Algunos apuntes adicionales sobre la goleta Lolita

Hace algunos años, 9 para ser más exactos (todavía no me creo que el blog está por cumplir una década), escribí una no muy completa entrada sobre el naufragio de la goleta Lolita, en la zona de Caleta Valdés. La información sobre este naufragio es escasa, los restos que se hallan en la costa tampoco son abundantes y, la verdad, se trata de un barco no muy relevante, por lo que los registros históricos que quedan son exiguos. Sin embargo, a cuentagotas, van apareciendo pequeñas pistas que enriquecen la historia de esta goleta, lo cual es motivo suficiente para volver a repasar los hechos y las fuentes. Veamos entonces (lo poco) que se sabe sobre la goleta Lolita.

Detalle del ancla de la goleta Lolita emergiendo de las aguas de Caleta Valdés [Enero 2011].


Un accidente premonitorio

Apenas un año antes del naufragio, en abril de 1904, la goleta Lolita estuvo en problemas en la zona del Golfo Nuevo. En el periódico argentino El País (no confundir con el periódico español del mismo nombre) del 21 de abril de 1904 se informaba acerca del salvamento de dos barcos, el Florianópolis y el Lolita, en la zona de Puerto Pirámides, debido a un fuerte temporal.

SALVAMENTO DE LOS BARCOS FLORIANÓPOLIS Y LOLITA
En el ministerio de Marina se han recibido comunicaciones telegráficas del comandante del Fueguino, avisando desde puerto Madryn, que prosiguen practicándose los mejores medios á fin de poner á flote los barcos Florianópolis y Lolita, encallados en Piramides, a causa del violento temporal que azotó aquellas regiones estos últimos días.
Estos se encuentran en la playa, completamente en seco con marea media.
Después de haber procedido á la descarga de los buques y de haber hecho la compostura de las averías, los barcos podrán salir de su varadura aprovechando la marea sesigia y ayudados por un remolcador.
La descarga de los barcos encallados se llevó á cabo con el personal que trabaja en las salinas de Puerto Piramides.
El coronel Betbeder, ha ordenado telegráficamente al comandante del Fueguino, que continúe los trabajos de salvamento y que se encuentre en Pirámides para la fecha de la gran marea próxima, para entonces facilitar, con ayuda del citado remolcador, poner á flote dichos buques.

El remolcador Fueguino fue el encargado de rescatar a los barcos Lolita y Florianópolis de su encalladura en Puerto Pirámides. Este remolcador operaría hasta la década del '30, siendo radiado en 1935 para su desguace. Fuente: Histarmar.


La nota del diario es bastante descriptiva. Un violento temporal en el Golfo Nuevo hizo varar en Puerto Pirámides a dos barcos que ocasionalmente se hallaban en la zona. Ambos fueron descargados y reparados, y se esperaba volver a ponerlos a flote en la siguiente marea de sicigia (o sea, cuando al pleamar alcanza una mayor altura), con la ayuda del remolcador Fueguino. Este remolcador o aviso, construido en los astilleros Summer Day de Inglaterra, se había incorporado a la Marina en 1901 (nota al margen: se puede encontrar una referencia en el Registro Nacional acerca del sueldo del patrón de este remolcador en 1901, que ascendía a 170$mn) y prestaba servicios en el sur del país, con base en el Puerto Militar de Bahía Blanca. Al parecer el rescate fue exitoso, ya que no hubo más novedades en este sentido. Un dato importante, que no aparece en la nota del diario El País pero, curiosamente, aparece en un periódico alemán de la misma fecha, es que ambos barcos eran propiedad de Ernesto Piaggio, quien, entre otras cosas, explotaba la salinera de la Península Valdés.

Recortes de diarios nacionales y extranjeros que comunican el varamiento de la goleta Lolita y el vapor Florianópolis. Es curiosa la repercusión de este accidente, sin mayores consecuencias, al punto que la nota fue publicada en Brasil y Alemania. Más aún, la nota publicada en el diario alemán Neue Hamburgische Börsen-Halle (24/abril/1904), incluso declara que ambos barcos son propiedad de Piaggio, cosa que no es comunicada por el diario nacional El País (21/abril/1904). El diario brasileño Diario da Tarde (22/abril/1904) identifica erróneamente a la Lolita como un vapor.


El naufragio de 1905

Un año después del varamiento en Puerto Pirámides, la goleta Lolita sufrió otro accidente, esta vez con consecuencias irreversibles. Según Emilio Ferro, en su libro "La Patagonia como la conocí", la goleta era de origen chileno y encalló en la restinga de Punta Cantor en 1905, cuando trataba de refugiarse en el interior de la caleta al ser sorprendida por un fuerte temporal. Lo de origen chileno, a priori, se contradice con el periódico alemán que le atribuía la pertenencia de la goleta de Ernesto Piaggio, pero bien podría ser que la bandera de la goleta fuese chilena o que el cambio de manos se haya dado en una época cercana a la del naufragio. Respecto a esto último, veamos que dice Ferro en su relato:

La goleta era de construcción fuerte, de hierro y su mástil era también del mismo material, lo que daba una seguridad de navegabilidad ya que hacía el cabotaje entre los puertos argentinos y chilenos llevando carga de primera necesidad para el abastecimiento del sur chileno. Tenía una carga completa de vino, harina, yerba y otros elementos de consumo de la población.

