Creo que ya lo he dicho en otras oportunidades, pero me temo que voy a repetirlo (soy muy terco). No soy un especialista en libros, ni soy crítico de libros, pero de tanto en tanto me gusta dar mi opinión sobre algunos de los libros que leo. Por un lado lo hago como una especie de resumen o cierre del proceso de lectura, pero también para que pueda servir de referencia a otros futuros lectores. Así fue como a través de otro blog llegué a descubrir la novela Bestias Afuera, que me gustó mucho y que posiblemente no hubiese ni considerado de no haber leído una reseña de confianza. El libro al que hoy me refiero también tiene una particularidad adicional. Hace unos días, me contactó Cristian Perfumo, un informático oriundo de Puerto Deseado que se ha metido en el mundo de la escritura. Me preguntó, muy cordialmente, si yo podía leer su nueva novela para escribir una reseña en mi blog. Este pedido me sorprendió gratamente, ya que no suelo recibir solicitudes de este tipo, por lo que decidí aceptar. En primer lugar estuve leyendo un poco sobre la vida del autor, con quien comparto algunas singulares coincidencias: nacido y criado en el sur (él en Deseado, yo en Madryn), fue a la universidad en Comodoro Rivadavia (él informático, yo ingeniero), vivió en España (él en Barcelona, yo en Alcalá de Henares). En cuanto a la temática de sus dos novelas, ambas me parecieron muy interesantes. La entrada de hoy está dedicada a la segunda de ellas, titulada "Dónde enterré a Fabiana Orquera"
Cristian Perfumo confiesa en su página web que empezó su segunda novela con una idea que tenía en mente desde hacía mucho tiempo: lo fácil que es deshacerse de un cuerpo en la Patagonia, donde hay cientos de kilómetros de estepa entre un pueblo y el siguiente. La verdad que esa es una idea que también me ha inquietado en más de una ocasión en la que tuve que recorrer un par de centenas de kilómetros por la meseta. No me extrañaría que algunos casos de desaparición de personas tenga su respuesta en algún paraje recóndito de la Patagonia. Pero bueno, yendo a la novela en sí, me gustó mucho. La premisa de la que parte la historia es muy atrayente: un crimen no resuelto en tres décadas, una confesión inesperada, una serie de enigmas. Todo esto, para mejor, ambientado en un rincón de la Patagonia donde no falta la meseta, la soledad, los caminos de ripio. La acción se desarrolla entre Puerto Deseado, la estancia Las Maras, y Cabo Blanco, y a lo largo del relato el autor utiliza lugares y hechos reales para darle más realismo a lo que está contando. La trama principal, compuesta de una sucesión de enigmas e investigaciones, y las subtramas con historias familiares, está muy bien lograda, manteniendo la atención en alto durante todo el desarrollo. El libro se divide en 67 capítulos cortos, organizados de manera tal que cuesta cortar la lectura, porque siempre se puede leer uno más antes de dormir.
Finalmente, la única pregunta que importa es ¿dónde está enterrada Fabiana Orquera? Pues les recomiendo que lo descubran por su cuenta. En la inmensidad de la Patagonia hay demasiados escondites que son muy buenos para hacer desaparecer un cuerpo, y Cristian Perfumo encontró uno de los mejores. Que disfruten de la lectura, nos vemos en la próxima entrada.
Sinopsis
Verano de 1983: En una casa de campo de la Patagonia, a quince kilómetros del vecino más próximo, uno de los candidatos a intendente de Puerto Deseado despierta tirado en el suelo. No tiene ni un rasguño, pero su pecho está empapado en sangre y junto a él hay un cuchillo. Desesperado, se levanta y busca a su amante por toda la casa. Viajaron allí para pasar un fin de semana juntos sin tener que esconderse de los ojos del pueblo. Todavía no sabe que ya nunca volverá a verla. Ni que la sangre que le moja el pecho tampoco es de ella.
Hoy: Nahuel ha pasado casi todos los veranos de su vida en esa casa. Por casualidad, un día encuentra una vieja carta cuyo autor anónimo confiesa haber matado a la amante del candidato. El asesino deja planteada una serie de enigmas que, de ser resueltos, prometen revelar su identidad y la ubicación del cuerpo. Entusiasmado, Nahuel comienza a descifrar las pistas pero pronto descubre que, incluso después de treinta años, hay quienes prefieren que nunca se sepa la verdad sobre uno de los misterios más intrincados de aquella inhóspita parte del mundo.
¿Qué pasó con Fabiana Orquera?
Cristian Perfumo confiesa en su página web que empezó su segunda novela con una idea que tenía en mente desde hacía mucho tiempo: lo fácil que es deshacerse de un cuerpo en la Patagonia, donde hay cientos de kilómetros de estepa entre un pueblo y el siguiente. La verdad que esa es una idea que también me ha inquietado en más de una ocasión en la que tuve que recorrer un par de centenas de kilómetros por la meseta. No me extrañaría que algunos casos de desaparición de personas tenga su respuesta en algún paraje recóndito de la Patagonia. Pero bueno, yendo a la novela en sí, me gustó mucho. La premisa de la que parte la historia es muy atrayente: un crimen no resuelto en tres décadas, una confesión inesperada, una serie de enigmas. Todo esto, para mejor, ambientado en un rincón de la Patagonia donde no falta la meseta, la soledad, los caminos de ripio. La acción se desarrolla entre Puerto Deseado, la estancia Las Maras, y Cabo Blanco, y a lo largo del relato el autor utiliza lugares y hechos reales para darle más realismo a lo que está contando. La trama principal, compuesta de una sucesión de enigmas e investigaciones, y las subtramas con historias familiares, está muy bien lograda, manteniendo la atención en alto durante todo el desarrollo. El libro se divide en 67 capítulos cortos, organizados de manera tal que cuesta cortar la lectura, porque siempre se puede leer uno más antes de dormir.
Finalmente, la única pregunta que importa es ¿dónde está enterrada Fabiana Orquera? Pues les recomiendo que lo descubran por su cuenta. En la inmensidad de la Patagonia hay demasiados escondites que son muy buenos para hacer desaparecer un cuerpo, y Cristian Perfumo encontró uno de los mejores. Que disfruten de la lectura, nos vemos en la próxima entrada.
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