El Junella, un barco entre Argentina y el Reino Unido, con las Malvinas de por medio

Nunca dejo de asombrarme con la increíble cantidad de, como en aquella película de Carlos Sorín, historias mínimas que se esconden en la Patagonia. La de hoy, como de costumbre, la encontré mientras rebuscaba otras cosas. Se trata de la curiosa historia del buque factoría Junella, un barco que debería haber tenido una existencia monótona, capturando pescado y procesándolo, pero que por razones circunstanciales se vio en el medio de una guerra y sus propietarios pertenecieron a los dos países beligerantes.

El Junella, un barco factoría con un curioso derrotero entre dos países enfrentados por un conflicto de soberanía. Fuente: Histarmar.

La historia comienza en septiembre de 1975, cuando el Junella fue botado en el astillero Clelands Shipbuilding Co. Ltd., para la John Marr & Sons (Inglatera). En diciembre de ese mismo año fue alistado y comenzó a operar como buque factoría, con una capacidad frigorífica de 1007 metros cúbicos (imagínense un cubo de 10m x 10m x 10m, un pequeño edificio de tres plantas), eslora de 66,3 metros y manga de 13,1 metros. Su existencia posterior, al menos por los siguientes seis años, no tuvo incidentes dignos de mencionarse, más allá de los normales para cualquier embarcación de ese tipo.


En el año 1982 el Junella tuvo un cambio radical de funciones debido al estallido del conflicto del Atlántico Sur: la guerra de Malvinas. El Reino Unido organizó rápidamente una fuerza operativa de invasión para ocupar las islas Malvinas (la comúnmente llamada "Task Force") y se dirigió al sur, al encuentro de las fuerzas argentinas. Dentro de esa fuerza fue necesario organizar un escuadrón de barcos para las tareas de desminado, ya que se prevía, con bastante acierto, que habría zonas de operaciones minadas. El problema era que los viejos barreminas costeros clase Ton de la Royal Navy que estaban en servicio en aquel momento no eran adecuados para la travesía y los mares australes, y los nuevos barreminas clase Hunt no estaban disponibles. Por esta razón, se decidió requisar cinco buques factoría de profundidad, equipándolos con rudimentarios equipo de desminado. Aquí hago un comentario al margen, un pequeño tirón de orejas para el argentino promedio. Nótese que ante la urgencia y la necesidad, la poderosa Royal Navy, con sus siglos de experiencia en la guerra marítima, no dudó en echar mano a el primer barco que tuvo a mano, equipándolo con lo que podía, y mandándolo al frente. Imaginen si esto lo hubiese hecho, por ejemplo, la Marina Argentina. Los mismos compatriotas la hubiésemos tildado como poco de improvisada.

La foto, tomada desde una fragata británica, muestra al entonces HMS Junella (HMS, Her Majesty's Ship, indicando su pertenencia a la Royal Navy) en el centro y el Northella (atrás, a la derecha), en algún lugar del estrecho de San Carlos, en las islas Malvinas. Fuente: Zona Militar.

Volviendo al hilo de la historia, la Royal Navy decomisó cinco barcos factoría para ponerlos a trabajar como barreminas. Cada una de ellas fue tripulada por los marinos correspondientes a los viejos barreminas clase Ton, según el siguiente esquema: Cordella (HMS Upton); Farnella (HMS Wotton); Junella (HMS Bickington); Northella (HMS Soberton); y Pict (HMS Bildeston). El grupo, del que formaba parte el Junella, fue designado como Escuadrón de Contramedidas de Minando Nº 11 (MCM11), y zarpó de Portland el 27 de abril de 1982 con el teniente coronel Martyn Holloway como oficial superior de HMS Cordella.

