El Folias

Siguiendo con el repaso de los naufragios en las inmediaciones de Puerto Madryn, voy a dedicarle un breve espacio a uno que se encuentra a unos diez kilómetros de la ciudad, en Playa Paraná. Esta playa se caracteriza por estar compuesta de canto rodado y por tener una pendiente bastante más abrupta que las que tienen las playas vecinas, como Cerro Avanzado, Playa Kaiser, El Doradillo, o la misma playa céntrica de Puerto Madryn. Allí suele ir la gente a pescar, y de tanto en tanto se realizan competencias de pesca en el lugar. Al llegar a la playa, nada más salir de la curva que baja desde la barda, llama la atención algo que sobresale del agua en mayor o menor medida, según la altura de la marea. Se trata de los restos del Folias, que se encuentran en ese lugar desde hace unos treinta años.


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El Folias era un barco pesquero de bandera argentina de la empresa Pérez Companc, construido en el año 1967 por la empresa Astilleros y Construcciones S.A., de Vigo, España. Sus dimensiones eran: 71,81 metros de eslora (longitud), 11,94 metros de manga (ancho) y 7,60 metros de puntal (altura), con un desplazamiento de 1.360 toneladas. Según cuenta Francisco "Pancho" Sanabra en su libro "Naufragios y algo más", el Folias se incendió en alta mar a finales de diciembre de 1980 y fue remolcado a Puerto Madryn por el pesquero Lapataia. La prefectura le prohibió el acceso al muelle Alte. Storni por razones de seguridad, por lo que el barco quedó al garete, y el viento no tardó en hacerlo encallar en Playa Paraná. La marea siguiente subió mucho y, como no se tomó ninguna medida de contención, el barco volvió al mar. Como se había llenado de agua, el Folias se escoró y terminó hundiéndose a menos de doscientos metros de la costa. En el naufragio no hubo que lamentar víctimas, solo la pérdida de la embarcación.

Vista del Folias - Playa Paraná (Enero 2011).

En la actualidad el barco luce bastante deteriorado. Las fotos que muestro aquí las saqué en enero de este año, y se puede apreciar como se ha abierto una brecha entre la proa y el resto del barco. En mi memoria tengo el vago recuerdo de haber visto el barco recién hundido (tendría unos seis años), con los colores rojo y blanco que lo caracterizaban. Con el paso de los años, y las sucesivas visitas a Playa Paraná, pude apreciar como los colores se iban apagando y el herrumbre ganaba su lugar en aquel barco inmóvil. Recuerdo que, durante algunos atardeceres, cuando volvíamos de pasar el día en Cerro Avanzado, la marea, el viento o la iluminación, provocaban un efecto en el agua que daba la sensación de que el barco se movía, que estaba virando lentamente. Pro supuesto que nuca se movió, pero en mi imaginación infantil siempre me pareció que el Folias iba a salir de su tumba acuática y que iba a emprender un viaje mar adentro, un viaje sin retorno. Por eso no le despegaba el ojo durante todo el trayecto del camino por Playa Paraná.

Vista del Folias, detalle de la proa (Enero 2011).

Vista del Folias, detalle de la popa (Enero 2011).

Los años han pasado, y el Folias se está desgranando de a poco, emprendiendo un lento viaje hacia el olvido y la historia. Si puedo conseguir alguna de aquellas viejas fotos familiares donde se lo ve cuando estaba más entero, escribiré una nueva entrada para comparar el pasado y el presente. Por ahora les dejo estas fotos y esta historia, a modo de un somero repaso por otro de los tanto naufragios que se encuentran en las costas de la Bahía Sin Fondo. Hasta la próxima.

Vista del Folias, viniendo desde Cerro Avanzado (Enero 2011).