el incendio á bordo del citado ponton adoptó medidas é impartió órdenes oportunas con el fin de ver la posibilidad de salvar parte del cargamento que dicho buque contenía en sus bodegas de popa pero que desgraciadamente nada pudo hacerse visto el incremento que en breves instantes asumió el incendio corriéndose con gran rapidez a los compartimentos citados que hizo imposible toda tentativa en ese sentido y hasta el de permanecer á bordo.
Pláenos igualmente consignar que el capitán del buque incendiado señor Enrique De Pino, permaneció en su puesto de á bordo hasta los últimos momentos en que se vio precisado á abandonarlo. La conducta observada por este capitán es digna de todo encomio pues con peligro de su propia vida hizo todo cuanto le fué posible por aislar el fuego y salvar la mercaderia.



Un relato contado 42 años después
En la revista Argentina Austral Nº309, de julio de 1957, aparece un artículo titulado "Aventura y malaventura del Kaiser" que aporta algo de información nueva sobre este barco. A continuación reproduzco algunos pasajes del mismo:

Revista Argentina Austral, Nº 309, de julio de 1957. Le agradezco a mi amigo Mauricio Arrascoyta que me consiguió este material en la Biblioteca del Congreso.


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UN PUERTO ABARROTADO
Puerto Madryn era el centro del aprovisionamiento patagónico. A él llegaban cargamentos de todas partes. Barcos de distintas banderas lo buscaban en sus cartas, para dejar ahí mercancías inglesas, alemanas, españolas, francesas, italianas, etc. En él encontraban productos regionales para completar su carga.
Fué la época dorada de Puerto Madryn, que ya contaba con muelle nuevo y disponía de su línea férrea: la primera de la Patagonia. Tal era su auge, que alguna firma lo había constituido en el puerto redistribuidor de sus propias mercancías.
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A mediados del mes de julio de 1912 don José Menéndez efectuó personalmente la compra. En el puerto de Hamburgo descansaba el vapor que iba a elegir un barco llegado a la edad del retiro, pero en condiciones de emprender todavía algún viaje. Su navegación a los puertos patagónicos podría ser como la última francachela con que alguien, en edad provecta, imagina despedirse dignamente de la vida dinámica.

EN AGUAS ARGENTINAS
¡Sí; podía navegar todavía! El ojo penetrante de don José lo había apreciado exactamente, eligiéndolo entre otros, que no escaseaban tantos estos elementos. El capitán mercante Williamsen confirmó su juicio. Las máquinas funcionaban, tan bien que podría cargársele con carbón, maderas, hierro, etc., seguros de buen viaje.
A fines de septiembre, hechos algunos reajustes, sus calderas estaban levantando presión. Los señores Vetling & Gebruder se encargaron de llenarle las bodegas. Al fin zarpó de Gothemburgo a principios de octubre. El 20 se hallaba en San Vicente de Cabo Verde.
Hizo escala en Montevideo y luego en Santa Cruz. La navegación se efectuó a un promedio de nueve millas horarias con el consumo de 25 toneladas de carbón por día. ¿Podía pedirse más?
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¿Y si CONTINUASE NAVEGANDO?
De Santa Cruz siguió a Río Gallegos. De este puerto informó su capitán que el viaje había sido bueno,
que el estado del vapor era satisfactorio y que podrían hacerse nuevos viajes. El "Kaiser" fué a Puerto Madryn, para quedarse ahí. Pero su capitán y tripulantes eran tan pertinaces como optimistas. Insistieron en sus apreciaciones.
Los directores de la empresa hubieron de preguntarse: -¿No estaremos equivocados? ¿No tendrá razón esta gente? ¿Y por qué no someterlo a la decisión del Lloyd?
El 17 de enero de 1913 zarpó el "Kaiser" rumbo a Buenos Aires, en demanda del veredicto. Veinte días más tarde se disponía del veredicto: "El vapor "Kaiser" ha llegado definitivamente al término de su vida útil"
Podían hacérsele reparaciones para rehabilitarlo, pero su costo resultaba excesivo. No convenía. Su destino, ya trazado, era otro.
El 5 de abril emprendía su viaje postrero. Un día, no importa cual, echó pesadamente sus anclas en aguas del Golfo, cerca del muelle: no tanto como para molestar al movimiento del puerto, ni tan poco que fuese difícil trasladarse a tierra.