Si bien durante el conflicto en sí estos barcos no intervinieron directamente, durante las noches de 12 al 14 de junio, los improvisados barremineas Cordella, Pict y Junella llevaron a cabo acciones de cobertura para abastecer a las tropas desembarcadas a lo largo de la costa. Las semanas previas a la finalización del conflicto el MCM11 se mantuvo lejos de la zona de exclusión, a salvo de la aviación argentina, ya que apenas contaban con un par de ametralladoras ligeras de 7,62mm montadas en las bandas de los puentes de mando como elemento de defensa. Después del alto al fuego del 14 de junio, el escuadrón MCM11 se abocó a la tarea de despejar las minas en la entrada de Port Stanley/Puerto Argentino, entre el 23 de junio y el 4 de julio. El trabajo no fue muy arduo, ya que solo debieron remover 10 de 21 minas, el resto se soltó y dispersó flotando, o simplemente falló. De esas 10, el Junella removió 4, mientras que el Northella solo 2 y casi choca con una de ellas, a la que esquivó en una maniobra apurada. El resto de las minas fue removida por el Pict y el Farnella.


Según reza la inscripción en la foto, se trata del entonces HMS Junella en las islas Georgias del Sur, durante la guerra de Malvinas. Fuente: Patrulleras Argentinas.

Una vez finalizada la guerra, el Junella fue vendido y retornó a la actividad pesquera para la que había sido concebido. El 19 de julio de 1983 pasó a ondear la bandera de Dinamarca, bajo el nombre de Siku. A partir de aquí se dan una serie de operaciones de compra y venta, que llevan al ex-Junella por diferentes países del mundo:

- 1985. Vendido a Noruega y rebautizado como Vestral.

- 25 de Noviembre de 1987. Vendido a Stanmarr Ltd. (Reino Unido) y rebautizado Hill Cove.

- 02 de Junio de 1991. Vendido al Frigorífico Pesquero del Uruguay FRIPUR S.A. y rebautizado Junella.

El retorno del Escuadrón de Contramedidas de Minando Nº 11 a Londres, tras la victoria, con el HMS Junella a la cabeza. Fuente: Patrulleras Argentinas.


Curiosamente, ocho años después de ser vendido a una empresa danesa y cambiar de nombre, en 1991 recuperó su nombre original. Y es aquí donde llegamos a la parte curiosa de la historia, porque en junio de 1996 el Junella es transferido a Grinfin S.A., una empresa argentina subsidiaria de FRIPUR. De esta forma, catorce años después de la guerra, el entonces barreminas provisorio HMS Junella, buque integrante de la Task Force británica, pasó a operar como pesquero para una empresa argentina.

La ironía final es que el Junella termina sus días de navegación un 19 de julio de 1999, cuando se incendia frente el puerto de San Antonio Este mientras se realizaban trabajos de soldadura en su interior. Según cuenta uno de los que participó en el salvataje de la nave, "al Junella le salía fuego por todas partes y reventaban los tubos de acetileno, los tanques de lubricantes, porque el Junella ya estaba para zarpar... y cuando se sofocó el incendio, después de varios días tuvimos que desencajar al Junella. Resulta que era tal la cantidad de agua que tenía que hubo que utilizar el remolcador Viento para sacarlo de dónde estaba varado y después con la [embarcación] Teka lo llevamos a una zona que se llama de sacrificio, con mucha conchilla y canto rodado". Así, habiéndose salvado de las minas argentinas en 1982, y habiendo pasado a formar parte del equipo de una empresa argentina a partir de 1996, el Junella terminó sus días varado en las costas patagónicas (tan patagónicas como las de Malvinas), hasta su desguace final, en el año 2006.

El Junella, reposando en la costa de San Antonio Este, esperando por su destino final, el desguace. Fuente: Histarmar - Guido Seidel.

¿Una historia mínima? Sin duda, como las miles que día a día marcan las vidas de individuos, sociedades y países. Espero que les haya gustado. Nos vemos en la próxima entrada.


Nota del 16/dic/2018: Compartieron la nota en la página del Museo Histórico Municipal de San Antonio Oeste y ha tenido buena repercusión. Incluso parece que alguien tiene partes del barco rescatadas del desguace. Que bueno que a partir de esta nota salgan a la luz cosas tan interesantes para nuestra historia. 
 
Nota del 01/dic/2022: Por esos azares de Google, descubrí la novela juvenil "Malvinas, tras los rastros de un misterio", de Guillermo Barrantes, en donde aparece citado este artículo. Fue una muy grata sorpresa saber que estas pequeñas historias tienen insospechadas derivaciones.

Comentarios

Publicar un comentario