Visto y Leído: el lento declive de Las Plumas y El Mirasol

Hace varios días que tengo descuidado el blog. Entre el trabajo y la casa, con un inoportuno resfrío acompañado de fiebre de por medio, no he tenido tiempo para seguir escribiendo y mucho menos investigando. Sin embargo no quería dejar de compartir dos notas que leí hace un par de días en el diario La Nación. Se trata de las dos primeras entregas de una serie de notas sobre los pueblos que están desapareciendo lentamente en nuestro país. Me sorprendí, a mi pesar, con que los dos lugares que muestran la caída poblacional más importante (20%) están en Chubut. Se trata de las localidades de Las Plumas y El Mirasol, los únicos núcleos poblacionales en el departamentos Mártires. También aparecen Telsen y Gastre, en situaciones no tan comprometidas (8$ y 5%), pero también marcando una preocupante tendencia en la región centro-norte de nuestra provincia. Se barajan muchas explicaciones, que van desde la sequía y las cenizas, que afectaron seriamente a los campos, hasta la falta de oportunidades laborales en otro ámbito que no sea el del campo.

Las Plumas y El Mirasol, provincia de Chubut (Gentileza: La Nación)

El nacimiento y muerte de pueblos es algo que podría decirse normal, y que no será la primera ni la última vez que ocurrirá. En Chubut ha ocurrido antes, basta con buscar en el mapa lugares como Puerto Lobos, Cañadón Lagarto, o Cabo Raso para poder verificarlo. Pero esos eran otros tiempos, y sería una verdadera lástima que no se hiciese algo por evitarlo en esta oportunidad. Por ahí se dice que la minería sería una alternativa, una posibilidad para resucitar estos pueblos y darles un sustento a largo plazo. El tema de la minería es una asunto espinoso, sobre el que las aguas están muy divididas. Como viene ocurriendo cada vez más a menudo en Argentina, todos los temas se polarizan entre los que lo apoyan a ultranza y quienes se oponen a rajatabla, no cejando mucho espacio entre medio para buscar soluciones que satisfagan a unos y otros. En mi opinión, una más del montón, creo que la megaminería no es buena, y que tras una serie de mejoras iniciales vienen una serie de perjuicios a largo plazo. Además, las empresas explotadoras suelen ser extranjeras, por lo que la mayor parte de las riquezas terminan fuera del país, y pero aún, de la región donde se realizó al extracción. Pero, por otro lado, creo que oponernos a la minería así porque sí es una postura anacrónica. Hoy en día, inmersos en un mundo cada vez más tecnológico, no podemos prescindir de los minerales. Cuando digo tecnológico no me refiero a hacer consolas de videojuegos más potentes, me refiero a una enorme cantidad de artefactos tecnológicos que han mejorado nuestra calidad de vida, desde instrumental médico hasta equipamiento de comunicaciones, transportes, etc. Hay una cierta necedad en negarnos a explotar esos recursos que podrían dar trabajo y bienestar al país en el conjunto (siempre y cuando no caigamos en la tentación de exportarlos así nomas, en bruto, y sin valor agregado). No me refiero a volar glaciares, eso es una locura, me refiero a explotar racionalmente los recursos que están bajo el suelo, esperando a ser sacados. Quizás mediante cooperativas, o empresas mixtas con participación estatal, se podría hacer una explotación con un trasfondo más social.

Bueno, el tema da para mucho más. Espero que se pueda encontrar algún tipo de solución para estas dos pequeñas comunidades de nuestro interior chubutense, y que las podamos seguir visitando muchos años más.

¡Hasta la próxima!

Nota del 20/Diciembre/2012: En la página web de La Nación publicaron un documental basado en las dos notas citadas. Aquí pueden verlo:




Nota del 22/Abril/2013: Hoy salió publicado en el diario La Nación, una interesante aplicación que permite comparar datos de los censos 2001 y 2010 en forma interactiva. Si te gustan las estadísticas, vale la pena darle un vistazo. Hasta la próxima.

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