Apuntes adicionales sobre la tumba de Robert H. Sholl

Hace una década (lo que voy a decir es una trivialidad, pero... ¡cómo pasa el tiempo!), escribí en el joven blog de aquel entonces un nota dedicada a la tumba del teniente R.H Sholl, en las inmediaciones de Puerto San Julián. Aquella nota trataba, entre otras cosas, acerca del relato de la muerte del joven marino según las notas de la bitácora del Beagle y el diario de Parker King, la situación actual de paraje y las inscripciones en las placas conmemorativas que se hallan en el lugar. Si bien no he vuelto a visitar San Julián desde entonces (y la verdad es que merece una nueva visita), en los últimos años llegó a mis manos algo de información adicional que me gustaría compartir, por lo que me pareció conveniente actualizar aquella nota original de 2012. Por lo tanto, los invito a repasar los hechos, empezando como es debido, por el principio.

Tumba de Robert H. Sholl (fotografía del autor, enero de 2012).


El deceso

En Mayo de 1826 zarparon de Plymouth dos buques del Almirantazgo Británico, el HMS Adventure y el HMS Beagle, con el objeto de inspeccionar las costas meridionales de América del Sur. En ese primer viaje no se encontraba Darwin, que se incorporaría cinco años después, en el segundo viaje del Beagle (el más famoso). El Adventure iba al mando del comandante Phillip Parker King, mientras que el Beagle estaba bajo el mando del comandante Pringle Stokes. Éste último se suicidaría en agosto de 1828, antes de finalizar el viaje, y su puesto sería ocupado luego por el célebre teniente Robert Fitz-Roy. Sin embargo, antes de este suceso, ocurriría otro deceso en suelo patagónico. El guardiamarina R.H. Sholl, del Adventure, fue promovido a teniente del Beagle en Septiembre de 1826, en reemplazo del teniente E. Hawkes y a pedido del capitán King. Su carrera en este buque sería corta, de acuerdo a lo que dice la bitácora del Beagle:

Domingo, 20 de Enero, 2:45pm: El Teniente Sholl ha dejado de existir.
Lunes, 21 de Enero, 8:40 pm: El capitán fue con el cúter a buscar un lugar conveniente para enterrar el cuerpo del fallecido.
11.15: Los oficiales y marineros fueron en el yawl (nota: una especie de velero) para enterrar el cuerpo del fallecido.
16:50: El yawl regresó con los oficiales.
A las 6 el Capitán regresó en el cúter.

Plano de un yawl de año 1799, posiblemente muy parecido al usado en Beagle. Fuente: Royal Museums Greenwich.


Después de este suceso, el Beagle continuó su camino por la costa atlántica de la Patagonia, reencontrándose con el Adventure en Puerto Hambre (cerca del actual Punta Arenas). Allí el capitán King se enteró de las malas noticias:


"A la llegada del Beagle se nos informó de la muerte del teniente Robert H. Sholl, después de una enfermedad de diez días. Sus restos fueron enterrados en el Puerto de San Julián, donde se construyó una lápida en su memoria. La muerte de este excelente hombre joven afectó a todos sus amigos, y en especial a mí. Fue designado para la expedición, como guardiamarina, exclusivamente a causa de su carácter. Durante el viaje desde Inglaterra, ayudó a salvar la carga de un buque, que quedó varado en Puerto Praya, y en nuestra llegada a Río de Janeiro, el Comandante en Jefe le dio un cargo de teniente vacante a bordo del Beagle: un compromiso que, hasta el momento de su lamentada muerte, cumplió fervorosa y honrosamente." - Voyages of the Adventure and Beagle, Volume I – King, P. Parker (1838)

Sobre la muerte de Sholl, no se sabe exactamente que fue lo que le sucedió, más allá de los referidos "diez días de enfermedad". Hay quienes dicen que se debido a algún tipo de accidente producto de un encallamiento del Beagle, pero el único testimonio de un evento de ese tipo es del 31 de Enero del año anterior, según la bitácora del barco. También, en algunas fuentes, se desliza que el desdichado hombre pudo haberse suicidado producto de un apercibimiento que recibió debido a algún error en el cumplimiento de su trabajo. Sin embargo, estos rumores carecen de sustento firme, por lo cual considero que no son más que otro de los tantos mitos que se cuentan a lo largo de la costa patagónica.

