Esa aburrida música clásica

Existe un consenso social, tácito, de que la música clásica es aburrida, lenta, una cosa para viejos a los bostezos. En tal caso, yo nací siendo viejo, ya que recuerdo que cuando era niño, en la época de la escuela primaria, me fascinaba la música clásica. Recuerdo algún que otro disco de vinilo de mis abuelos (el Cascanueces, creo, era uno de ellos), un par de cassettes de mi madre y poco más. Pero me fascinaba, y como buen bicho raro, era algo que nadie entendía en el entorno social que me rodeaba (compañeros del colegio, algunos familiares, etc.). Con el paso de los años, entrando en al adolescencia, incursioné en otras ramas de la música y descubrí "monstruos legendarios", como Pink Floyd, los Beatles, The Alan Parsons Project, los grandes del rock nacional (Soda Stereo, Divididos, los Redondos, etc.), y esa mezcolanza que se denomina New Age, con Vangelis, Enya, Loreena Mackennit, y tantos otros. Pero nunca abandoné la música clásica. Con los años, ha vuelto a ser mi refugio cuando necesito pensar con claridad, aislarme de lo que me rodea, o cuando simplemente necesito disfrutarla.

Fuente: Tekcrispy.


Lo interesante de todo esto es que la vida da vueltas y de alguna manera te lleva de nuevo al principio. A contramano de lo que esperaría del consenso social sobre este tema, he comprobado que mis hijos también disfrutan de la música clásica. Sí, claro, no cualquier cosa, hay piezas musicales que son muy lentas, monótonas, o difíciles de asimilar. Pero con un poco de ayuda y buen criterio, se puede armar una lista breve, de diez o doce composiciones, que sin ninguna duda no nos van a dejar indiferentes y muchos menos nos van a aburrir. Hoy quiero compartirles una lista armada sin una guia ni un criterio especial, simplemente porque son hermosas, intensas, poderosas. Una muestra, pequeña y caprichosa, de que la música clásica puede ser muchas cosas, pero está muy lejos de ser aburrida.

Crédito de la foto a quien corresponda.

Obertura de Guillermo Tell (G. Rossini)

Guillermo Tell es una ópera en cuatro actos con música de Gioachino Rossini, que tiene como protagonista al legendario héroe de la independencia suiza, Guillermo Tell. Fue la última ópera compuesta por Rossini, que lo hizo para la Ópera de París a cambio de una pensión vitalicia otorgada por el gobierno francés. Esta ópera se recuerda principalmente por su obertura, ampliamente usada en la radio y la televisión, una "carga de caballería" anunciada por trompetas e interpretada con toda la orquesta en mi mayor.
Concierto Voces para la Paz 2010. Auditorio Nacional de Música (Madrid).



Peer Gynt (E. Grieg)

Peer Gynt es un drama compuesto por el escritor noruego Henrik Ibsen en 1867 e interpretado por primera vez en Oslo el 24 de febrero de 1876, con música incidental del compositor también noruego Edvard Grieg. Esta obra se ha hecho particularmente conocida por la Suite Nº 1 op. 46, que se destaca por su ritmo in crescendo y la energía desplegada en el cierre (parte 4, "en la cueva del rey de la montaña"). Esta pieza en particular se la ha usado en numerosas producciones de TV y cine.

Suite Nº 1, "Peer Gynt", interpretada por la orquesta sinfónica juvenil polaca (2015).



Rapsodia Húngara Nº 2 (F. Liszt)

La Rapsodia Húngara Nº 2 es la más conocida del conjunto de diecinueve rapsodias húngaras del compositor de la misma nacionalidad, Franz Liszt. Esta pieza para piano, compuesta en 1847, ha tenido relativa popularidad, tanto por su atractivo musical como porque ofrece al pianista la oportunidad de mostrar su virtuosismo. La obra consta de dos partes distintas: el Lassan y el Friska (del húngaro: lassú - lento; friss - fresco, rápido). Mi primer recuerdo con los acordes de esta rapsodia vienen de mi niñez, más particularmente, con los dibujos animados de Tom y Jerry.