EL PONTON SE INCENDIA
El "Kaiser" comenzó a prestar servicios. Servicios eminentes, en su tipo, pero de categoría menguada, para el viejo barco La declinación física no importaba renunciamiento moral. ¿Pero qué importan los rezongos íntimos si las reacciones no son remibles?
Lo que sufriría al verse reducido a quietud, sólo interrumpida por algún vendaval, mientras iban y venían otros barcos, con sus pitadas insolentes al llegar y al partir!
Peor que todo fué la propuesta de alguien, al comenzar la guerra: ¡Qué le borren el nombre! Nadie se decidió a hacerlo. Pero pareció que aquel comenzaba a borrarse de por sí, con el tiempo. Los pocos tripulantes ya no lustraban los letreros de bronce ni pintaban el casco o los salvavidas. Quizás sin saberlo, inadvertidamente, estaban facilitando su entrada eh el crepúsculo que es anticipo de la noche eterna.
Un día se habló de conducirlo a Punta Arenas. Era al promediar febrero de 1915. Nada se resolvió en concreto. Si eso hubiérase hecho, acaso se evitaría el cumplimiento de un trágico destino.No habían transcurrido dos meses del anunciamiento de tal propósito cuando el fuego, voraz, espectacular, inmisericorde, hizo presa en el "Kaiser" y lo redujo a lo que fué hasta hace poco. Terminó al rojo vivo, en los primeros días de abril de aquel año.

COMO OCURRIO AQUELLO
Deténgamonos un poco más en la relación de como fué el siniestro, provocado por una imprudencia, ajena a cualquier asomo de intención aviesa.
Al costado del pontón se hallaba el vapor "Capac", descargando inflamables. En aquellos tiempos se importaba toda clase de combustibles. El carbón, a granel o embolsado; los líquidos, en latas de a dos por cajón.
A veces, llegaban latas averiadas. O se rompían al ser descargadas. Tal aconteció en el caso que recordamos. De la estiba de más de mil cajones de nafta y kerosene, desprendíase un hilillo de combustible que se escurría hasta la sentina, inadvertidamente.
Un marinero del "Kaiser' tuvo que bajar a la bodega. Ya en sus profundidades, encendió un fósforo, para prender su cigarro, y lo arrojó con tan mala suerte que fué a dar, precisamente en el sitio en que se acumulaba, con agua y algún desperdicio, la mezcla terrible. Esta se inflamó, hubo una pequeña explosión y el fuego avanzó, desde el vientre del barco hacia la cubierta.
-¡Fuego a bordo! -gritó el marinero, que salió prestamente.
-¡Sálvese quien pueda! -debió ser la respuesta, que nadie ha registrado, pero que es la más ajustada al instante.
El "Capac" largó amarras para ganar suficiente distancia. Quedarse ahí equivalía a provocar, posiblemente, la propia muerte.
El capitán Del Pino. a cuyas órdenes estaba el pontón, hizo lo que pudo para organizar la lucha contra el fuego. Pero antes de toda intervención fué indispensable dejar que estallasen las latas de nafta y kerosene, para que fuese posible actuar sin tanto riesgo. Hallábanse en el puerto dos barcos alemanes: el "Bahía Blanca" y el "Nautilius", que acaso se refugiaran en el Golfo Nuevo para escapar a alguna persecusión británica. Ambos facilitaron sus elementos de salvataje, que no eran muchos. Las bodegas fueron inundadas, con ánimo de poner término a la obra destructora. Algo se consiguió, pero poco. Entre lo que pudo ponerse a salvo, se contó la lancha a vapor del  "Kaiser" no sin sus chamuscones, la que luego siguió prestando algún servicio.
El viejo casco asemejábase, en la placidez nocturna, a una ciudad flotante, de feérica iluminación. No era espectáculo reservado a la gente de Madryn: aun de Trelew, Rawson y Gaiman llegaron para presenciarlo.
Un humo apareció en el horizonte, hacia Punta Ninfas, en aquellos días. Era un barco que entraba. Pronto se vió que tratábase del "Asturiano". Este prestó su más completa cooperación.

HIERRO VIEJO
Un grupo de expertos, capitanes de barcos surtos ahí en aquel momento, subieron al "Kaiser", para dictaminar acerca de sus condiciones. Su pronunciamiento fué terminante, unánime y definitivo: Hierro viejo.
Así era, en efecto. Entonces desde el "Asturiano" se le tendió un calabroste y su lancha lo remolcó hacia tierra, ayudado por la brisa, hacia Punta Cuevas, a la que llegan, según se dice, reminiscencias cálidas del Golfo de Méjico.
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A ver, vamos a reconstruir un poco la historia. El Kaiser fue comprado en julio de 1912 (el 29, para ser más exacto, tal como pude averiguar por e-mail en la DOAL), y en octubre del mismo año zarpó con destino a la Argentina. Llegó a Río Gallegos en algún momento antes de que termine el año, y el 17 de enero de 1913 zarpó rumbo a Buenos Aires para someterse a una revisión. El 5 de abril de ese mismo año zarpó con rumbo a Madryn, en lo que sería su última navegación en mar abierto. Ese mismo mes ancló en Puerto Madryn, y allí se quedo para siempre.