Vista parcial de la Bahía de San Julián, desde Punta Tumba (Enero 2012).


Vista satelital de San Julián (abajo, al centro), con la identificación del sitio del entierro del teniente Sholl. Fuente: Google Maps.

El lugar

Así fue como desde aquel lejano enero de 1828, los restos del teniente Sholl descansan en un lugar de la bahía de San Julián, un paraje al que desde entonces se conoce como Punta Tumba, o Tumba Sholl, a unos 3 o 4 kilómetros al norte de Puerto San Julián. Tuve la oportunidad de visitar dicho lugar, junto con los restos del frigorífico Swift, en Enero de este año. La bahía de San Julián es hermosa, y el paraje donde se halla la tumba de Sholl no es la excepción.

La tumba originalmente consistía en un montón de piedras y una lápida toscamente tallada en una roca. Con el tiempo, y la visita de tripulaciones de diferentes barcos, se fueron agregando otros elementos. La lápida original, borrosa según referencias periodísticas de 1929, se puede encontrar en el museo local, y en su lugar hay una cruz de hierro y una cerca de metal pintada de blanco. Sobre la tumba hay una serie de placas conmemorativas dejadas por las tripulaciones de algunos barcos que estuvieron en la zona a fines del siglo XIX y principios del XX.


Detalle de la cruz y placa colocadas por los tripulantes del buque La Argentina en la tumba de Robert H. Sholl (Enero de 2012).

La historia de la cruz de hierro y unas botellas de whisky

Aunque parezca fuera de lugar, el origen de la cruz de hierro se relaciona con unas botellas de whisky desaparecidas en la tumba del teniente Sholl. Esta parte de la historia la descubrí gracias al trabajo de Carolyn Kerr, quien logró reunir las piezas del rompecabezas, y gracias al aporte de Jorge Martín, de Río Gallegos, quien me hizo llegar el boletín naval Nº9 (pag. 575). Lamentablemente el artículo original de Carolyn Kerr no es accesible actualmente, pero voy a tratar de resumir la historia a partir de una copia del mismo. La fuente proviene de un libro publicado en 1931, llamado "A Yankee In Patagonia", que relata las andanzas patagónicas del estadounidense Edward Chace, y un artículo publicado en el periódico inglés "The Standard", de Buenos Aires. En el libro, Chace cuenta una historia que le relató un criador de ovejas escocés llamado Monroe, que vivía en la zona de San Julián, acerca de una caja de buen whisky que había escondido unos años atrás en un montón de piedras bajo una cruz en la cima de una colina cerca del puerto, que marcaba la tumba de un teniente del Beagle. Esto me obliga a reflexionar sobre la racionalidad de esconder algo preciado, en este caso un buen whisky, en una tumba. De por sí el escondite parece algo morboso, más de profanador que de hombre precavido, pero además justamente una tumba solitaria en un paraje como ese invita a la curiosidad, a acercarse a dar un vistazo. Será por eso que las botellas de whisky desaparecieron misteriosamente, según Monroe, robadas por la tripulación de algún barco que entró en la bahía. Monroe sostenía que los ladrones debían haber confundido la tumba de Sholl con una tumba india y trataron de desvalijarla, pero en lugar de ello se encontraron con unas inesperadas botellas de whisky.

El buque escuela "La Argentina" estuvo anclado en San Julián en noviembre de 1890, y su tripulación fue la que dio parte de un una curiosa historia en torno a la tumba de Sholl. Fuente: Histarmar.


Monroe debió contar esta historia a Chase en algún momento entre 1897, cuando Chase llegó, y 1899, cuando Munroe murió. Nunca supo quien le había robado sus botellas, y seguramente (supongo yo), debe haber contado esta historia muchas veces. Pero podría haber descubierto a los ladrones si hubiera leído el periódico "The Standard" en febrero de 1891, donde aparece un relato de como se robaron las botellas de whisky de Monroe. En ese mes salieron publicadas una serie de notas acerca del viaje del buque escuela "La Argentina", que había recorrido toda la costa patagónica durante la segunda mitad de 1890, llevando como comandante al Capitán D. Martín Rivadavia, y como segundo a D. Manuel Domecq García. En uno de estos artículos, llamado 'Crucero de La Argentina, Capítulo III' (Aclaración, el crucero La Argentina fue un barco que se incorporó a la Armada en 1891, el barco que se menciona en la nota de The Standard es el buque escuela), se describe la visita a San Julián en noviembre de 1890 de la siguiente manera:


Volvimos a salir de Santa Cruz el 1 de noviembre y el 4 anclamos en San Julián, el mejor puerto que he visto en la costa; nos acercamos a la orilla y desembarcó un grupo numeroso que, después de explorar un poco, regresó con cuatro botellas de buen 'Garnkirk' que habían encontrado en un agujero, y una cantidad de huevos y flores que habían recogido; no encontraron ni rastro de habitantes, así que disparamos nuestro cañón grande al atardecer y a las 9 de la noche encendí unos cohetes para avisar a los colonos de nuestra presencia. A la mañana siguiente apareció un jinete y cuando lo trajeron a bordo resultó ser un pastor escocés al servicio del señor Munroe; no había oído ningún cañón aunque había estado toda la noche vigilando los rebaños, ya que los leones son muy molestos; y había venido casualmente a echar un vistazo...
...
El Sr. Munroe envió dos caballos con un pastor paraguayo. Nuestro capitán los quería para llevar instrumentos y un observador para tomar rumbos en la barra, y mientras se preparaban los caballos, examinamos el agujero donde estaba el whisky y encontramos una piedra plana con la siguiente inscripción:- 'Teniente R. Sholl, H.B.M.S. Beagle. Fallecido el 20 de junio de 1828, a la edad de 31 años".
...
Con una pala empezamos a cavar para ver si el cuerpo había sido retirado; después de un tiempo llegamos al ataúd y a una placa de cobre con la misma inscripción que en la piedra; entonces rellenamos la tumba e hicimos una cruz de hierro con el anillo de una rueda de carro que encontramos. Se preparó una placa de latón y se remachó a la cruz, con la siguiente inscripción:-"Teniente R Sholl, oficial de la Beagle, fallecido 20 Junio 1828. A su memoria la dotación de la corbeta de Guerra Argentina. La Argentina, 8 de Noviembre 1890". La piedra con la inscripción en inglés fue colocada al pie de la cruz y la tumba cubierta con piedras y tierra y flores silvestres y hierbas plantadas por todo el lugar.

En resumen, los culpables del robo del whisky fueron los tripulantes de "La Argentina", que también hicieron la cruz para la tumba que vemos hoy en día. Siendo justos, los marinos no sabían que el whisky pertenecía a Munroe, pero podrían haber preguntado. Para colmo de males, Munroe les ayudó mucho prestándoles los caballos. Nunca supo que estaba ayudando a los mismos que le robaron su preciado whisky.


Antigua botella de whisky escocés Garn Kirk... ¿similar a las desaparecidas en noviembre de 1890? Fuente: Whiskybase.

 

Las placas

Hoy en día desconozco si se han agregado/removido placas, pero según me consta, de mi visita en 2012, se podían ver las placas que enumero a continuación. Comenzando por la cruz que colocaron los tripulantes de La Argentina, allí hay una placa con la siguiente inscripción:

Aquí yace el teniente R. Sholl. oficial de la "Beagle" fallecido 20 Junio 1828. A su memoria... la dotación de la corbeta de guerra argentina "La Argentina" 8 Noviembre 1890

Nótese el error en la fecha de la placa, que menciona junio en lugar de enero, lo cual es producto de copiar el dato de la lápida original, tallada en piedra, la cual estaba borrosa y no se distinguía "Jan", de "January" (enero), de "Jun", de "June" (junio).


Fotografía de la placa identificatoria de la tumba de Sholl, pero con un detalle en madera en la parte superior que no estaba en mi visita de 2012. Esta foto parece ser más antigua y la forma en la que se ve la placa parece recordar a como se la aprecia en una foto mucho más antigua, publicada en el libro Jerónimo Gómez Izquierdo. Fuente: Patbrit.org
 
 
A nivel del piso, sobre las piedras, hay otras tres placas más:

A la memoria del teniente Sholl. Los tripulantes del buque hidrográfico cañonero "Patria" 21 Septiembre 1924

Al teniente R H Sholl El pueblo de San Julián 1828 - XX - I - 1928

Al teniente Sholl el buque hidrográfico "San Luis" 15 Febrero 1929

Detalle de las placas en el piso de la tumba de Robert H. Sholl (Enero de 2012).

