Balleneros norteamericanos del siglo XIX en el Atlántico Sur

Voy a inaugurar el ciclo de publicaciones de 2022 con una nota corta basada en un mapa que hallé hace tiempo en una de mis búsquedas en repositorios digitales, y que tiene relación con la Patagonia ya que trata sobre uno de los animales más fascinantes que se puede encontrar en el mar: las ballenas. Si bien hoy en día vemos a las ballenas como una especie que debe ser protegida y a la vez como un recurso que se explota en forma turística, a través de los avistajes, la realidad es que esto es así desde hace relativamente poco tiempo. En el pasado, las ballenas eran consideradas de un modo diferente, y eran objeto de una intensa cacería en todos los mares del mundo, incluyendo el océano Atlántico Sur. Por caza de ballenas se entiende el proceso de obtención de recursos a partir de cetáceos en general, entre los cuales se hallan las diferentes especies de ballenas (familia Balaenidae).

Antiguo dibujo que recrea una escena típica de los mares del siglo XIX, donde botes balleneros acosan a una ballena con arpones. Fuente: Desde SDR.

 

La caza de ballenas no es un invento moderno, sino que hay registros que se remontan casi hasta el 3000 A.C. La caza industrializada recién comenzó en el siglo XVII y para principios del siglo XX se superó el límite sostenible, causando el descenso en las poblaciones de estos animales, debido al uso de la tecnología y el aumento en la demanda de recursos. Diversas especies de ballenas fueron llevadas al límite de la extinción, por lo que en 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) prohibió la caza comercial, con el fin de permitir que las poblaciones de cetáceos puedan recuperarse. Un ejemplo bien patagónico, en especial para aquellos que somos de Puerto Madryn, es el de la ballena franca austral, cuya población se había reducido dramáticamente, amenazando la supervivencia de la especie.

La cuestión es que, hace dos o tres años, hallé un muy interesante mapa que conecta estos temas, ya que se trata del derrotero o ruta seguida por un par de barcos balleneros norteamericanos entre los años 1879 y 1892. Si bien en el título del mapa se hace mención al ballenero Swallow, en las inscripciones del mismo aparece representada la ruta de otro ballenero, el James Arnold, en febrero de 1883. También el título del mapa hace referencia a un periodo de cuatro meses, pero se encuentra referencias en las rutas y lugares de cacería que corresponden a un periodo de tiempo mucho mayor. El original del mapa se halla en el New Bedford Whaling Museum y tiene un tamaño de 76 x 81 cm (recomiendo verlo en la página del museo de New Bedford y hacer zoom para apreciar los detalles).

Fotografía de la barca Swallow. Fuente: Biblioteca de New Bedford


Copia del mapa de viaje de los balleneros Swallow y James Arnold, en un lapso de tiempo que va desde 1879 a 1892. Fuente: New Bedford Whaling Museum.


En el mapa se aprecia que el recorrido de estos barcos balleneros estuvo concentrado frente a las costas de la provincia de Buenos Aires y, en menor medida, frente a las costas de Brasil. Si ampliamos un poco la parte inferior del mapa, podemos ver que cazaron algunas ballenas casi a la altura de Viedma - Carmen de Patagones e incluso que navegaron más al sur. Desafortunadamente el mapa se corta abruptamente apenas por debajo de lo que hoy es Viedma, pero se ven las trazas del recorrido de los balleneros (remarcadas en azul) que se internan en la parte más austral de la Patagonia. Quizás nunca sepamos hasta donde llegaron, pero no sería de extrañar que hayan llegado hasta las inmediaciones de la Península Valdés.

Vista ampliada del mapa donde se resalta el contorno de la provincia de Buenos Aires y los trazos de las rutas de los balleneros que se internaban en aguas patagónicas.

