Extraterrestre, de Avi Loeb: una hipótesis incómoda

Tengo pendiente reseñar este libro hace varios meses. Cuando lo leí, allá por abril o mayo de este año, sentí que merecía una entrada en el blog. Cada tanto reseño algún que otro libro que me parece interesante o que de alguna manera me deja con preguntas sin responder, pero no es mi intención hacer de este blog un lugar de reseñas literarias. En este caso, el libro de Avi Loeb, "Extraterrestre. La humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra", creo que merece un pequeño espacio de reflexión. Básicamente, Avi Loeb, un reconocido catedrático de Harvard con un extenso CV, postula una hipótesis que yo califico de "incómoda", ya que nos desafía a evaluar con otra mirada la evidencia científica para descubrir si, efectivamente, un artefacto extraterrestre ha pasado por nuestro vecindario en 2017.

Fragmento de la portada del libro de Avi Loeb.

¿Qué pasó en octubre de 2017?

El 19 de octubre de 2017 el astrónomo canadiense Robert Weryk descubrió un objeto que abandonaba nuestro sistema solar siguiendo una trayectoria hiperbólica mediante el telescopio Pan-STARRS1. En ese momento el objeto estaba a 0,2 UA (30.000.000 km) de la Tierra, y había atravesado el plano orbital del sistema solar poco más de un mes antes, el 6 de septiembre de 2017. La trayectoria hiperbólica indicaba que el objeto no pertenecía al sistema solar, sino que venía del espacio exterior, más precisamente desde la dirección de la estrella Vega, por lo tanto era un visitante ocasional, un objeto peculiar que nunca más íbamos a volver a ver. La Unión Astronómica Internacional lo nombró con la palabra hawaiana Oumuamua, que puede traducirse como "explorador" o "primer mensajero lejano en llegar"


Foto del observatorio Pan-STARRS1, emplazado en las islas Hawaii. Fuente: Outerspace.

Las tres anomalías

En primer lugar, el descubrimiento de Oumuamua fue una gran sorpresa en el campo de la astronomía, ya que se trataba del primer objeto interestelar en ser detectado. Sin duda se trataba de un asteroide, una de las millones de rocas que deben vagar por el espacio interestelar. Sin embargo, con el paso de los días, y en la medida que se fueron analizando los datos obtenidos por diferentes observatorios, aparecieron algunas anomalías en el comportamiento de Oumuamua que obligaron a replantearse si se trataba de un asteroide o era otra cosa. Las tres anomalías en cuestión son:

1- Forma: si bien hay algo de incertidumbre respecto de la forma exacta y tamaño, todo apunta a que se trata de un objeto plano, más largo que ancho. Esta es una forma extraña para un objeto vagando por el espacio. Por lo que sabemos de asteroides y otros cuerpos menores, siempre tienen formas cuasi esféricas o, (esta es una expresión mía) de papa. Si vemos las fotos tomadas de objetos del cinturón de asteroides o de algunos asteroides que han sido visitados por sondas terrestres, no hay formas planas ni alargadas. Eso no quiere decir que no existan, pero es una característica que no se ha observado en otros cuerpos menores. ¿El tamaño? Se estima que cerca de un centenar de metros de largo por algunas decenas de metros de ancho.

2- Brillo: A pesar de su tamaño relativamente pequeño, en términos astronómicos, Oumuamua tenía un brillo diez veces mayor al de los asteroides y cometas típicos que se han estudiado en nuestro sistema solar. Su reflectancia sería consistente con una superficie metálica reluciente, algo que no se da habitualmente en la naturaleza.

3- Comportamiento: Este quizás es el punto de mayor discordia. Las otras dos anomalías se basan en la comparación contra los objetos que conocemos de nuestro sistema solar, y podrían no ser 100% concluyentes. Sin embargo, la tercera anomalía es más extraña. Cuando Oumuamua se aceleró en su camino alrededor del Sol, su trayectoria se desvió de la que cabría esperar por el efecto de la gravedad. Si bien eso pasa en los cometas, ocurre porque se produce una desgasificación (o sea, el cometa se evapora parcialmente), pero en este caso no se observó ninguna eyección de gases ni pérdida de masa del objeto, ni se alteró la velocidad de rotación, como sí ocurre en los cometas conocidos.


