La proeza del aviso ARA Alférez Sobral

La historia de las islas Malvinas comprende muchos sucesos poco conocidos. En las intensas y trágicas semanas de la guerra de 1982 se pueden hallar numerosos testimonios y experiencias sorprendentes. Si bien la historia de las islas Malvinas es una temática que me interesa, suelo descubrir lo poco que sé sobre ellas al husmear un poco en la web. Así fue como, de forma azarosa, dí con la crónica y los pormenores de aviso ARA Alférez Sobral en aquel otoño de 1982.

El AR Alférez Sobral, averiado luego del ataque inglés, es asistido por un guardacostas durante su ingreso a Puerto Deseado, el 5 de mayo de 1982. Fuente: KN3.

USS Salish (1944-1972)

Según la definición de la RAE y otros sitios especializados, un aviso es una embarcación de guerra, pequeña y muy ligera, utilizada antiguamente para llevar pliegos y órdenes y, después, para otros usos auxiliares. El aviso ARA Alférez Sobral no nació con ese nombre, si no con el de USS Salish (ATA-187, previamente ATR-114), una embarcación de rescate clase Sotoyomo de la US Navy. Fue botada el 29 de agosto de 1944 por la Levingston Shipbuilding Co. (Orange, Texas) y puesta en servicio (comisionada) el 7 de diciembre del mismo año. Fue asignado al teatro de operaciones del Pacífico, donde llevó a cabo tareas auxiliares lejos del frente de batalla. Solo reporta una acción de combate, donde se dice que colaboró en el derribo de un bombardero japonés en la bahía Bruckner (Nakagusuku), en Okinawa, el día 22 de mayo de 1945. En julio de 1946 tuvo una breve participación en la Operación Crossroads, el ensayo de bombas nucleares en el atolón de Bikini. Luego fue trasladado a Nueva Orleans y posteriormente a Florida, donde desarrolló tareas de patrullaje y rescate. Estuvo en servicio hasta febrero de 1972, cuando fue decomisionada y vendida a la Armada Argentina, momento a partir del cual pasó a denominarse como aviso ARA Alférez Sobral (A-9), en memoria del militar y geólogo argentino (y pionero antártico) José María Sobral.

USS Salish (ATA-187) operando para la US Navy en el año 1956. Fuente: NavSource Online.

1982, los días previos a la hazaña

A principios del año 1982, el Aviso ARA Alférez Sobral era solo un pequeño buque de la Armada Argentina destinado a tareas auxiliares, tales como remolques en el mar, balizamientos, apoyo a otras unidades y a las zonas costeras, etc. Se encontraba en su apostadero de la Base Naval Puerto Belgrano, cumpliendo tareas rutinarias. Según relata Sergio Bazán, el segundo comandante de este barco, la tripulación recibió la orden perentoria de alistar el buque y zarpar de inmediato, cosa que ocurrió el sábado 27 de marzo de 1982 por la tarde. La tripulación estaba compuesta por 59 hombres, un número un poco mayor de lo habitual para ese tipo de embarcaciones, debido a que la dotación había sido reforzada por un grupo de buzos de salvamento. Excepto el comandante, capitán de corbeta Sergio Raúl Gómez Roca, ninguno de los tripulantes conocía la misión impuesta ni la razón de estar viajando hacia el sur.

El jueves 1 de abril el aviso arribó y fondeó frente a la ciudad de Río Gallegos. Al día siguiente, el Comandante formó a su tripulación a bordo y les comunicó a la novedad: se había consumado la recuperación de las islas Malvinas. Nueve días después zarparían nuevamente, con destino a Puerto Deseado, donde se reabastecerían para luego desplazarse a una posición determinada al oeste de las islas Malvinas, lugar donde finalmente arribaron el día 17 de abril.