Rapsodia húngara Nº 2 interpretada por Valentina Lisitsa.

Rapsodia húngara Nº 2 interpretada por la orquesta sinfónica de Chiapas.

Sonata N° 14 Claro de Luna (L. Beethoven)

La Sonata para piano Nº 14 en do sostenido menor «Quasi una fantasia», Op. 27, N.º 2, popularmente conocida como Claro de luna (en alemán, Mondscheinsonate), fue escrita por Ludwig van Beethoven en 1801 y publicada en 1802. Se trata de una de las obras más famosas del autor, que pasó a la posteridad con el apodo de Claro de luna luego la muerte de Beethoven, a raíz de una comparación que el poeta y crítico musical alemán Ludwig Rellstab realizó entre el primer movimiento de la pieza y el claro de luna del lago de Lucerna. Esta sonata consta de tres movimientos muy diferentes: (I) Adagio sostenuto, (II) Allegretto y (III) Presto agitato. El primero de los movimientos, bello y muy lento, casi un lamento, es, a decir de Berlioz, "uno de esos poemas que el lenguaje humano no acierta a calificar". El segundo movimiento es un minueto convencional, sin pasajes notorios. Por último, el tercer movimiento es una sonata rápida de elevada dificultad para el pianista y que no deja indiferente al público.


Sonata N° 14 "Claro de Luna", interpretada por Daniel Barenboim


Danza del Hada de Azúcar - El Cascanueces (P. Chaikovski)

La Danza del Hada de Azúcar (o Danza del Hada Confitada) es una pieza mundialmente famosa que forma parte del ballet Cascanueces de Piotr Ilich Chaikovski, cuyo estreno tuvo lugar el 18 de diciembre de 1892. La melodía es producida principalmente por una celesta, un instrumento que se hizo conocido mundialmente por primera vez a través de esta danza, y que se comporta como un piano en el que los martillos percuten placas de metal. Sus acordes hacen pensar en sigilosas travesuras infantiles, creando un ambiente íntimo, de complicidad.

Ballet de la Danza del Hada de Azúcar, interpretada por Nina Kaptsova del Ballet Bolshoi (2010)


Danza húngara Nº 5 (J. Brahms)

Las danzas húngaras de Johannes Brahms conforman un grupo de 21 danzas basadas en su mayoría en el folclore húngaro (exceptuando la 11, 14 y 16, que son originales), que fueron compuestas en 1869. Son piezas breves, que duran entre uno y cuatro minutos, compuestas originalmente por Brahms para piano a cuatro manos. Algunas de ellas fueron arregladas por el mismo Brahms para piano solo, y otras (números 1, 3 y 10) para orquesta. Otros compositores hicieron arreglos adicionales, y entre ellos se destaca Antonín Dvorák, quien orquestó la más conocida de estas danzas, la N°5 en fa sostenido menor (sol menor en la versión orquestal). Se trata de una obra de música pura, o sea, una pieza que no fue pensada con un carácter descriptivo con el objeto de evocar ideas o imágenes en la mente del oyente (por ejemplo, como el Cascanueces o Peer Gynt), sino que se trata de una pieza musical creada en sí y para sí misma, que no tiene la intención de contar nada concreto.

Danza húngara Nº 5, interpretada por la orquesta Creciendo en Armonía.


Quinta Sinfonía, 1º Movimiento (L. Beethoven)

La Quinta Sinfonía es, a mi entender, la obra cumbre de Beethoven, apenas por encima de la Novena. Su composición fue lenta, comenzando por algunos esbozos en 1804, interrumpidos por el trabajo en otras composiciones, y terminada en 1808, en paralelo con la Sexta Sinfonía. Cuando Beethoven la compuso estaba rondando los 40 años, y su vida personal estaba marcada por la angustia que le causaba el aumento de su sordera. La Quinta Sinfonía está orquestada para flautín (sólo en el cuarto movimiento), dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagotes, contrafagot (sólo en el cuarto movimiento), dos trompas, dos trompetas, tres trombones (alto, tenor y bajo, sólo en el cuarto movimiento), timbales (en sol y do) y cuerdas. Su duración aproximada es de 30 minutos y está dividida en cuatro movimientos: (I) Allegro con brio, (II) Andante con moto, (III) Scherzo y (IV) Allegro, siendo el primer movimiento el más conocido en la cultura popular.