Representación artística que muestra a Oumuamua como un disco en forma de panqueque. Fuente: La Nación.

La hipótesis para explicar las anomalías de Oumuamua

Hay varias hipótesis en danza para explicar qué es Oumuamua, las cuales pueden resumirse en las siguientes líneas:

1- Cometa de hielo de hidrógeno puro: Esta hipótesis explicaría el comportamiento anómalo, ya que se comportaría como un cometa común y corriente, y la ausencia de gases se debe a que ninguno de los instrumentos con los que se analizó a Oumuammua tenía sensibilidad para detectar un escape de hidrógeno. También podría explicar lo del brillo. Esta teoría tiene en contra que no solo nunca se ha observado un trozo de hidrógeno sólido flotando por el espacio, sino que la probabilidad que un bloque de hidrógeno puro se haya conservado en forma estable y solida a través del espacio durante millones de años es casi nula.

2- Cometa de hielo de nitrógeno: Esta hipótesis plantea que Oumuamua habría sido expulsado de un sistema estelar joven hace cuatrocientos o quinientos millones de años gracias a una brutal colisión de un cuerpo menor contra un exoplaneta con una composición parecida a la de Plutón, o sea, con grandes glaciares de hielo de nitrógeno en su superficie. Esto explicaría la forma, brillo y comportamiento, ya que también en este caso, los instrumentos que estudiaron a Oumuamua no podían detectar la presencia de gases de nitrógeno. Que un pedazo de la superficie de un exoplutón salga disparado por un impacto no parece ser un suceso extraño, pero el problema es cuántos fragmentos de este tipo se tienen que generar en la galaxia para que uno de ellos pase por nuestro sistema solar justo durante el transcurso de nuestras cortas vidas. Para que este suceso sea probable se necesita un número descomunal de exoplutones alrededor de las estrellas más cercanas.

3- Vela solar: Esta es la hipótesis de Loeb y es la que más ruido ha generado. En pocas palabras, la explicación al enigma de Oumuamua sería que se trata de una vela solar alienígena, una artefacto artificial que viaja de estrella en estrella muy lentamente, propulsándose mediante la gravedad de las mismas y la presión de radiación de su luz durante el paso por el perihelio aprovechando el efecto Oberth. Esta explicación satisface las tres anomalías observadas, pero tiene en su contra que hay que asumir previamente la existencia de al menos una civilización tecnológicamente avanzada en la galaxia que haya enviado ese artefacto al espacio.

Representación artística de una vela solar. Fuente: CNET.

Lo raro y lo trascendente

Aplicando la lógica de la navaja de Ockham, que dice que en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable, y una buena dosis de escepticismo, la hipótesis de Loeb pareciera la primera candidata al descarte. Sin embargo, las otras dos no se quedan atrás, ya que intentan explicar el fenómeno de Oumuamua recurriendo a cosas que también son muy poco probables (y que nunca han sido observadas). Claro, se trata de explicar algo nuevo, algo que desafía lo que conocemos acerca del espacio y sus misterios. Pero, ¿por qué nos resultan más "cómodas" las primeras dos hipótesis y la tercera preferimos no tenerla en cuenta? El problema es que en todos los casos tenemos que aceptar la existencia de cosas que no sabemos si existen, pero las consecuencias son abismalmente diferentes. Si existen cuerpos de hielo de hidrógeno puro o cometas de hielo de nitrógeno producidos por un evento cataclísmico en un ignoto planeta de la galaxia entonces Oumuamua quedará como una rareza más en la estantería de cosas raras que hemos descubierto en la naturaleza. Algo raro, curioso, pero de bajo impacto científico. La hipótesis de Loeb es todo lo contrario, ya que aceptarla implica asumir una respuesta positiva a la pregunta de si estamos solos en el Universo, y eso tiene consecuencias en todos los aspectos de nuestra humanidad. Ya no podremos volver a mirar el cielo nocturno de la misma manera. En este caso, la respuesta al enigma de Oumuamua no es rara sino trascendente.