Típica postal del Kaiser, como la que publiqué en uno de los artículos anteriores [Fuente: Facebook Madryn Olvidado].
En el texto encontré dos diferencias con el artículo del semanario Golfo Nuevo. En la revista se menciona como inicio del accidente un fósforo arrojado con mala fortuna, mientras que en el semanario se habla de un accidente con una lámpara de kerosen. Si bien la diferencia es sutil, en este punto me fío más del semanario Golfo Nuevo, que tuvo acceso a la información en tiempo real, que en la revista Argentina Austral, donde desconozco completamente las fuentes que uso el ignoto autor del texto. La otra diferencia es el nombre de uno de los barcos que participó de los fallidos intentos por dominar el fuego: ¿era Nauplia o Nautilius? El nombre Nautilius parece más adecuado, e incluso se puede encontrar información sobre un buque mercante alemán con ese nombre, pero en este caso también tengo la sensación que información del semanario Golfo Nuevo es más confiable.

Otras cosas que me llamaron la atención del artículo de la revista fueron la mención a un posible cambio de nombre, debido a la recién comenzada Primera Guerra Mundial, y la idea de trasladar al Kaiser a Punta Arenas. A la primera no sé si tomarla como una licencia poética del autor del texto o si se refería a algo concreto, mientras que la segunda asumo que es cierta, pero la vaguedad con la que está relatado me deja algunas dudas.

Dibujo del Kaiser que aparece en el libro "Chubut, ensueño y realidad", de María Pía Strasser (1962). El relato de la historia del Kaiser que hace Strasser es el mismo que el de la Revista Argentina Austral.

El desguace y la desaparición de un ícono
El tema de los naufragios en la zona del golfo Nuevo es un tema recurrente en el grupo de Facebook "Madryn Olvidado". Hace un tiempo, a partir de un intercambio de comentarios con otros miembros del grupo, se contactó conmigo Antonio Nizetich, quien amablemente me compartió su testimonio sobre el desguace del Kaiser. Según me contó, en el año 1944 la firma Méndez y Creus, de Capital Federal, se hizo cargo del desguace parcial del Kaiser. Habían constatado la excelente calidad del acero utilizado para su construcción y ello motivó el interés de la empresa por este material que sería destinado a la fabricación de hojas de afeitar marca Méndez. La oficina local de esta empresa estaba ubicada en una habitación del Hotel Paris y el señor Abel Méndez, desde Madryn, y su hermana lsaura Méndez desde Capital Federal, eran los responsables de esta misión. Se había montado un campamento próximo al barco y en ese lugar desarrollaban su tarea más o menos 10 personas. Antonio Nizetich, que tenía 13 años por aquel entonces, entra a trabajar como cadete en el turno de la tarde, gracias a la recomendación de gente amiga. Durante siete meses alternó entre la oficina y el campamento, y pudo presenciar la dura tarea del desguace y las dificultades para el traslado de las gruesas planchas de acero hasta el campamento y luego desde allí hasta el pueblo en un camión. No existían caminos consolidados hasta el Kaiser, solo una huella zigzagueante entre los médanos marcaba el camino, y por allí debía circular el camión cargado con ese pesado metal. A mediados de 1945 la firma suspendió los trabajos, dejando inconcluso el desguace del barco.

La proa del Kaiser vista en dirección sur-norte [Fuente: Antonio Nizetich, Facebook Madryn Olvidado].


Reflexiones finales
Más allá de algunos detalles menores, la historia del Kaiser está bastante clara. Quizás el cabo suelto más importante que queda es el de su desguace, que se ha aclarado parcialmente con el testimonio de Antonio Nizetich. De todas formas, es uno de mis iconos favoritos, así que seguiré juntando material para futuras actualizaciones. Espero que les haya gustado, y como de costumbre, me retiraré con la marea. Hasta la próxima.

Restos del Kaiser [Fuente: Facebook Madryn Olvidado].

Restos del Kaiser, tal como lucían en enero de 2011. Recopilé unas cuantas más en el sitio Lugares de la Patagonia Olvidada.

Comentarios

  1. Me encanta leer todo esto, gracias por tomarte semejante laburo!
    Marco Roberti

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    1. Gracias Marco por tu comentario, me alegro que haya gente que disfrute de estos artículos. En la medida que vaya teniendo más tiempo voy a subir nuevos artículos con cosas novedosas. Saludos

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  2. Que info interesante!!! Hace unos dias pasamos una tarde de playa ahi y jugando en la arena con mi sobrino comenzamos a desenterrar un pedazo del barco que apenas asomaba. Nunca imagine q realmente era un barco!!! Gracias por los datos tan interesantes!

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    1. Estimado, muchas gracias por tu comentario. Me alegro que la info te haya sido útil. Saludos

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  3. Que bien contada ... ayer estuve en esta playa junto a mi novio pensabamos que partes de algun puente de carga para barcos esos hierros oxidados. Y buscando alguna nota historia sobre el barco hundido me 3ncotre con esta historia de la playa Kaiser... me encanta leer historias asi 💗.

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    1. Gracias Daiana por tu comentario, me alegro que te haya gustado la historia y que te haya servido para conocer lo que se esconde detrás de esos hierros oxidados. Saludos!

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