Cansado, pero no ausente

Sí, estoy cansado. El último trimestre suele ser agobiante, pero éste en particular supera a todos los previos. El trabajo me ha superado por varios cuerpos y voy desactivando bombas a contrarreloj. Pero eso no significa que esté ausente. En mis escasos huecos de tiempo libre reviso el blog, contesto algún ocasional comentario, repaso el par de decenas de artículos en diverso grado de elaboración que tengo... pero bueno, no me da la cabeza para ponerme a escribir. Espero dedicarme a eso a mediados de diciembre, o si no directamente en enero. Sin embargo, no puedo con mi genio y sigo recopilando más material para el blog: más naufragios, más historias de la Patagonia, más curiosidades... cosas que se suman a las ya pendientes, y para las que espero encontrar el tiempo necesario.

Estuve dudando sobre escribir esta entrada, con poca elaboración e investigación, pero tengo la sensación de que en cualquier momento van a considerar que abandoné el juego y van a dejar de visitar la Bahía Sin Fondo. Por eso es que hoy me voy a limitar a compartir algunos temas sobre los que alguna vez quise escribir algo pero que hoy en día estoy seguro de que no voy a volver a tocar. Así que ahí les dejo un puñado de curiosidades "sin ton ni son" sobre las que estuve leyendo tiempo atrás.

Así como este artículo no tiene relación con nada, la imagen que elegí para representarlo tampoco tiene un sentido particular. Es, simplemente, una expresión de arte abstracto infantil.


1) Curiosas reglas de denominación para unidades recíprocas
Cursé mis estudios secundarios en la escuela politécnica Nº703 "Jose Toschke", en Puerto Madryn. Recuerdo que en la materia de Teoría de los Circuitos, allá por el '91, me enseñaron por primera vez lo que era una unidad recíproca. En otras palabras, una unidad o magnitud recíproca a otra es simplemente la inversa. Así, cuando hablamos de resistencia eléctrica, sabemos que se mide en ohms (Ω) y que es una medida de, valga la redundancia, la resistencia de un material al paso de la corriente eléctrica. En el caso de la resistencia, la unidad recíproca es la conductancia, y su unidad en el sistema internacional de medidas es el siemens. Sin embargo, a fines del siglo XIX la unidad de conductancia era el "mho" ("ohm" al revés), y su símbolo era una letra Omega... patas para arriba (℧). Si bien esta unidad fue oficialmente abandonada hace más de un siglo, no ha desaparecido completamente, e incluso puede encontrarse en algún apunte o libro viejo de circuitos.


Lo realmente curioso son este tema de las unidades fue que, de casualidad, dí con otro par de definiciones de unidades recíprocas que desconocía por completo. Una de ellas es la Elastancia eléctrica, que no es más que la magnitud reciproca de la capacidad. Ahora bien, esta última se mide en Farad y su símbolo es F, por lo que en 1936 Arthur Edwin Kennelly propuso denominar a su recíproca como "Daraf", y simbolizarla mediante una D. Esto nunca fue aceptado por el sistema internacional y quedó como una anécdota. Como no podía ser de otra forma, la inductancia no se escapó de este afán de invertir palabras. El ingeniero Vladimir Karapetoff propuso denominar a la inversa de la inductancia (unidad: Henry), la reluctancia magnética, como "Yrneh" (Según IEEE, Karapetoff también fue uno de los que propuso lo de Daraf).

Este temita de las unidades recíprocas leídas al revés, algo extrañamente lógico, me llevó a leer un poco por arriba las cuestiones de las unidades de medida no tradicionales (y de ahí a las que son directamente una tomadura de pelo hay un paso muy pequeño). Pero, como dije al principio, es un tema que no he podido continuar, así que se los dejo para que indaguen por vuestra cuenta. Por lo pronto solo quiero recordarles que a pesar de que existe un sistema internacional que tiene unas unidades básicas con criterio científico y relaciones decimales, aún hay países en el mundo que se rigen por el anticuado sistema imperial. Vean en el mapa el contraste entre ambos sistemas de medida y saquen sus propias conclusiones.

En negro se indican los países que utilizan el antiguo sistema imperial de medidas, algo que hasta el Reino Unido abandonó hace tiempo [Fuente: Microensamble].


2) ¿Se acuerdan de LOST?
Hace unos años se emitió una serie que resultó ser muy adictiva, tanto como decepcionante su final. Durante seis años, millones de personas, entre las que me incluyo, seguimos con devoción la evolución de la serie, que cada vez era más embrollada, y como era de esperar, terminó sin dejar una explicación convincente. Pero sobre esto se han escrito miles de opiniones en la web, así que no voy a hacer ahora una crítica a destiempo. Simplemente quiero compartir una curiosidad que una vez leí y que me pareció un detalle muy sutil, un mensaje oculto muy interesante. Se trata del cuarto episodio de la cuarta temporada de Lost (2008), titulado "Eggtown". En una de las escenas aparece el personaje de Sawyer quien está leyendo el libro "La invención de Morel", de Adolfo Bioy Casares. Lo curioso de esto es que la trama de La invención de Morel tiene sospechosos paralelismos con Lost. En el libro, un fugitivo condenado a cadena perpetua arriba a una isla desierta en algún lugar del Pacífico Sur. En la isla se encuentra con un grupo de turistas que parecen ignorarlo y que tienen un comportamiento extraño. A lo largo del libro, el fugitivo intenta hallar una explicación a este comportamiento hasta que al final descubre la verdad: están todos muertos y lo que él ve es un reproducción realizada con una máquina ("la invención de Morel") que repite el mismo ciclo eternamente. Cualquiera que haya visto la serie completa podrá notar que hay un paralelismo notorio entre ambas historias. Recuerdo haber leído esta novela de Bioy Casares durante mi adolescencia, y la verdad  es que, más de dos décadas después, necesitaría pegarle una releída. Pensaba hacerlo y escribir un artículo sobre el tema, pero dado el atraso que tengo con lo que voy escribiendo, me temo que voy a dejar que cada uno haga la lectura de Bioy y Lost cuando tenga ganas.