Hace relativamente poco tiempo, en términos astronómicos, hemos estado escudriñando el cielo con atención, y aún así Oumuamua casi pasa sin ser detectado. ¿Podrían haber pasado objetos similares en el pasado cerca de la órbita terrestre? Hay registros del pasaje de sombras por el disco lunar en los siglos XVIII y XIX que bien pudieron ser observaciones defectuosas, pero que también podrían haber correspondido a objetos provenientes del espacio interestelar, como Oumuamua. Fuente: Wikipedia.

Animarse a creer

¿Por qué creemos, en el ámbito científico en particular, con más facilidad complejos modelos matemáticos sobre la estructura del Cosmos y la materia misma pero nos genera tanta resistencia pensar en aceptar la existencia de vida inteligente en otros rincones del Universo? En la actualidad se trabaja arduamente, y se invierte dinero, en la investigación de teorías muy abstractas y complejas como lo son la supersimetría, las dimensiones extra, teoría de cuerdas, multiversos, etc. Esto está bien, ya que son cuestiones que están en la última frontera del conocimiento e independientemente de que se demuestren correctas o erróneas van a expandir nuestro conocimiento acerca de como funciona el Universo. Pero si nos atrevemos a explorar y gastar tiempo, dinero y recursos humanos en esos temas, ¿por qué no se le dedica una atención similar a la búsqueda de señales de vida más allá de nuestro sistema solar? ¿Será que la imaginación popular, los charlatanes, los ovnis y el cine arruinaron nuestra capacidad de creer y explorar en ese sentido? Puede ser, son factores que inducen a pensar que todo lo relativo a inteligencias extraterrestres es pura fantasía. Sin embargo, si nos animamos a preguntarnos sobre la posibilidad de vida inteligente más allá de nuestro cálido y acogedor planeta, es posible que haya que transitar un camino largo, áspero y lleno de espejismos, pero la respuesta al final de ese camino podría ser la más importante en la historia de la Humanidad... y un baño de humildad para nuestra arrogante especie (no puedo evitar recordar aquí aquello que dijo Carl Sagan acerca de aquel pálido punto azul en el espacio).

Los seres humanos hemos enviado hasta ahora cinco naves al espacio interestelar. Vagarán por la galaxia durante millones de años, si no chocan con nada en el camino. ¿Qué pasaría si uno de esos artefactos pasase cerca de un planeta habitado por seres inteligentes? ¿Cuál sería su reacción al detectar y analizar el paso de un objeto de características tan peculiares proveniente del espacio profundo? [Fuente: Twitter Jorge Zuluaga]

Conclusiones

Recomiendo leer el libro de Avi Loeb, tanto para apoyar como para refutar su hipótesis. El libro también es un interesante ensayo acerca de cómo funciona la ciencia, sobre los prejuicios que se encuentran en este mundillo peculiar, sobre los sueños y las preguntas sin responder. Más allá de lo que sea Oumuamua, se trate de una vela solar o de un raro bloque de hielo, las preguntas que nos plantea nos desafían y nos ponen en nuestro lugar, en el sentido de que nos marca nuestras limitaciones y nos obliga a tejer diversas hipótesis para entender apenas un poquito más el Universo que nos rodea.

No quiero aburrirlos con esta reseña que ha sido por demás extensa. Solo me gustaría cerrar con una frase del genial Arthur C. Clarke:

Existen dos posibilidades: o estamos solos en el Universo o no lo estamos. Ambas respuestas son igualmente aterradoras

 

Nos vemos en la próxima entrada.


La Humanidad ha estado enviando mensajes de forma involuntaria al espacio exterior desde que comenzó a transmitir radio y TV. En la figura se observa una relación entre años y algunos programas clásicos de los EE.UU. en función de la distancia (en años luz) respecto de la Tierra. Si bien este gráfico está un poco desactualizado (es de 2008/2009), solo es necesario desplazar todo unos 10-12 años luz. Si queremos hacer una analogía con el contexto nacional, podríamos decir que en Altair y 40 Eridani se enteraron de la caída del gobierno de la Alianza hace un par de años, en Pollux están descubriendo que significa la palabra "hiperinflación", en Zeta Reticulli están viendo las imágenes de la guerra de Malvinas y en Aldebaran están llegando las noticias del derrocamiento de J.D. Perón. Fuente: Abstruse Goose.

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