Curaciones milagrosas, pseudociencias y otras yerbas en la prensa patagónica de antaño (1/2)

Si bien la temática más importante del blog es la Patagonia, siempre hay lugar para las notas de contenido científico o relacionado con la divulgación de la ciencia (pueden ver algunas de estas notas clickeando en la etiqueta de "ciencia"). Por extensión, también he dedicado algún espacio al tema de las pseudociencias, que tienen poco de ciencias y mucho de pseudo, como pueden ver en algunas notas de años pasados (Terraplanistas, Mundos en colisión, etc.). El disparador, en este caso, fue una noticia que hallé en un ejemplar del semanario Golfo Nuevo del año 1931, acerca de una dudosa terapia médica de efímera existencia que vino de tierras españolas. A partir de esa punta del ovillo encontré otras curiosidades médicas en las páginas del semanario madrynense, y algunos otros sitios de internet, que nos llevan para el lado de las pseudociencias y de la Patagonia al mismo tiempo.

La extracción de la piedra de la locura (El Bosco, 1501-1505). Óleo sobre tabla de madera de roble, 48,5 x 34,5 cm. Fuente: Museo de El Prado.


En esta nota trataré de conjugar estos tres temas (Patagonia, ciencia y... lo que no es ciencia), como de costumbre, partiendo de estos hallazgos periodísticos y tratando de entender el contexto en el cual se generaban. También quiero resaltar la pertinencia de este asunto en la actualidad, ya que las pseudociencias están a la orden del día y han experimentado un notorio impulso de la mano de los cambios de humor sociales, propios de una época donde se cuestiona todo. Parece curioso que mientras que la ciencia en serio logra avances como nunca se vieron en la historia de la Humanidad, todas estas terapias y creencias, algunas antiguas y otras inventadas ayer mismo, experimentan un gran crecimiento y penetran en todos los niveles sociales. Usualmente estas disciplinas que se disfrazan de científicas esconden debajo de su fino maquillaje de palabras llamativas (el uso de la palabra cuántica, por ejemplo, suele ser frecuente) un cúmulo de viejas y nuevas creencias y supersticiones que no tienen ningún asidero, o que deforman o malinterpretan cosas que sí son ciertas.

La Patagonia, tierra de mitos e historias inusuales, no podía ser la excepción, y por sus caminos y pueblos desfilaron charlatanes y vendedores de ilusiones. Pero mejor me dejo de tanto palabrerío y los invito a recorrer este gabinete de curiosidades de la prensa regional durante la primera mitad del siglo XX.

1920: ¡Alerta! ¡curanderos a la vista!

En la edición del sábado 9 de octubre de 1920, el semanario Golfo Nuevo publica en primera plana una nota de dos columnas alertando sobre los peligros del curanderismo en la zona. La nota comienza alertando que "Día a día va adquiriendo mayores proporciones el desarrollo de esta plaga en el territorio, sobre todo en las campañas donde su número es ya numeroso" (sic). A continuación, el periodista se queja de la audacia de esos personajes, que operan a la vista de todos, con la complicidad de las autoridades, que no hacen mucho por detenerlos, aprovechándose de la "innata y crasa ignorancia de los tontos y de los crédulos".

En la campaña generalmente los que se dedican al "modus vivendi" que comentamos, son personas de escasa ilustración, y la mayoría de los casos personas que tienen un pequeño capitalito en animales, y que alternan la tares de curar la sarna de sus ovejas, con la tarea de curar las dolencias de los mortales, como si entre lo uno y lo otro no hubiera una indiferencia fundamental.

Se menciona una secta llamada "Santa Madre María" de la cual no se conoce sus ideas religiosas pero que se dedica al curanderismo, aunque sin ánimo de lucro al parecer, y que solo están impulsados por el fanatismo. Incluso se llega a trazar un paralelo con el culto fanático del gaucho Tata Dios, que había provocado una masacre en Tandil en la década de 1870. La comparación, a la luz de los hechos, parece exagerada, ya que hoy en día es imposible hallar información sobre esta secta de curanderos, pero sin duda se trataba de un tema que generaba alguna inquietud en aquel lejano 1920.