 
Según consta en un trabajo del profesor Walther Schiller, del museo de La Plata, titulado "A Lonely Grave in Patagonia" (The Geographical Journal, Vol. 71, No. 1 (Jan., 1928), pp. 74-76), habían otras placas más, una dejada por al tripulación de la corbeta Uruguay, en 1916, y otra del balizador Alférez Mackinley, de 1919. Sin embargo, no recuerdo haber visto ninguna de ellas en el lugar. Puede ser que se hallen en el museo local, aunque mucho me temo que hayan sido blanco del vandalismo, como ocurre en tantos otro lugares (ver cementerio de Puerto Lobos).

En la edición de agosto de 1929 de la revista Argentina Austral (Nº2, pág. 36) aparece una nota en la sección "Mundo Social" acerca de un homenaje en al tumba del teniente Sholl, que incluyó la colocación de una placa. Transcribo a continuación el contenido de la nota:

Homenaje a la memoria del Teniente Scholl. - El Comandante, oficialidad y tripulación del Transporte "1º de Mayo”, rindieron el 27 de Junio ppdo, un homenaje a la memoria del malogrado Teniente Scholl, el que consistió en la colocación de una placa recordatoria en su tumba, que se halla frente a “Punta Caldera”, en este puerto. También tomaron parte en dicho homenaje las autoridades locales, numerosas familias y caballeros, y el cuerpo de Boys-Scouts.

Terminado el acto y en circunstancias que los concurrentes retornaban al puerto, ocurrió un accidente tanto más lamentable por haberse producido al finalizar dicho homenaje, como por sus consecuencias. Un camión ocupado por más o menos 20 marineros y conducido por uno de ellos, volcó a causa de una mala maniobra, quedando debajo del vehículo la mayoría de los ocupantes. Afortunadamente, la comitiva que seguía al citado camión pudo prestarle su ayuda inmediata, procediendo a levantar el camión y socorrer a los lesionados, que resultaron ser 14, de los cuales 10 con contusiones y heridas leves, y 4 más graves, todos los cuales fueron atendidos por los médicos locales y el de la nave.

Este accidente causó penosa impresión en la localidad, y sus consecuencias se consideraron funestas para algunos de los heridos en un principio, pero afortunadamente pronto se notó franca mejoría en todos ellos, lo que permitió que fueran trasladados a la nave, que zarpó de este puerto pocos días después.

Adicionalmente, en la edición Nº6 de la revista Argentina Austral, de diciembre de 1929, aparece una nota dedicada al teniente Sholl (pag 41), escrita por un tal Enrique Leslie, en la cual se menciona la existencia de ocho placas, entre las cuales se hallaban las mencionadas previamente y otra correspondiente al buque hidrográfico "San Juan".


En el libro "Tierras australes - La Patagonia, Tierra del Fuego" de Jerónimo Gómez Izquierdo (1942), aparece una breve cita a Tumba Sholl, acompañada de una vieja foto en blanco y negro, de muy baja calidad. En la parte superior de la cruz se alcanza a ver una placa que, posiblemente, sea la que en la actualidad se encuentra un poco más abajo (la que dejaron los tripulantes de La Argentina).


Palabras finales

Me hubiese gustado escribir esta nota después de haber revisitado el lugar en forma personal, para verificar si todo sigue igual, pero San Julian es un lugar al que aún le adeudo una nueva visita. Sin embargo, hace rato que quería completar la historia, y gracias a la investigación de Carolyn Kerr y los datos aportados por Jorge Martín, de Río Gallegos, pude hacerlo. La tumba del teniente R.H. Sholl, como la de Crumby en Santa Elena, y otras tantas que yacen dispersas por el litoral patagónico, guardan historias increíbles que merecen ser rescatadas y recordadas para las siguientes generaciones.

Por mi parte, espero que hayan disfrutado de la historia, nos vemos en la próxima entrada.

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