Cuando digo que no es de extrañar que estos barcos hayan merodeado la Península Valdés lo digo porque hay pruebas de la presencia de barcos balleneros y loberos en la zona durante el siglo XIX. Sin ir más lejos, es muy posible que el pecio que se halla en las inmediaciones de Punta Cuevas, en Puerto Madryn, se trate de uno de estos barcos. La evidencia apunta a que se trata de un barco a vela de entre 300 y 500 toneladas construido en el siglo XIX, probablemente en Norteamérica, y dedicado a la caza y procesamiento de cetáceos. Incluso se ha aventurado que podría tratarse del Dolphin, un ballenero estadounidense que naufragó en esta parte de la costa en 1859. Era un velero de tres palos y 325 toneladas construido en Warren, Rhode Island. Los náufragos fueron rescatados por el marino argentino Luis Piedra Buena, quien los condujo hasta Carmen de Patagones. 

Es muy posible que los restos del barco que se hallan en la zona de Punta Cuevas, en Puerto Madryn, correspondan a un ballenero, el Dolphin, que naufragó en el Golfo Nuevo en 1859.

En la web del museo ballenero de New Bedford se pueden hallar numerosos libros de navegación de estos barcos balleneros, donde se puede verificar su derrotero y los resultados de la cacería. No se encuentra entre ellos el del ballenero Swallow, ni tampoco el del James Arnold correspondiente a esos años. Sin embargo, en el repositorio de Archive.org se puede consultar el libro de navegación del ballenero James Arnold, comandado por John S. Reynolds durante su viaje del 21/enero/1892 al 6/octubre/1894. El documento es extenso y está redactado en letra cursiva, en inglés, por lo que su lectura es trabajosa. Se los dejo como curiosidad para el que tenga ganas de rastrear con más detalle si este ballenero estuvo en las costas patagónicas. En los registros del museo de New Bedford también se pueden hallar algunos mapas modernos elaborados con la información extraída de estos libros de navegación, en los cuales figuran los balleneros Milwood y el George and Susan, ambos cazando en aguas patagónicas entre 1818 y 1820.


Fotografía del James Arnold. Fuente: Biblioteca de New Bedford


Mapa que refleja las capturas de ballenas francas entre 1785 y 1913. Para tener noción de la magnitud de la matanza, hay que tener en cuenta que cada punto representa unas 8415 ballenas (recomiendo ampliar el mapa para verlo con más detalle). Fuente: Whaling History.


Por suerte han quedado atrás esos años de cacería intensa y, si bien hay algunos países que aún cazan a estos pacíficos cetáceos, la realidad es que las especies más amenazadas están recuperándose de manera progresiva. Prueba de ello son los avistajes que todos los años se pueden hacer desde diferentes puntos del Golfo Nuevo, donde las ballenas francas vienen a tener sus crías y aparearse todos los años. El mapa que aquí les compartí es una reliquia, una muestra de un pasado que esperemos no vuelva a repetirse.

Hoy en día podemos apreciar a las ballenas francas en el Golfo Nuevo, disparando el obturador de una cámara en lugar de lanzar un arpón.


Como de costumbre, gracias por leer y por seguir el blog. Nos vemos en la próxima entrada.

Comentarios

  1. Siempre me sorprendió el hecho que los galeses de 1865, llegando a Golfo Nuevo en plena época de ballenas, no hayan reportado ninguna. No es que no las mencionen, ya que sí lo hacen en medio del Atlántico, pero no aquí. Seguramente en esos años, las ballenas eran muchas menos y estaban tan perseguidas que ni se metían en el "callejón sin salida" que significa el Golfo.

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    1. Gracias por tu comentario Fernando. Es cierto lo que decís, posiblemente en aquella época las ballenas habían sido fuertemente depredadas en la zona. Si te fijas el mapa de Whaling History que está más arriba, que abarca el períodod de 1785 a 1913, y haces zoom, vas a notar que se señalan muchas cacerías en el golfo Son Jorge, pero no se marca nada en los alrededores de la Península Valdés, lo cual también es muy llamativo. Saludos

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