Se impone pues, velando por la salud pública que la Gobernación del Chubut, imparta órdenes terminantes a las autoridades policiales para que termine este mal que comentamos, y deje de ser una pesadilla la plaga de curanderos que hoy abunda en el territorio.

Extracto del semanario Golfo Nuevo del sábado 9 de octubre de 1920. Fuente: Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento (Puerto Madryn).


1922: Un zahorí alemán para encontrar agua en Puerto Madryn

Al no existir ríos, arroyos o manantiales cercanos, la provisión de agua siempre fue motivo de preocupación en Puerto Madryn. Desde que arribaron los colonos galeses a las costas de la Bahía Nueva, la cuestión del agua estuvo entre las preocupaciones más urgentes. En las páginas del semanario Golfo Nuevo, particularmente aquellas de las décadas de 1910 y 1920, aparecen frecuentes menciones a la falta de agua, a las gestiones con el gobierno nacional, a la perforación de pozos, etc, etc. Lo curioso es que que entre el 8 de marzo y el 13 de mayo de 1922, el municipio se embarcó en una búsqueda de agua mediante la ayuda de un rabdomante o zahorí, de apellido Von Uslar.

Para los que no estén familiarizados con el concepto, un rabdomante es alguien que afirma que puede detectar cambios del electromagnetismo a través del movimiento espontáneo de dispositivos simples sostenidos por sus manos, normalmente una varilla de madera o metal en forma de "Y" ó "L" o un péndulo. Los zahoríes afirman ser capaces de detectar la existencia de corrientes de agua, vetas de minerales, lagos subterráneos, etc. a cualquier profundidad. Esta capacidad especial no ha podido ser demostrada en condiciones controladas ni existe ninguna teoría científica que pueda, al menos parcialmente, explicarla.
 
Antiguo grabado que muestra un rabdomante haciendo una búsqueda con la tradicional rama en forma de "Y". La imagen proviene de la Deutsche Fotothek [Fuente: Wikipedia]


Los detalles de esta historia ya los conté en una nota de 2017, pero los resumo brevemente aquí. El zahorí Von Uslar ofreció hallar agua a cambio del pago de 1000 pesos moneda nacional, unos 365 dólares de la época (6785 dólares de 2024). Entre finales de marzo y el mes de abril de dicho año se emprendió la excavación de tres pozos la zona conocida como subida de "El Palo". Los resultados fueron contundentes: se perforaron dos de los tres pozos y no se halló nada. El tercer pozo no se pudo perforar porque desapareció la estaca que señalizaba el lugar, así que se perforó otro pozo cerca del primero, con resultados igualmente nulos. Por lo tanto, debido a la ausencia de resultados, el convenio se dio de baja y, entiendo que, no se abonó la suma pactada. La prensa de esa época reflexionaba, a partir de este fracaso, sobre la necesidad de acudir a la Nación para impulsar un proyecto más ambicioso: traer agua del río Chubut. Hoy en día, los más de 100.000 habitantes de la ciudad gozan del agua potable gracias a esta última opción.

Combatiendo enfermedades urinarias con "cachets"

En la edición del 25 de mayo de 1923 del diario El Chubut (Comodoro Rivadavia), aparece una publicidad pequeña, con un título corto y muy llamativo: "URINARIAS". La publicidad se refería a unos "cachets" (al parecer una palabra de origen francés que se traduce como sello medicinal) preparados por el Dr Angel García Collazo en la ciudad de Rosario. La publicidad decía que servía para combatir enfermedades venéreas y urinarias en hombres y mujeres, evitando tratamientos tradicionales, y que en casos muy severos podía complementarse con la "Poción Tónica Depurativa Collazo", del mismo profesional médico. Adicionalmente el anuncio terminaba ofreciendo un librito relativo a las enfermedades urinarias que sería enviado a quien lo solicite. Una búsqueda en Internet revela que la publicidad de los cachets Collazo aparecía en muchos diarios de América e incluso de España, llegando a figurar en el Boletín oficial de la Oficina Nacional de Invenciones de Cuba (años 1943). Como dice una página del recuerdo de la vecina República Oriental del Uruguay, era un producto "para los aventureros galanes que no se cuidaban en los cabarets y luego andaban sufriendo".

Publicidad de los cachets Collazo aparecida en el diario El Chubut, de Comodoro Rivadavia, el 25 de mayo de 1923. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia.