Mapa de la isla donde se desarrolla la historia de "La invención de Morel" (versión en ingles) [Fuente: Metalocus].


3) Especulaciones de la ciencia ficción de los años '20
Me encanta el blog de John Ptak, un anticuario y coleccionista de libros de EE.UU. que se la pasa desempolvando imágenes y textos de revistas y libros antiguos. Una de las cosas más curiosas que tiene son los artículos dedicados a la ciencia ficción de principios del siglo XX, que hoy en día nos sorprenden por su ingenuidad o por su excesivo optimismo. Este es otro tema sobre el que pensé en escribir, pero bueno, también me superó. Así que en lugar de eso, voy a sugerirles que visiten algunos de sus artículos, tales como el de las postales francesas del año 2000 impresas en 1910, o los robots policiales publicados en Science and Innovation en Mayo de 1924.

El año 2000 visto desde 1910 [Fuente: JF Ptak Science Books].

El policía robot controlado por radio. Fijense los detalles de su interior, con la radio, el motor, los giróscopos de estabilización y las armas con que cuenta (gases y una especie de látigo rotatorio) [Fuente: JF Ptak Science Books].


Como nota de color, no me puedo resistir a compartir esta nota de Paleofuture, donde una propaganda de noviembre de 1959 dice que la televisión hará posible, entre otras cosas, que un empleador en Buenos Aires (Argentina) se entreviste con un candidato a un puesto de trabajo que está en Filadelfia (EE.UU.).

Más allá de la visión del futuro, que hoy en día ha sido sobrepasada por el concepto actual de Internet, me encanta la estética que le dieron al hipotético empleador de Buenos Aires: ¡tiene toda la pinta del mafioso de la película! [Fuente: Paleofuture].


4) Vehículos impulsados con gases de madera
Todos los días se puede aprender algo nuevo, y eso incluye a este último tema. No tenía ni idea de la existencia de los automóviles a gasógeno, o lo que es lo mismo, impulsados por monóxido de carbono obtenido a partir de combustibles sólidos como el carbón, la leña y otros residuos orgánicos. Tenía entendido que durante la Segunda Guerra Mundial en Europa, y en especial en Alemania, se utilizaron todo tipo de combustibles sintéticos líquidos, para reemplazar el escaso petróleo. Sin embargo, no sabía que también se habían usado combustibles sólidos, previa adaptación del vehículo en cuestión (se estima medio millón de autos a gasógeno en Alemania al finalizar la guerra). Otro lugar donde tuvo cierto impacto fue en España, luego de la guerra civil y durante la Segunda Guerra Mundial. Al parecer el rendimiento de estos autos se aproxima al de un vehículo eléctrico, y su impacto ecológico es menor al de los motores impulsados con derivados del petróleo. Pero claro, necesitan de una serie de modificaciones, similares a las que usan los autos con GNC, y el agregado de depósitos y otros accesorios. Mención aparte merece la cuestión del aspecto estético de los autos, que tienen la apariencia de Los Autos Locos.

Transporte público a leña [Fuente: el Retronauta].

Volvo 240, versión "a leña" [Fuente: Woodgas y Low-tech magazine].


Nota al margen: este tema me hizo recordar a mi viejo, que a fines de los '70 y principios de los '80, andaba experimentando con una Ford F100 impulsada con gas licuado. En un futuro volveré a indagar sobre este asunto, por una cuestión más familiar que otra cosa.



5) Conclusiones
Bueno, como habrán visto hasta acá, el panorama ha sido de lo más variado. Son todos temas interesantes, especialmente los dos últimos, pero no tengo tiempo para investigarlos a fondo, ni creo tenerlo en el corto ni mediano plazo, por lo que me siento en paz conmigo mismo citándolos en este rejunte. Espero superar la empinada cuesta de noviembre y en la recta final del año despacharme con un par de artículos más jugosos, especialmente algunos de los que se relacionan con la Patagonia.

Por último, aprovecho a compartir un relato de mi autoría que fue publicado en el blog de Literasur. Se llama "El viejo camino de tierra", y es un cuento que escribí hace unos años y que tenía durmiendo en mi máquina desde entonces. Espero que les guste. Ahora sí, es hora de volver a mis obligaciones... hasta la próxima.

El viejo camino de tierra [Fuente: Literasur].

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