La 5º sinfonía de Beethoven, en un formato gráfico muy original, que resulta muy atractivo para los más pequeños.


Partita para violín solo Nº 3 (J.S. Bach)

La Partita para violín solo Nº 3 (BWV 1006) en mi mayor fue compuesta por Johann Sebastian Bach en 1720. Es la última pieza de la serie de seis Sonatas y partitas para violín solo que compuso el músico alemán. Si bien está compuesta por seis movimientos diferentes, uno de los cuales tiene el privilegio de haber sido grabado en uno de los discos de oro que lleva la Voyager II a la profundidad del Cosmos (Gavotte en Rondeu), yo tengo particular debilidad por el primer movimiento, el Preludio, el cual exige una avanzada técnica de arco y consiste casi enteramente de semicorcheas. El Preludio también fue transcrito por Bach para órgano solo, oboes, trompetas y cuerda en la sinfonía introductoria de la cantata Wir danken dir, Gott, wir danken dir, BWV 29 en re mayor, y fue empleada como introducción a la segunda parte de la cantanta Herr Gott, Beherrscher aller Dinge, BWV 120a.

Partita N°3 (preludio), interpretado por Hilary Hahn

Danza de los Caballeros - Romeo y Julieta (S. Prokofiev)

El ballet "Romeo y Julieta" fue compuesto por el compositor ucraniano Sergey Prokofiev, quien se inspiró en la obra clásica de Shakespeare, en la segunda mitad de la década de 1930. La tragedia de la Segunda Guerra Mundial opacó y casi condenó al olvido a esta obra, hasta que una nueva generación de aficionados a la música clásica del ballet de Stuttgart lo puso en escena nuevamente en 1962. Este ballet se divide en tres suites orquestales, donde la "Danza de los Caballeros" es uno de los dos movimientos de "Montescos y Capuletos", que da comienzo a la segunda suite. Acompaña al fatídico encuentro entre los dos clanes guerreros del drama romántico de Shakespeare, que desemboca en el baile de máscaras de los Capuletos, donde Julieta se encuentra con Romeo. Con sus fuertes trompas, sus bajos y sus cuerdas, la "Danza de los Caballeros" se ha convertido en una obra icónica que se ha incorporado a la cultura popular de la mano del cine, la televisión y los videojuegos. Como nota de color, la primera vez que escuché esta pieza tenía unos doce años, y la descubrí jugando un arcade no muy conocido, el Sanxion, en mi Commodore 64 de aquel entonces.

Orquesta sinfónica de Londres intepretando la "Danza de los caballeros".


Las cuatro estaciones (A. Vivaldi)

Hablar de las Cuatro Estaciones, del compositor italiano Antonio Vivaldi, es casi innecesario. Este conjunto de cuatro conciertos para violín y orquesta consagrados a las estaciones del año es una obra atemporal que todo el mundo ha escuchado, queriendo o no, por gusto o de casualidad, alguna vez en la vida. Esta obra, inusual para la época, es uno de los ejemplos más tempranos y detallados de lo que después se llamaría música programática o descriptiva, música con un elemento narrativo. Por ejemplo, el "Invierno" está pintado a menudo con tonos oscuros y tétricos: por el contrario, el "Verano" evoca la opresión del calor, reproduciendo incluso una tempestad en el último movimiento. Vivaldi divide cada concierto en tres movimientos, rápido-lento-rápido, y dos de estos movimientos, el primero y el tercero, están en tiempo de Allegro o Presto, mientras que el segundo está caracterizado por un tempo de Adagio o Largo. El conjunto de instrumentos para interpretar estos conciertos está compuesto por un violín solista, un cuarteto de cuerdas (violín primo y segundo, viola, violonchelo) y un bajo continuo (clavecín u órgano). Como nota de color, mi primer recuerdo sobre esta obra de Vivaldi viene de mi adolescencia, cuando uno de mis compañeros de curso, en la Escuela Politécnica Nº703 de Puerto Madryn, Juan-K, me regaló un cassette (¡qué moderno!... recordemos, era 1992) con las Cuatro Estaciones, diciendome que me iba a gustar. Pues sí Juan-K, la verdad es que tenías toda la razón del mundo.

