Antártida x3: una tragedia, un enigma y un extraño personaje

La nota de hoy condensa brevemente tres historias diferentes, pero que se desarrollan espacialmente en el mismo lugar. Me refiero a la isla Nelson, una de las tantas que componen el archipiélago de las Shetland del Sur, en el Sector Antártico Argentino, caracterizadas por su áspera, brutal y cautivante belleza. Así que les recomiendo más abrigo, que aumenten la potencia del calefactor y que se animen a salir afuera, a buscar historias en el continente blanco.

Recorte del mapa del sector de la bahía Guardia Nacional, en el archipiélago de las Shetland del Sur, publicado por el Servicio de Hidrografía Naval del Ministerio de Marina (1960). En el sector de abajo a la izquierda se aprecia parte de la isla Nelson, donde se desarrollan las siguientes historias. Fuente: University of Wisconsin.

1º historia: un accidente trágico

La tarde del martes 31 de diciembre de 1985 ocurrió un trágico accidente en esta isla, cuando un bimotor Cessna Titan 404, matrícula CC-CHX, de la empresa Aeropetrel Austral S.A., se estrelló allí a causa del mal tiempo, matando a todos sus ocupantes. Las víctimas fueron ocho turistas estadounidenses y dos tripulantes chilenos, quienes se encontraban sobrevolando la zona como parte de una excursión turística de dos días que incluía alojamiento en la base de la Fuerza Aérea chilena, visitas a colonias de pingüinos y lobos marinos; además de un sobrevuelo al Cabo de Hornos.

Fotografía de la infortunada aeronave chilena aparecida en la prensa del país vecino en el día posterior al accidente. Fuente: El Observador Aeronáutico.


Según informaron oficiales de la Fuerza Aérea chilena, el avión había despegado originalmente el lunes 30 y volado hasta el Cabo de Hornos, pero se vio obligado a regresar debido a los fuertes vientos. Las condiciones meteorológicas empeoraron el martes, después de que el avión despegó por segunda vez y se arriesgó a cruzar el Paso de Drake, con nubes bajas y fuertes vientos. Debido a las pésimas condiciones climáticas, al llegar a la pista de la base Teniente Marsh debió abortar el descenso y se dirigió a la base argentina Marambio. Allí tampoco pudo descender, por lo que el piloto decidió volver a la base chilena, donde intentó una aproximación visual en las condiciones imperantes. Sin embargo, en el descenso el avión se estrelló contra la ladera de una montaña en la isla Nelson, a menos de 10 km de la base chilena, falleciendo los 8 turistas estadounidenses a bordo, más el mecánico Armando Soto San Martín y el piloto Iván Martínez Díaz, ambos chilenos. El análisis posterior de la caja negra del avión, recuperada en el lugar del accidente, indicó que la causa del desastre fue la falta de visibilidad. Los helicópteros de la Fuerza Aérea chilena recuperaron los restos de los infortunados viajeros del lugar del accidente, desde donde fueron repatriados al continente y luego a sus lugares de origen.

Algunos de los restos del avión estrellado en la isla Nelson, tal como se los podía ver en el año 2022. Fotografías gentileza de Hugo Donato.


Hoy en día quedan muy pocos restos en el lugar del accidente. La naturaleza, que en ese lugar es particularmente severa, ha ido diluyendo los rastros del accidente, aunque todavía se los puede encontrar entre las piedras, como mudos testigos de la excursión turística que terminó en tragedia.

Más restos del avión estrellado en la isla Nelson, tal como se los podía ver en el año 2022. Fotografías gentileza de Hugo Donato.


Recorte del diario mexicano El Informador, del viernes 3 de enero de 1986, donde se informa del hallazgo de la caja negra del avión.


2º historia: un enigma abandonado en la costa

En esa misma isla, y no muy lejos de donde se encuentran desperdigados los restos del avión, hay otros restos de los que nada se sabe y que dan lugar a la imaginación. Se trata de una estructura con forma de poliedro regular, casi un paralelepípedo, como si fuera una especie de tanque o depósito. Tiene una abertura por uno de los lados y está enterrado hasta la mitad, suponiendo que es simétrico. Se notan algunos partes carcomidas, como si tuviera grietas en la estructura, y no mucho más. Según comentarios de algunos de los miembros de la base argentina Carlini, no sabían de donde había salido ni qué era, aunque decían que era como un rústico submarino. Dudo mucho que se haya tratado de un sumergible, esa cosa no parece poder sumergirse ni en una pileta. Pero entonces... ¿qué es? ¿restos de un naufragio o alguna base? ¿algún tipo de depósito abandonado? Son bienvenidos los comentarios y aportes al respecto. El lugar aproximado donde se encuentra se puede ver en este enlace.

La curiosa estructura abandonada en la orilla de una bahía de la isla Nelson. Fotografía gentileza de Hugo Donato.

Otra vista de la estructura abandonada en la orilla de una bahía de la isla Nelson. Fotografía gentileza de Hugo Donato.

Otro ángulo desde donde se vé la estructura abandonada en la orilla de una bahía de la isla Nelson. Al fondo se alcanza a ver la base de la montaña contra la que impactó el avión chileno de la historia anterior. Fotografía gentileza de Hugo Donato.


3º historia: un extraño personaje

A casi 10 km del lugar donde se desarrollan las dos historias anteriores se encuentra la tercera historia, que gira en torno a un curioso personaje de nombre Jaroslav Pavlicek y la primera estación polar sin nacionalidad en territorio antártico: la Eco Nelson.