Phagozyt renueva tu sangre

Otro medicamento milagroso, pero de espectro más amplio que los cachets Collazo, es el que se publicitaba en algunos medios de la década de 1920: Phagozyt. La publicidad, aparecida en el diario El Chubut (Comodoro Rivadavia) del 7 de junio de 1924, empezaba resaltando que este remedio era una "obra de la sabiduría alemana" y citaba a un posiblemente inexistente Dr. Spohn, quien aseguraba que "jamás había encontrado un remedio más eficaz que Phagozyt". Este tipo de referencias a doctores y países reconocidos por su ciencia, como Alemania, era una cita usual en estos productos que decían curar múltiples enfermedades. Según el anuncio, Phagozyt alcalinizaba la sangre y demás jugos del organismo (sic), impulsando las funciones de todos los órganos y disolviendo el ácido úrico, entre otras cosas. Más aún, "Phagozyt actúa científicamente en la Diabetes", y un largo etcétera de virtudes. El producto era de un laboratorio de Rosario, y costaba 6 $mn, casi 2 dólares de la época (unos 36 dólares de 2024). La publicidad de este producto milagroso trascendía las fronteras, porque también podía encontrarse en anuncios de revistas de la vecina República Oriental del Uruguay.

Publicidad de Phagozyt aparecida en el diario El Chubut, de Comodoro Rivadavia, el 7 de junio de 1924. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia.


Otro caso de curanderismo o ejercicio ilegal de la medicina

En 1925 el diario El Chubut, de Comodoro Rivadavia, se hizo eco de un caso de curanderismo que ocurrió en la localidad de Sarmiento, por aquel entonces Colonia Sarmiento. El caso parece bastante complejo, por lo que se desprende de las notas periodísticas, pero podría resumirse en que se trataba de una persona, que ejercía como farmacéutico pero no lo era, y que practicaba la medicina de forma ilegal. Al parecer este personaje llegó a estar detenido por este asunto, y estaba enfrentado con la Comisión de Fomento local. El periódico comodorense pedía a la autoridades una enérgica acción para poner coto a los abusos a la salud pública, poniendo como ejemplo el caso de este individuo. Ignoro el desenlace final del caso, pero tiene la pinta de ser más un ajuste de cuentas o un pase de facturas entre miembros de bandos políticos locales diferentes que otra cosa.

Noticia sobre un caso de curanderismo en Sarmiento aparecida en el diario El Chubut, de Comodoro Rivadavia, el 6 de marzo de 1925. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia.


La siguiente referencia sobre el caso de curanderismo en Sarmiento apareció en el diario El Chubut, de Comodoro Rivadavia, el 24 de abril de 1925. Fuente: Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia.


1930: La asueroterapia se pone de moda

A finales de 1930 y principios de 1931 hubo una seguidilla de notas y publicidades que aparecieron en el semanario Golfo Nuevo sobre una novedosa terapia médica recién arribada de España que prometía ser la solución a numerosas dolencias: la asueroterapia. El responsable de esta moda pasajera fue el médico donostiarra Fernando Asuero, quien en 1929, a los 43 años, se hizo famoso en su tierra por unas supuestas curaciones milagrosas. Su técnica, que fue llamada Asueroterapia, se basaba en la cauterización del nervio trigémino a través de las fosas nasales. Era una modificación de una técnica desarrollada en Francia en 1914, que se llamó «centroterapia» o «reflejoterapia», y que otros médicos habían utilizado para tratar el asma y otras enfermedades. A pesar de las fuertes críticas de reputados médicos y científicos (incluyendo el premio Nobel Ramón y Cajal), la noticia de los milagros del Dr. Asuero corrieron por toda España y luego se extendieron a América, generando una especie de psicosis. El propio Asuero decía que era capaz de curar diferentes enfermedades como asma, epilepsia, úlceras varicosas, sordera, ceguera y parálisis. Se decía incluso que trató enfermos que entraron con muletas en su consultorio y que salieron andando sin ellas. La prensa diseminaba estas noticias, aunque nunca mencionaba que a los pocos días, o semanas, las dolencias de los enfermos retornaban, porque la mayoría de esas curaciones milagrosas eran fruto de la autosugestión y el efecto placebo.