El sábado 1 de mayo, a las 17:30 horas, un avión Canberra de la Fuerza Aérea Argentina fue abatido aproximadamente a 100 millas náuticas (185 km) al norte del Estrecho de San Carlos. El veterano bombardero, un avión diseñado a finales de la década de 1940, formaba parte de una escuadrilla que había partido desde Trelew con el objeto de atacar blancos ingleses en bahía de la Anunciación. Uno de los Canberra fue derribado por aviones ingleses, mientras que los otros dos lograron volver al continente a salvo. El ARA Alférez Sobral se destacó de inmediato para efectuar la búsqueda y el rescate de los dos tripulantes de la aeronave abatida. El capitán, con el apoyo unánime de toda la plana mayor y la dotación, encaró resueltamente el peligro que implicaba internarse en una zona controlada por el enemigo, sabiendo que de producirse un encuentro, las posibilidades de salir airosos eran prácticamente nulas.

El bombardero Canberra era un bombardero británico de finales de la década del '40. El 1º de mayo de 1982 despegó una escuadrilla de estos aviones de la base aérea de Trelew, con el objetivo de atacar blancos ingleses. Fueron interceptados por aviones ingleses, que derribaron a uno de estos veteranos bombarderos, piloteado por los jóvenes aviadores Ibañez y González. El ARA Alférez Sobral partió en su búsqueda, con el riesgo que suponía internarse en aguas controladas por la marina inglesa. Nunca pudieron hallarlos. Fuente de la imagen: Jetphotos.

El ataque

El domingo 2 de mayo amaneció con tiempo borrascoso. Durante la mañana un mensaje alertó sobre la presencia de un Grupo de Tareas británico compuesto por un portaaviones y seis u ocho buques de guerra, operando en el área hacia la cual se dirigía el aviso. A la medianoche, apenas pasados los primeros 20 minutos del día 3 de mayo, un helicóptero no identificado sobrevoló al aviso. A esa altura, el aviso Alférez Sobral navegaba a unas 100 millas al noroeste de Puerto Argentino/Stanley, lo cual lo dejaba completamente desprotegido debido a que no había otros buques argentinos en las proximidades ni tampoco contarían con apoyo aéreo, por lo menos hasta la mañana siguiente. Se ordenó cubrir los puestos de combate y, como el mar estaba agitado y el violento movimiento del buque dificultaba el trabajo de los apuntadores de las armas, el comandante decidió invertir el rumbo, de manera tal que recibiendo el oleaje por la popa el aviso se mantuviera lo más estable posible.

Al rato se acercó otro helicóptero británico y se entabló un breve combate. El cañón de 40 mm y las ametralladoras de 20 mm dispararon su munición, y si bien por la oscuridad reinante y el cabeceo del buque, no consiguieron hacer impacto, lograron que la aeronave enemiga se alejara precipitadamente.

La aeronave británica, aparentemente un helicóptero Lynx proveniente del HMS Coventry, se alejó momentáneamente, poniéndose fuera del alcance de las armas del aviso, para luego atacar con misiles aire-superficie “Sea-Skua”, logrando un impacto en la unidad argentina. Este impacto no afectó la seguridad y navegabilidad de la unidad, pero las antenas y equipos de comunicaciones resultaron averiados, por lo cual éstas quedaron interrumpidas. Los heridos fueron trasladados a cubiertas bajas para su atención, donde el médico de a bordo había instalado su puesto de socorro en los camarotes de oficiales. Ante esta situación, el comandante Sergio Raúl Goméz Roca prioriza la seguridad de la tripulación y hace desalojar las cubiertas superiores y la superestructura, permaneciendo solamente él y los hombres indispensables en el puente de mando y el cuarto de radio. Minutos después, a 01:20 horas del día 3 de mayo, un misil impactó de lleno en el puente, destruyéndolo por completo, al igual que el cuarto de radio que se hallaba directamente debajo. El atacante era otro helicóptero Lynx, pero esta vez del HMS Glasgow. El palo de proa cayó, y se produjeron daños en diversos sectores de la parte superior y media del buque. Lo más trágico fue la muerte del comandante, un oficial y seis tripulantes, incluyendo al conscripto Roberto D’Errico, quien había sufrido una herida durante el primer ataque y murió al ser alcanzado por una esquirla que traspasó dos cubiertas.