En esta imagen satelital se puede ver la isla Nelson (abajo) y la isla 25 de Mayo (arriba). Sobre la isla Nelson se distingue un punto específico señalado como Eco Nelson, la extravagante base del checo Pavlicek. Fuente: Google Maps.


Jaroslav Pavlicek nació en 1943, en la antigua Checoslovaquia. Huyó de allí luego de que los tanques rusos aplastaran la Primavera de Praga en 1968, y se fue a trabajar como porteador a los montes Tatras, en la frontera con Polonia. Esta experiencia le abrió los ojos al mundo de la aventura y la naturaleza, llevándolo a especializarse en alpinismo y en técnicas de supervivencia en ambientes extremos. Durante la década de 1980 fue parte de la expedición polaca que alcanzó por primera vez la cima del Monte Everest y atravesó Groenlandia en 41 días con dos amigos. A fines de esa década, en 1988, llegó a la Antártida y se enamoró perdidamente del paisaje y la desolación. Al año siguiente construiría allí la estación polar Eco Nelson, que algunos consideran la primera iniciativa privada en el territorio antártico, y la última hasta el momento, ya que Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente de 1991 restringe la instalación de cualquier privado por su cuenta, pero no afectó a Pavlicek porque se había instalado dos años antes. [Aclaración: Existió una estación ballenera privada a principios del siglo XX en la isla Decepción, y también hay algunas pistas de aterrizaje que son explotadas turísticamente, así que lo de "primera y última iniciativa" es discutible].


Aspecto de la base Eco Nelson tal como se podía ver en la web original. La web de la estación no se encuentra en línea actualmente, pero puede accederse a través de Archive.org, que ha conservado una captura de la misma.


La base se erigió en una playa donde no se forma hielo y las temperaturas oscilan entre -11 ºC y 3 ºC. La base estaba equipada con colchones rellenos de paja, una estufa a leña y solo algunos libros. Desde el primer día su objetivo fue causar el menor impacto posible, por lo que estaba prohibido cualquier sustancia química como detergente, jabón, champú o pasta de dientes. Cada voluntario podía traer solo ocho kilos de objetos personales y tras su estancia debía llevarse todos sus residuos. La estancia mínima era de 45 días y la máxima de un año. Los costes de desplazamiento, de hasta 5000 euros, corrían a cargo de los voluntarios, mientras que el alojamiento y la comida eran gratis. No se sabe con exactitud a cuántas personas recibió, pero por la base pasaron desde niños de siete años o más junto a sus padres.
 

REGLAS BÁSICAS PARA SOBREVIVIR
No sirven como solución universal para todo, sino más bien como instrucción de lo que hay que hacer:
1) Cuando se produzca un cambio negativo de las condiciones no pierda la cabeza y la voluntad de sobrevivir.
2) Ten siempre a mano una bolsa con material de seguridad.
3) Primero ocúpate de tu seguridad, luego del calor, del agua y después del resto.
4) Mantente ocupado, ayuda a los demás.
5) Afronta los problemas a tiempo y ten siempre una solución de reserva.
6) Mantén la disciplina.
7) Si haces una parada, ponte algo inmediatamente.
8) Bebe mucho.
9) No hables demasiado.
10) Ten miedo, sujétate a la cuerda a tiempo.

(Decálogo de supervivencia de Pavlicek, publicado en la web de la estación Eco Nelson)


Pavlicek realizó más de 30 viajes a la Antártida, donde permanecía algunos meses al año. Tanto para llegar como para conseguir provisiones, acudía a la solidaridad de los habitantes de las bases en la vecina isla 25 de Mayo (también conocida como isla Rey Jorge), así como de los cruceros privados que llevan turistas a la zona. Hoy en día el lugar se encuentra abandonado y posiblemente desmantelado. Digo posiblemente porque no logré verificarlo con certeza, pero ya en 2015 y 2016 hubo inspecciones en el lugar y se llegó a la conclusión de que era necesario removerla.

Conclusiones

La Antártida, el sexto continente, es una tierra que se resiste a ser completamente dominada, donde el hombre lucha una batalla cotidiana para permanecer. Su clima y geografía extremas, y el hecho de que el hombre llegó relativamente tarde, en términos históricos, la han preservado de la depredación y explotación que ha sufrido el resto del planeta. El Tratado Antártico ha evitado que se desate una guerra en torno al lugar, aunque eso no quita que todos los firmantes dejen de reclamar soberanía sobre cada rincón del continente. Gracias a eso hoy en día el continente antártico es una región de paz donde, todavía, prevalece lo mejor de la Humanidad y su ciencia, aunque no dejan de aparecer amenazas de todo tipo. En ese contexto, todos los lugares de su blanca extensión por donde estuvo el hombre guardan historias increíbles de hazañas, tragedias y descubrimientos. Este breve nota de hoy cuenta apenas solo tres de ellas, y muy resumidamente. Quiero aprovechar a agradecer a mi hermano, Hugo Donato, quien fue el que físicamente estuvo allí en 2022 y me hizo llegar la mayoría de las fotos que ilustran esta nota. Gracias hermano, esta nota no hubiera existido si no te hubieses aventurado en las frías tierras australes. Ahora sí, me dejo de vueltas y me despido hasta la próxima nota, gracias por leer.

Comentarios