Las Cuatro Estaciones (A. Vivaldi).



Obertura de El Mesías (G.F. Haendel)

El Mesías es un oratorio compuesto por Georg Friedrich Händel en 1741, inspirado en las antiguas cantatas alemanas. Händel compuso esta obra en Londres, en apenas tres semanas. Aunque tradicionalmente asociado con la Navidad, este oratorio trata no sólo el nacimiento de Jesús de Nazaret, sino toda su vida. Según la tradición, fue realizado tras un largo período de escasez en la producción musical del compositor debido a una inspiración divina. Si bien la parte más conocida de esta obra es el famoso, y majestuoso, coro del "Hallelujah", recomiendo prestar un poco más de atención a la sinfonía inicial, a modo de obertura o introducción, que es, a mi gusto, una pieza excepcional (y la única parte puramente instrumental dentro de una obra llena de arias y coros).

Obertura de "El Mesías" de Haendel.



Tocata y fuga en re menor (J. S. Bach)

La Tocata y fuga en re menor (BWV 565) fue escrita por el compositor barroco alemán Johann Sebastian Bach entre 1703 y 1707. Es una de las obras más conocidas del repertorio para órgano y ha trascendido del ambiente específico de la música "para entendidos", pasando a formar parte de la cultura popular, tanto en películas como en dibujos animados y música rock. Existía una única copia de la obra, que fue rescatada del anonimato por Felix Mendelssohn a principios del siglo XIX. Su peculiar composición divide a la crítica entre quienes la consideran una obra de la juventud de Bach y quienes la consideran obra de su vejez, incluyendo quienes piensan que podría no ser del genial compositor alemán. También se ha sugerido que Bach la compuso como una especie de herramienta para probar órganos Se dice que Bach, al probar un órgano, usaba todos los registros para ver si el órgano tenía "buenos pulmones", es decir, si soplaba lo suficiente como para proporcionarle viento a todo el instrumento. El inicio de la tocata, con sus tres semitrinos iniciales y el uso masivo de acordes arpegiados, serviría como una buena prueba para el sistema de viento de un órgano.

Tocata y Fuga en Re Menor interpretada por el organista Hans-André Stamm en la iglesia de Waltershausen (Alemania).



Divertimento K-136 Allegro (W.A. Mozart)

Los "divertimenti" eran, por plantear un paralelismo moderno, algo así como la "música ambiental" del siglo XVIII. Compuestos típicamente por tres a cinco movimientos, los había para conjuntos de tres, cuatro o cinco instrumentos de cuerda, o de viento, o alguna combinación de ellos. De carácter ligero, su propósito no era otro que el entretenimiento, una agradable música de fondo mientras se conversan asuntos de Estado o alguna intriga palaciega de poca monta. Uno de los exponentes de mayor renombre en este tipo de composiciones fue Wolfgang Amadeus Mozart. Dentro del extenso repertorio del genial compositor austríaco, el divertimento K 136 es uno de los más populares. Tiene la típica estructura italiana Allegro - Andante - Presto (rápido - lento - rápido), de las cuales aquí comparto el Allegro. Una aclaración final, como para que se entienda: la notación K 136, según el catálogo de Ludwig von Köchel (1862), señala que a esta composición la anteceden nada menos que 135 números, que incluyen cerca de doce óperas y misas, y unas veinte sinfonías... Mozart, para la época, tenía solo dieciséis años.