Así lucía el puente de mando del ARA Alférez Sobral luego del fatídico ataque del helicóptero inglés: Fuente: Histarmar.

Ante la muerte del comandante, asumió el mando de la unidad el segundo comandante, Sergio Bazán. La situación del buque era desoladora. El timón había sido averiado, el puente con todo el instrumental, cartas y elementos de navegación destruidos; la radio también destruida, un incendio a bordo, ocho muertos (incluido el comandante) y ocho heridos, personal con contusiones y heridas menores y la perspectiva de recibir nuevos ataques. Ante la posibilidad de que otros impactos hicieran naufragar el buque, se inspeccionaron las balsas salvavidas autoinflables, comprobándose que todas estaban inutilizadas, resultado de las innumerables esquirlas que las habían perforado.

A partir de entonces, una vez dominado el incendio y reparado precariamente el sistema de timón, se organizó el regreso. Había dos alternativas: navegar hacia las islas Malvinas, cuya costa norte estaba a unas doce horas de navegación, o navegar hacia el continente. La primera era más ventajosa por la distancia y el tiempo, pero se corría el riesgo de ser nuevamente atacados, a lo que se sumaba la falta de elementos de navegación y cartas náuticas de la zona. La segunda opción parecía tener menos inconvenientes, pero tenía la contra de distancia, que implicaba una travesía de más de un día en condiciones extremas.

Retorno al continente

Una vez decididos a volver al continente, se reinició la navegación, tomando como guía la dirección de las olas que, al momento del ataque, venían del norte. Más tarde, con la ayuda de brújulas terrestres del equipo de desembarco, en situaciones normales no utilizables a bordo por el desvío provocado por el magnetismo del buque; y con la rosa rescatada de un compás magnético destruido, colocada en la línea central del buque (crujía) entre las cadenas de anclas pretendiendo obtener alguna compensación, se logró tener una idea aproximada del rumbo. El cielo, por su parte, continuaba completamente cubierto, lo cual impedía conocer el rumbo por las constelaciones habituales.

Puente de mando original del ARA Alférez Sobral, tal como se lo encuentra en el museo de Tigre. Fuente: Mapio.


Durante todo el día 3 se navegó esperando un ataque que, felizmente, no se concretó. Excepto los vigías, todo el personal permaneció bajo cubierta ya que no quedaban armas en condiciones de uso. El interior del buque presentaba un estado realmente precario: en el sector de proa la energía había sido cortada y todo estaba mojado como consecuencia del agua arrojada para combatir el incendio. Tampoco había calefacción ni comida caliente, por lo que el frío se hacia sentir con crudeza. En aquellas condiciones sucedió algo que evidencia la fortaleza y convicción de tripulación. Durante el ataque había sido derribado el mástil de la bandera, por lo que el barco navegaba sin pabellón. Cuando un grupo de tripulantes se percató de la situación, se solicitó autorización para tomar la Bandera de Guerra e izarla en el lugar más alto que fuera posible, que resultó ser el tope de la pluma (brazo de grúa) de popa. Los sobrevivientes recuerdan con emoción este momento, teniendo en cuenta que a esas horas existían inciertas posibilidades de sobrevivir.