Cuando pasó la ola de furor y el interés de la prensa española por la asueroterapia decayó, Asuero cerró su clínica en San Sebastián y se marchó a Buenos Aires, donde al parecer no tuvo éxito. Regresó a su San Sebastián natal, donde falleció a los 66 años, llevándose con él el interés por esta técnica. Pero cuando aún la moda de la asueroterapia estaba en su momento álgido, hubo profesionales médicos que practicaron esta técnica y que la llevaron a la Patagonia. Por ejemplo, se dice que en Bahía Blanca hubo algunos de estos médicos adeptos a las enseñanzas del Dr. Asuero, que llegaron entre 1930 y 1931, tales como Rafael Busico, quien atendió en el hotel Atlántico (Brown y avenida Colón), Fernando Vital ("discípulo de Asuero en San Sebastián"), quien atendió en el hotel Central Muñiz, y Gómez Llueca (recuerden este nombre), de la Clínica Nacional Asueroterápica, quien se alojó en el hotel D'Italia.
 
Anuncio publicitario aparecido en el semanario Golfo Nuevo del 1º de noviembre de 1930. Fuente: Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento (Puerto Madryn).


En Puerto Madryn también se practicó la asueroterapia, de la mano de un médico viajero, en el año 1931. En las páginas del semanario Golfo Nuevo se encuentran publicidades tanto en noviembre de 1930 como enero de 1931, que hacen referencia a la visita del médico del Hospital Álvarez, el Dr. Arturo J. Dinucci. Este médico, que decía practicar el método del donostiarra Asuero, anunciaba su próximo paso por Puerto Madryn a bordo del vapor José Menéndez (en 1930) o el Asturiano (en 1931). En ambos casos advertía que su permanencia en el puerto iba a ser breve, por lo que solicitaba a los interesados inscribirse con anticipación en la administración del semanario Golfo Nuevo, y que iba a atender en el hotel Siguero (en 1931). En todas esas fechas, la visita se hacía en el contexto de un viaje al sur, por lo que es muy probable que el doctor Dinucci atendiese pacientes en todos los puertos de la costa patagónica donde atracaban estos vapores de la SAIEP.
 
Anuncio publicitario aparecido en el semanario Golfo Nuevo del 10 de enero de 1931. Fuente: Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento (Puerto Madryn).


Anuncio publicitario aparecido en el semanario Golfo Nuevo del 24 de enero de 1931. Fuente: Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento (Puerto Madryn).
 
 

1931: El Radiovitalizador Ostende, un invento revolucionario

En las páginas de la Revista Argentina Austral Nº22, del año 1931, se encuentra una publicidad de un dispositivo revolucionario denominado Radiovitalizador Ostende. Según ésta, el dispositivo captaba las "energías eléctricas del medio ambiente" y las incorporaba al cuerpo humano, no sin antes graduarlas de acuerdo a la capacidad acumulativa y las necesidades fisiológicas de la persona en cuestión. Dicho dispositivo se había adaptado para usarse dentro del calzado, "enchufado en plantillas prolijamente confeccionadas" y se podía usar en calzado de hombres, mujeres y niños. La publicidad también recomendaba el uso de este dispositivo a las personas que sufrían transpiraciones plantales y que no pueden conservar en invierno los pies a temperatura normal. Este producto, si bien aparecía publicado en medios patagónicos como la revista Argentina Austral, estaba diseminado por distintos lugares de América, tal como lo demuestran publicidades de esa época en revistas de Cuba y diarios chilenos.

Publicidad aparecida en la Revista Argentina Austral Nº22, del año 1931 (página 2).

Publicidad aparecida en la Revista Argentina Austral Nº22, del año 1931 (página 3).



Nota respecto al material de la Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento: los ejemplares digitalizados del semanario Golfo Nuevo han sido compartidos en forma pública a través de dos enlaces, que puedan consultar en esta dirección.
 
Nota respecto al material del Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia: la digitalización del diario EL CHUBUT (1921-1928) fue una iniciativa de los miembros del programa de investigación: “Patrimonio Cultural: Preservación, conservación, protección y difusión de los archivos de prensa de la historia local como documentos históricos de la UNPSJB- FHCS” con el apoyo de la Fundación Bunge y Born, el Programa PLALA/Harvard y la AECID.

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