Perseverance, corriendo el velo de lo desconocido

Me escapo un poco, apenas unos párrafos, de las historias patagónicas que tanto me apasionan. Desde pequeño, recuerdo haber mirado el cielo nocturno con fascinación y preguntarme que es lo que había más allá de nuestro hogar común, el planeta Tierra. Leía con fascinación todo lo que llegaba a mis manos que tratase sobre nuestro sistema solar, las estrellas, nebulosas, galaxias y demás objetos del espacio. La cobertura mediática, de la televisión y la prensa escrita, sobre temas espaciales, no era abundante, así que hasta la referencia más pequeña despertaba interés en mi. Los libros de la editorial española Plesa, la revista Anteojito, algún diario El Chubut con una breve nota en la sección internacionales, fueron los primeros escalones. Luego seguirían las revistas Muy interesante y Conocer y Saber (luego Conozca Más) y después llegaría Internet y la información se multiplicaría por un millón. La astronomía/astronáutica siempre llamó mi atención, a pesar de que no me dediqué profesionalmente a nada de eso. En fin, voy a redondear porque si no me mareo. A lo que quería llegar es que hoy no puedo evitar dedicarle unas líneas a este increíble logro de la Humanidad, el arribo del rover Perseverance al planeta Marte.

Esta es la primera imagen en color de alta resolución enviada por una de las cámaras emplazadas en la parte inferior del Perseverance después de aterrizar el 18 de febrero de 2021. Fuente: NASA.


Hay centenas de portales y blogs especializados que están cubriendo esta noticia, así que no voy a repetir como un loro lo que otros ya han comunicado (y de mucha mejor manera). ¿Para qué otra misión más a Marte? Perseverance es muy diferente a las otras anteriores, excepto quizás a Curiosity, con quien comparte una plataforma similar (pero con nuevos instrumentos y algunas mejoras de diseño). Este nuevo rover está preparado para estudiar la geología del suelo marciano y buscar las posibles huellas dejadas por formas de vida simple, si las hubo, hace millones de años. No estamos hablando de huesos ni nada compleja, sino simplemente de fósiles que muestren que hubo vida bacteriana o microbios en un lejano pasado donde Marte tenía agua líquida en su superficie. Para ello, a diferencia de todas las misiones anteriores, donde el aterrizaje se hizo en extensas planicies, en este caso el aterrizaje fue en un cráter, el cráter Jezero, donde se encuentran rastros geológicos de lo que fue un antiguo delta de un río. Si hay que buscar huellas de vida, los investigadores creen que lo mejor es hacerlo en un lugar donde el primitivo río marciano depositaba sedimentos y arrastraba material proveniente de otros lados.

Una fotografía de los instantes finales del aterrizaje, cuando el rover estaba a dos metros del suelo marciano. Fuente: NASA.


Perseverance es una impresionante joya de la ingeniería, y los resultados que obtenga prometen ser espectaculares. Si llega a encontrar una prueba fehaciente de la existencia de vida primitiva en el planeta rojo se producirá una revolución en todo lo que conocemos acerca de la vida. Si, por el contrario, no halla esas pruebas, sin duda descubrirá otras cosas en el camino que nos permitirán entender mejor que fue lo que pasó, o pasa, en Marte. Como cereza del postre, el rover lleva el primer drone que realizará un vuelo controlado en otra atmósfera que no sea la terrestre: Ingenuity (Aclaración, no estoy contando las sondas Vega de la URSS, que volaron por la atmósfera venusina, ya que se tratada de globos y no había ningún control en el vuelo). Ingenuity permitirá ver el terreno en altura, detectando zonas de interés y ayudando a trazar la ruta a Perseverance.

Ruta prevista del rover Perseverance desde la zona de aterrizaje en el cráter Jezero (abajo), hasta la desembocadura del antiguo río (arriba), pasando por toda la zona del primitivo delta que se desarrolla más o menos al centro de la foto. Fuente: Everyday Astronaut.


¿Por qué Marte? ¿Por qué el espacio? Voy a autoplagiarme y recordar algo que escribí hace varios años en este mismo blog:

En cierta manera, la humanidad, al lanzarse a explorar nuestro vecindario cósmico, está reproduciendo las hazañas de los exploradores de antaño, de Marco Polo, de Colón, de Magallanes, y otros tantos, que con medios precarios salieron a correr la frontera del mundo conocido. A fin de cuentas, como dijo el físico ruso Konstantín Tsiolkovski, "La Tierra es la cuna de la humanidad, pero la Humanidad no puede vivir para siempre en su cuna".

Pienso en esta hazaña, en llegar hasta Marte con complejos laboratorios robotizados, y estoy asombrado. En este momento hay diez naves y rovers de diferentes naciones que están recorriendo el planeta rojo, desde la superficie o desde la órbita, ayudando a entender cada día un poco más sobre nuestro vecindario cósmico, sobre esta porción del Universo donde se ha desarrollado nuestra civilización, nuestra historia y cultura.

Primera imagen de Marte obtenida por una de las cámaras delanteras de Perseverance. La foto se ve con baja calidad porque la cámara aún tiene la cubierta protectora puesta. Fuente: Eureka.


Por un momento, solo por un instante, recordé aquellos viajes a Telsen que hacíamos con mi familia cuando yo tenía 9 o 10 años. Recuerdo esas noches despejadas donde la Vía Láctea aparecía con todo su esplendor, millones de estrellas atravesando la bóveda oscura de la noche. Confieso que esa visión me asombraba y aterraba a la vez. ¿Cuántos secretos se escondían detrás de aquellas luces temblorosas? Quizás nunca lo sepamos, pero lo que sí es seguro es que a partir de hoy la frontera del conocimiento se va a correr, quizás un poquito nomás, pero para delante, siempre hacia adelante.

Hasta la próxima entrada.

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