Siguiendo el hilo de mi anterior entrada, quiero aprovechar a recomendar un libro de historia regional bastante poco conocido: Relatos del Chubut Viejo. ¿Qué tiene que ver la entrada anterior? Bueno, el libro llegó a mis manos de parte de uno de los nietos del autor, en aquella reunión que compartimos en la costa madrynense que luego me llevó hasta una de las viejas máquinas de vulcanización de mi abuelo. Así se cierra un círculo perfecto, de presente y pasado, de historia y memoria. Pero mejor me dejo de tanta cháchara, y voy a lo concreto.
Tropa de carros de la Compañía Mercantil Chubut saliendo de Puerto Madryn en dirección a la Cordillera (imágen extraída del libro). |
El libro se divide en tres secciones, la primera de las cuales está dedicada a las historias de la niñez de Juan Meisen, sus anécdotas de la vida en el campo y los juegos de aquel entonces (se puede escuchar el relato titulado "Los Apodos" en este enlace de LU17). La siguiente está dedicada a historias del pueblo y la región, mientras que la tercera es un compendio de relatos de ficción ambientados históricamente, que ilustran o muestran situaciones de aquella época (la vida en el campo, los cazoneros, etc.). Las historias, a lo largo del libro, están contadas en un lenguaje sencillo, directo, y son de poca extensión, por lo cual su lectura es más que rápida. Algunas de las historias, como las del ferrocarril de Península Valdés, el tren del Maitén, o la de los primeros automóviles, seguramente las retomaré en futuras entradas de este blog, ya que son temas que tengo en la mira hace un tiempo.
Ferrocarril Central del Chubut, frente a la primera estación de Puerto Madryn (imágen extraída del libro). |
Relatos del Chubut Viejo es una rendija por donde se puede espiar el pasado de la región. Digo rendija y no ventana porque lo que uno alcanza a atisbar es una serie de fragmentos, de imágenes, de diálogos congelados en el tiempo, con los que tiene que imaginar y componer el resto del cuadro. Como bien dice el Prólogo del libro acerca del autor, "un hombre que narró impulsado por la conciencia de pertenecer a un mundo que se diluía, pues solo iba quedando en el recuerdo de los más viejos, a los cuales se los estaba llevando el olvido. El mundo de aquel Chubut de su infancia, de tracción a sangre, escasez de agua y chicos jugando a campo abierto, llevaba el germen de su propia alteración, pues también era el del ferrocarril y los primeros autos, que con su fuerza comenzaron a marcar el devenir del tiempo, acelerando el ritmo de la circulación de las mercaderías y las personas, y la expansión de nuevas posibilidades".
Edificio de la Prefectura, circa 1903 (imágen extraída del libro). |
Me despido hasta la próxima, no sin antes volver a recomendar la lectura de Relatos del Chubut viejo. Hasta siempre.
Gracias!!! He visto este libro en una biblioteca pública mientras realizamos el expurgo. Lo conservé y quiero decirte que es maravilloso!!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario gasty05. Me alegro que hayas conservado el libro, tiene historias fantásticas e ilustra de muy buena forma la realidad de la región en aquellos años. Saludos
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