A raíz de esta encalladura, en seguida se trató de salvar la carga de víveres. Se construyó un galpón en la reserva fiscal del lote N* 51 cerca de Punta Cantor, y se trasladó toda la carga en depósito a dicho galpón. Los vestigios de la goleta aún hoy se pueden observar con marea baja ya que su fuerte construcción, como ya dije antes, ha resistido los embates del tiempo y la erosión.

La carga de esta goleta se fue usando entre los pobladores de la Península Valdés que aprovecharon su existencia. Posteriormente este galpón fue transformado en una vivienda de tres habitaciones con piso de madera y paredes y techo de chapas y su construcción fue hecha algo levantada sobre el nivel del suelo.

Restos de la goleta Lolita desperdigados por la costa [Marzo 2008].

Fantasmas en la casa

El naufragio de la goleta Lolita, y el posterior recupero de su carga, dio lugar a una segunda historia, que nada tiene que ver con el barco sino más bien con duendes y fantasmas. El galpón construido para almacenar la carga de la Lolita se convirtió en una vivienda en la cual vivió la familia Sanguinetti. Esta familia fue una de las que socorrió a los náufragos del trágico incendio del vapor Presidente Roca, ocurrido unos kilómetros más al sur de la boca de la Caleta Valdés. Como dice Emilio Ferro en su libro...


Al retirarse la familia Sanguinetti de ese lugar la casa quedó abandonada por mucho tiempo. En ese transcurso los pasajeros que pasaban a caballo por ese lugar aprovechaban para hacer noche y descansar los animales. Dormían sobre sus recados que le servían de cama. Pero de noche oían ruidos y a veces sus pilchas de cuero las encontraban fuera de su lugar. Así que se empezó a correr la voz que esa casa estaba embrujada y de noche aparecían los duendes que se divertían haciéndoles bromas a los que dormían. Ya ninguno se arrimaba a esa casa de noche y menos para dormir, por cuanto consideraban que existían brujas y duendes que no permitían descansar en ella.

Posteriormente mi padre se hizo cargo de esa reserva y compró la casa existente.

En 1919 una comisión de estudio de la Marina, empezó a hacer el relevamiento de las costas de esa península y pidieron permiso para alojar al personal de conscriptos en esa casa.

Al darle permiso los jóvenes conscriptos se instalaron en la casa embrujada, para poder seguir con el trabajo topográfico.

Conocida la novedad del alojamiento en dicha casa, en seguida los vecinos les hicieron conocer el peligro de vivir en esas habitaciones, por estar en poder de las brujas. Los conscriptos se instalaron cómodos pero con miedo, y se acostaron vestidos con el máuser a su alcance para repeler cualquier agresión de parte de los duendes y se organizaron de forma de tener una vigilancia permanente para desbaratar a los seres extraños que se decía existían en el lugar.

La primer noche fue de gran expectativa y muchos prefirieron dormir afuera, pero otros más corajudos optaron por quedarse en la casa.

Pasaron unas cuantas horas en la noche esperando la aparición de los duendes, y cuando todo era silencio y quietud, comenzaron los ruidos bajo el piso de la vivienda, y como la consigna era no moverse, esperando la aparición de los que hacían ruido, se llenaron de valor hasta escuchar ya el correteo de los seudos duendes, que al fin resultaron ser unos zorros que habían hecho su guarida debajo de la casa y de noche penetraban a las habitaciones buscando alimentos o algún cuero de lanar que había quedado abandonado allí.

Una vez reconocidos los extraños seres, a la mañana siguiente, con la luz del día los conscriptos levantaron algunas tablas del piso e hicieron una revisación completa debajo de la casa, mataron algunos zorros y otros huyeron de sus cuevas, donde cómodamente se habían instalado. Así terminó la creencia de la casa embrujada...


Si bien, insisto, poco tiene que ver esto con la goleta Lolita, no deja de ser una interesante anécdota relacionada con el folclore y las vivencias regionales.

Algunos de los restos de la goleta que se podían apreciar en la costa en enero de 2013. Alrededor descansan, indiferentes, varios elefantes marinos.

Comentarios finales

Hace unos meses publiqué una nota sobre el deterioro del patrimonio histórico regional, producto de la inevitable acción de los elementos naturales y de la enorme desidia tanto del Estado como de la sociedad misma. El pecio de la goleta Lolita es un claro ejemplo de ambas cosas. Hoy en día es poco lo que queda de este naufragio, las inclemencias del tiempo y las fuerte rompientes de ese lugar han reducido todo a un ancla, parte del mástil, y algunos pedazos de hierro asomando entre las piedras. En los alrededores descansan a sus anchas los elefantes marinos, esos enormes mamíferos que todos los años vienen a reproducirse a las costas de la Península Valdés entre los meses de Agosto y Marzo. Si bien existe cartelería y un pequeño mirador para "asomarse" al pecio, es poco lo que se ve y la información es muy escueta. Es cierto, no se trata de un barco especialmente relevante para la historia regional, pero se lo podría integrar dentro de una ruta de pecios y naufragios, lo cual le agregaría un punto más de interés a la de por sí cautivante Península Valdés.

Ruleman de la goleta Lolita. Foto compartida por Marcelo, uno de los seguidores del blog.

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