Un cañón de un destructor perdido en el medio de un bosque

El país, y quien escribe, sigue con una mezcla de ansiedad y angustia la suerte del submarino ARA San Juan y su tripulación. En la búsqueda del submarino fueron surgiendo pistas que, lamentablemente, han terminado siendo falsas, lo cual evidencia algo que por definición es así: los submarinos fueron diseñados para no ser encontrados. La localización del aparato es compleja, e involucra numerosas unidades de búsqueda y diversas tecnologías de detección. Por esa razón, no pude evitar recordar algunos temas que ya fueron tratados en este blog, como el caso de la operación Golfo Nuevo, el operativo Comodoro Rivadavia, y la fallida persecución en la entrada del golfo Nuevo en 1942. En todos ellos se trató de identificar primero y atacar después, a unidades submarinas desconocidas. En dos de estos escenarios participó, entre otros, un mismo destructor: el ARA Santa Cruz.

El destructor ARA Santa Cruz. En algunos casos se refiere a este tipo de barcos como torpederos o exploradores, pero se prefiere la denominación destructor para diferenciarlos de las unidades de defensa costera poco artilladas. Fuente Histarmar.



Torreta simple con cañón Vicker Armstrong QF Mark IX de 120mm de calibre correspondiente al destructor ARA Santa Cruz. Posiblemente se trate de un montaje CPXVIII de 9,54 toneladas [Fuente: NavWeaps].


El ARA Santa Cruz prestó servicios en la Armada Argentina entre el año 1937 y mediados de la década de 1970. Fue el último de  de los destructores de la clase "Buenos Aires" que permaneció en servicio. Al parecer fue desguazado en el Riachuelo, al igual que los otros destructores de su clase. Sin embargo, por algún camino misterioso que desconozco, una de sus piezas terminó formando parte de un pequeño y pintoresco museo de la costa bonaerense. Me refiero al Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar, ubicado en el bosquecillo del Vivero Dunícola Florentino Ameghino. Allí, entre muchas otras piezas de valor histórico regional y nacional, nos encontramos con una torreta de artillería de un barco. Se trata de un cañón Vickers Armstrong QF Mark IX calibre 120mm (4,7 pulgadas) que, originalmente, estaba emplazado como una de las torretas de proa del ARA Santa Cruz. Al parecer estos cañones tenían una doble función, servían para el combate naval y también como arma antiaérea.

Otra vista de la misma torreta. El cartel azul que se ve sobre el lado izquierdo de la foto dice, erróneamente, que el cañón pertenece al acorazado ARA Santa Cruz. La Armada Argentina nunca tuvo un acorazado con ese nombre. En mi visita posterior, en 2016, había cambiado el cartel y corregido el error.

Detalle de la torreta vista desde atrás, desde la posición del artillero. Según la web de NavWeaps, este cañón podría corresponder a un montaje simple tipo CPXVIII, el cual podía elevarse desde -10º hasta 50º


Desconozco cómo fue que llegó esta torreta de la cubierta del ARA Santa Cruz a este pequeño museo. Fue una sorpresa encontrarla allí, y ojala que en el futuro le puedan dar un poco de contexto, agregando alguna información histórica del barco y de su historial.

Una foto un poco más detallada de la parte posterior del cañón. Se puede apreciar parte del mecanismo de posicionamiento (los engranajes y el tornillo sin fin del centro), manivelas con una caja de dirección (arriba del sin fin) y hasta un rudimentario asiento para el artillero.

Plano del Mark IX con montaje CPXVIII [Fuente: NavWeaps].


Estimados seguidores del blog, espero que les hayan gustado las fotos y que sepan disculpar la inusual brevedad de la nota. Mientras tanto seguiré pendiente de las noticias sobre el ARA San Juan, que espero sean buenas a pesar de que el tiempo se agota. Hasta siempre.

Munición del cañón de 120 mm [Fuente: NavWeaps].

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