El 4 de mayo a las 9 de la mañana se emitió un pedido de auxilio, utilizando un transmisor de emergencia extraído de entre los escombros del cuarto de radio, pero no hubo ninguna respuesta. A su vez, con una radio portátil común se sintonizó una emisora uruguaya, en la cual escucharon con desazón que se informaba que el ARA Alférez Sobral había sido hundido por fuerzas inglesas. Esta noticia afectó la moral, al pensar el efecto que causaría en los familiares que esperaban ansiosos en tierra. Sin embargo, una radio de Río Gallegos, en los habituales secciones de mensajes al poblador rural, incluyó uno que decía "para el señor Gómez Roca, lo esperamos en Puerto Deseado". Este mensaje impuesto por la superioridad, que desconocía aún el fallecimiento del comandante, dio grandes esperanzas y la certeza de que la señal de auxilio había sido escuchada. En otro mensaje se comunicaba que "al señor Gómez Roca, va gente a buscarlo a la estación", lo cual daba a entender que los estaban buscando.

El resto del día 4 transcurrió con el interrogante de no saber la posición exacta. El ARA Alférez Sobral atravesó una zona de niebla cerrada, donde se emplearon señales acústicas por diversos medios: una campana, silbatos, disparos con fusil y la sirena conectada a una manguera de aire a presión. Durante la noche se desató otro incendio en el cableado del sistema de timón, que puso en serio peligro a todo el buque. Se logró extinguir el mismo pero a costa de agotar los extinguidores y la espuma. Si se desataba un nuevo incendio solo podrían combatirlo con el agua de mar, extraída con bombas.

Recortes de diarios españoles de mayo de 1982, donde se habla de la desaparición (diario La Vanguardia) o del contacto con el aviso Sobral (diario ABC). También aparecen fragmentos de lo sucedido al ARA Alférez Sobral en diversos diarios norteamericanos (Lodi News Sentinel, Boca Raton News, etc.)

En casa de nuevo

En la mañana del 5 de mayo, cerca de las 9 de la mañana, se avistó la costa continental. Aún se desconocía que lugar de la costa era, así que se navegó a prudente distancia de tierra, con dirección general hacia el norte. Horas después se divisó un punto en el cielo. Desde el aviso se lanzaron bengalas y el objeto respondió y comenzó a aproximarse. Se trataba de un helicóptero de la Fuerza Aérea Argentina, el cual descendió para evacuar al herido mas grave, justo a tiempo para salvar su vida. Más tarde el aviso fue guiado por un avión de la Fuerza Aérea al encuentro del buque desembarco de tanques ARA Cabo San Antonio, el destructor ARA Py y un guardacostas de la Prefectura Naval. Al pasar al costado del ARA Cabo San Antonio, la tripulación del ARA Alférez Sobral formó en puestos de honores, lo cual fue respondido de igual manera por el buque que tenían enfrente. Luego, mediante lanchas, se trasbordó a los heridos y se continuó con la navegación hasta Puerto Deseado, atracando durante la noche del mismo 5 de mayo.

La tripulación del ARA Alférez Sobral forma en puestos de honores al arribar a Puerto Deseado. Fuente: Histarmar.


Durante la estancia en Puerto Deseado se efectuaron las refacciones imprescindibles, retirando deshechos del puente e improvisando otro. El 20 de mayo, después de despedir a los compañeros muertos en acción, el ARA Alférez Sobral zarpó rumbo a la Base Naval de Puerto Belgrano, adonde arribó el día 23. La idea fue reparar inmediatamente el barco para volver lo antes posible al teatro de operaciones. Sin embargo, la magnitud de las averías haría que las tareas de reparación terminasen recién en septiembre, casi tres meses después de finalizados los enfrentamientos en las islas Malvinas.

El ARA Alférez Sobral durante una visita a Santa Fe, en septiembre de 2015. Fuente: diario El Litoral.