Divertimento K-136 interpretado por Ton Koopman



Cabalgata de las valquirias (R. Wagner)

La cabalgata de las valquirias es el término popular que refiere al comienzo del tercer acto de "La valquiria", la segunda ópera de la tetralogía El anillo del nibelungo, compuesta por Richard Wagner. El tema principal de la Cabalgata, llamado Walkürenritt, fue escrito por el compositor entre 1851 y 1854. En la ópera este tema dura unos ocho minutos, y comienza en el preludio del acto, sumándose sucesivamente instrumentos al acompañamiento hasta que el telón se levanta y se ve el pico de una montaña donde se han reunido cuatro de las ocho valquirias hermanas de Brunilda para preparar el transporte de los héroes caídos al Valhalla. A medida que se unen las otras cuatro, la orquesta representa la melodía familiar mientras las valquirias se saludan entre ellas. Fuera de la ópera, es habitual escuchar únicamente la versión instrumental, que puede durar unos tres minutos.

Cabalgata de las Valquirias (R. Wagner)



Canon (J. Pachelbel)

El Canon (cuyo nombre completo es Canon y Giga en Re mayor para tres violines y bajo continuo, en el original alemán: Kanon und Gigue in D-Dur für drei Violinen und Basso Continuo) es la obra más conocida en la actualidad del compositor de música barroca alemán Johann Pachelbel. Pachelbel escribió esta obra alrededor de 1680, siendo originalmente una obra de música de cámara para tres violines y bajo continuo; posteriormente se han realizado arreglos para una gran variedad de instrumentos y conjuntos. Originalmente, una giga en la misma tonalidad (re mayor) sigue al canon, pero esta última danza se ejecuta o graba con mucha menos frecuencia. El Canon es muy conocido por la progresión armónica de los instrumentos de cuerda, que lo han convertido en una de las piezas mas reutilizadas en la música popular contemporánea. El Canon suele incluirse en compilaciones musicales con otras piezas de la época barroca junto con el Adagio de Tomaso Albinoni y el Aria de Johann Sebastian Bach; también se utiliza frecuentemente en las celebraciones de bodas.

El Canon de Pachelbel



Kyrie y Dies Irae - Requiem (W.A. Mozart)

La Misa de Réquiem en re menor, KV 626, compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart, es una obra basada en la liturgia católica para interpretarse en memoria de un fallecido. Fue la última misa escrita por Mozart, quien murió en 1791 sin poder terminarla. Fue terminada, siguiendo indicaciones del mismo Mozart, por Franz Xaver Süssmayr, y es considerada la obra más transcendental de Mozart. El Réquiem está dividido en siete bloques, algunos de los cuales, a su vez, se subdividen en partes más pequeñas. Toda la obra en sí es monumental, pero sin duda las que no dejan indiferentes a nadie son los coros del Kyrie Eleison (compuesto por Mozart) y el Dies Irae (compuesto en parte por Mozart y completado por Süssmayr).

Concierto Voces para la Paz 2010. Auditorio Nacional de Música (Madrid).



Promenade - Cuadros de una exposición (M. Músorgski)

Cuadros de una exposición es una famosa suite de piezas compuesta por Modest Músorgski en 1874, quien se inspiró en diez pinturas y dibujos incluidos en una exposición póstuma de su gran amigo, el artista y arquitecto Víktor Hartmann, fallecido un año antes, a la edad de 39 años. A manera de homenaje, el compositor quiso "dibujar con la música" (lo que se llama música programática) algunos de los cuadros expuestos. Para dar continuidad a esta secuencia de piezas, muy diferentes entre sí, Musorgski recurre a la repetición de una pieza, nombrada Promenade (paseo), que simula el recorrido del visitante por la exposición. El tratamiento de este tema es el que describe la acción y crea la tensión: aparece íntegro la primera y quinta vez y fragmentado entre ambos dos. Músorgski escribió la obra para piano, aunque ha sido conocida y más interpretada por la orquestación que el compositor Maurice Ravel hizo de ella en 1922.



Orquesta filarmónica de Londres interpretando Promenade, de M. Músorgski.


Ad infinitum...

Podría seguir así por horas, y siempre faltarían piezas imprescindibles. Esta lista caprichosa, podríamos decir, estará siempre incompleta. De todas formas espero hayan disfrutado de la selección. Nos vemos en la próxima entrada... cuando pueda escribirla.
 
Nota del 14/mayo/2023: Acabo de descubrir la "Danza Macabra, Opus 40" de Camille Saint-Saëns, que merece un lugar en esta arbitraria selección de piezas musicales.



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