Reflexiones

La historia del aviso ARA Alférez Sobral es a la vez trágica y heroica, tanto por los caídos en acción como por el arriesgado retorno al continente. Cuando conocí esta historia tuve la sensación de que se trataba de un guión de cine o un borrador de una novela, porque tenía todos los condimentos de un éxito comercial: guerra, tragedia, sufrimiento, angustia y proeza con final feliz. Pero no, no era una novela o película, había pasado realmente, en mayo de 1982. Es difícil, sino imposible, imaginar lo que sintieron los tripulantes del barco navegando con rumbo incierto, con muertos y heridos, con poco control e instrumentación para asegurar el derrotero. Ni hablar de la emoción de ser encontrados por ese helicóptero de la fuerza Aérea y de poder volver a tierra. El ARA Alférez Sobral no tuvo una segunda oportunidad en la guerra, no llegó a tiempo, pero se ganó su lugar en la historia con su, al menos así lo creo, increíble renacimiento. Hoy en día este barco ya no cumple ninguna función, y está previsto trasladarlo al puerto de Santa Fe, donde se lo acondicionará para convertirlo en un museo flotante.

Podríamos discutir largo y tendido, aunque no lo haré, sobre las posibilidades que tenía Argentina de ganar aquella guerra (y las posibles consecuencias de ello). Sin embargo, para ilustrar algunas de las asimetrías entre los países beligerantes, Argentina e Inglaterra, es interesante recordar como comenzó la tragedia y proeza del ARA Alférez Sobral. El aviso fue en una misión de rescate de dos aviadores eyectados de un bombardero Canberra derribado por aviones ingleses. Los dos aviadores nunca fueron hallados, y el ARA Alférez Sobral pagó con ocho vidas el intento de rescate. Es bueno mencionar que el Canberra era un bombardero diseñado a finales de los años '40, que voló por primera vez en 1950, y que para el momento de la guerra de Malvinas era una aeronave algo obsoleta. Lo mismo podría decirse del ARA Alférez Sobral, un barco construido durante la Segunda Guerra Mundial con casi cuatro décadas encima. Claramente no eran las mejores unidades para enfrentar un enemigo que históricamente era conocido como el dueño de los mares, y el resultado de lo que ocurrió entre el 1 y el 3 de mayo de 1982 lo deja en evidencia.

Dejando de lado las controversias como las que mencioné en el párrafo anterior, es justo decir que la guerra de Malvinas guarda muchas otras historias como la del ARA Alférez Sobral, algunas que ya he comentado en ocasiones anteriores, y otras que tengo pendientes para futuras entradas. Pero este 2 de abril, 37º aniversario de la recuperación de las islas Malvinas, se lo quiero dedicar a esta valiente tripulación y su hazaña, y recordar a su vez a los caídos en el conflicto (de ambos lados) sin olvidar que las islas Malvinas son Argentinas. Hasta la próxima.


P.S.: El relato del ARA Alférez Sobral está tomado en gran parte del sitio Histamar, en donde se transcriben los recuerdos del segundo comandante, Sergio Bazán. Para quien le interese, hay un video en Vimeo con una entrevista a Bazán.

Nota del 03/abril/2019: Comparto una entrevista radial al locutor de LU14 de Río Gallegos, Mario Novack, quien fue el que transmitió el mensaje al poblador rural que captaron desde el ARA Alférez Sobral. Vale la pena dedicarle un rato a escucharla.
https://www.mejorinformado.com/regionales/2019/4/3/con-mensajes-al-hombre-de-campo-guio-un-buque-bombardeado-48975.html
 

Comentarios

  1. Felicitaciones por el cambio de diseño en el blog, se ve mucho mejor. Buenisima la historia. Es muy interesante tambien la historia del Submarino San Luis, del ARA Buen Suceso, del Bahía Paraíso y del Isla de los Estados, esta ultima, muy cinematográfica tambien

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    1. Muchas gracias por tu comentario Maxi, es cierto que el blog necesitaba un lavado de cara... son más de 8 años con el mismo diseño. Me parece que este nuevo es más vistoso y atractivo (moderno también).
      Me alegro que te haya gustado la historia, fue una gran sorpresa para mí. Veré si más adelante puedo escribir alguna entrada dedicada a los otros barcos que mencionas. Saludos

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