Pinceladas del viejo Puerto Madryn

Hace algunos años escribí un par de artículos con algunas referencias y citas que hablaban tanto de la Patagonia en su conjunto como de Puerto Madryn en particular. Lo interesante de esas notas eran los extractos de fuentes diversas, con testimonios de tiempos pasados, que tenían ese encanto singular que les da la perspectiva temporal. Hoy voy a continuar por esa línea, con algunas citas que he ido juntando de diferentes fuentes, un compilado sin criterio definido que habla de un Puerto Madryn que ya no existe, o que al menos ha cambiado notoriamente. Por unos minutos dejemos que las hojas del calendario y las agujas del reloj corran en reversa y viajemos en el tiempo, a captar estas instantáneas del pasado.

El amor al suelo natal suele ser uno de los fieles compañeros de viajes que nos siguen hasta la misma muerte. Fuente: Blog Antonio Garrido.


Una descripción del Madryn de 1911

Hace unos pocos meses, cuando la pandemia todavía no lucía tan amenazadora como ahora, compartí en este blog un viejo mapa del Madryn de 1909, en el cuál se señalaban diferentes hitos urbanos que han desparecido en el curso del siglo pasado. También, hace varios años compartí la nota de la revista Caras y Caretas que hablaba del progresista Madryn de 1910. Para complementar ambas notas, rescaté un texto que tenía guardado hace un tiempo, extraído del libro "Bocetos de la Patagonia" de Alfredo M. F. Viton, en el cual podemos encontrar muchos paralelismos con las dos notas anteriores.
"Sesenta horas median entre Buenos Aires y Madryn, si es que el Atlántico, á la altura del cabo Corrientes ó del golfo de San Matías, no se encrespa... Y en la mañana de nuestro tercer día de viaje —dejando atrás la mancha verde de Cracker-Bay—, echamos el ancla frente á Puerto Madryn.
En las aguas tranquilas de la bahía se internaba el viejo muelle de madera. Al extremo de una espléndida construcción de fierro que penetra medio kilómetro en el agua, grúas modernas de vapor descargaban chatas, pailebotes y embarcaciones de menor calado. Amarrado á un pontón, un gran cargo-boat de la línea del Pacífico, entre el ruido de los engranajes, aligeraba sus valiosas mercancías, mientras el fuerte viento que silbaba con melodías extrañas, remolineaba bajo el cielo profundo el humo de sus anchas chimeneas.
En todo se revelaba la importancia comercial del puerto. Poderosos remolcadores dejaban tras sí las revueltas estelas de las hélices, mientras sus sirenas vibraban en el aire vivificante. En la orilla se movían carros, jinetes, peatones; un tren diminuto, en el que alternaban los modernos vagones al lado de otros de formas anticuadas, de aspecto raquítico, bajó de unos cerros á la izquierda. En la playa, orlada de blanca espuma, que el mar formaba con cadencia rumorosa, cabeceaban vanos botes, mientras los pescadores componían sus redes y algunas casillas de baño reverberaban en el sol.
A la derecha el viejo Madryn, con su puñado de casas destartaladas, desparramadas en las colinas arenosas en que crecen arbustos achaparrados y espinosos. A la izquierda, contrastaba el Madryn formado hace cinco años, á raíz del hallazgo de agua semisurgente por la compañía propietaria del puerto y su contorno, la cual desde entonces la reparte por cañerías, habiendo subdividido el lugar en lotes, y radicado una población de un millar de habitantes.
Las calles enarenadas naturalmente, amplias, cruzándose en ángulo recto; los espaciosos galpones y depósitos del ferrocarril y de particulares; los sólidos edificios de pintoresca y agradable construcción dan una idea de prosperidad, revelada, por otra parte, en el aire satisfecho y benévolo de sus pobladores.
Abundan los hoteles y los bares como en toda la costa sur; y entre los primeros los hay que en cuanto á comodidades é higiene, son superiores á los que, con nombres pomposos, ostentan ciudades importantes de la campaña bonaerense.
Las casas de comercio, muy numerosas, mueven generalmente fuertes capitales. Aquí ya empezaremos á notar el espíritu de asociación que la necesidad ha creado en la Patagonia, dando impulso á las cooperativas y sociedades anónimas.
La Cooperativa del Chubut, cuya casa matriz está en Trelew, posee sucursales en Rivadavia, Tecka, Sarmiento, Valle de las Plumas, Arroyo Pescado, etc. La Sociedad Importadora y Exportadora de la Patagonia, es una de las mu¬chas sucursales que la casa central de Punta Arenas posee en la costa. Aunque esta sociedad tenga su asiento en Chile, nos consta que parte de su capital de £ 180.000 está subscripto en Buenos Aires. En ambos almacenes y en muchos otros más, se encuentran toda clase de artículos extranjeros y por lo general ingleses, de excelente calidad y á precios sumamente reducidos.
En cuanto á comunicaciones, Madryn es afortunada. Además de la línea Mihanovich, tocan allí, la línea Nacional del Sur, la de Piaggio, la Pacific Steamship Navigation Co., y con alguna irregularidad una compañía de vapores italiana y otra norteamericana. Por otra parte, el ferrocarril Central del Chubut la une á Trelew y á Gaimán, por no¬venta kilómetros de línea. Cuando Payró escribió su "Australia Argentina", el tren hacía el viaje una ó dos veces por mes. Hoy hay un servicio diario de ida y vuelta, sujeto á horario y á precio bastante reducido, y cuando las necesidades de la importación y exportación lo exigen, un servicio extraordinario.
Y aquella tarde, al cruzar el tren la sucesión de colinas, en cuyas hondonadas verdegueantes las ovejas pacían tranquilamente, viendo las excelentes instalaciones de la estancia que la compañía del ferrocarril ha planteado vecina á Madryn, y los treinta molinos con que ha jalonado la travesía sin agua de otrora, volvían á mi mente las palabras imborrables de Payró..."


El texto es muy claro, no necesita mayores aclaraciones. Solo quiero destacar las cuestiones principales:

- Se menciona a los dos muelles, el de Gutyn Ebrill (... el viejo muelle de madera) y el actual muelle Piedra Buena (... una espléndida construcción de fierro que penetra medio kilómetro en el agua).

- Se mencionan pontones. En ese año aún no había llegado el Kaiser a Madryn, pero ya había pontones en la rada (tengo pendiente escribir sobre esto, hay cosas interesantes).

- La descripción del tren, "un tren diminuto, en el que alternaban los modernos vagones al lado de otros de formas anticuadas". Más adelante se habla de la existencia de un servicio diario, a diferencia del que vio Payró una década antes, que lo hacía un par de veces al mes.

- La descripción de los dos Madryn, el original, precario, a la derecha (el norte) mientras a la izquierda (el sur) comenzaba a levantarse la traza urbana de lo que hoy es el centro de la ciudad. Aquí aparece, otra vez, la mención a la red de distribución de agua por cañerías que mencionan las revista Caras y Caretas y que se señala en el mapa de 1909.

- La descripción de los servicios: hoteles, bares, almacenes, etc., que según Viton "son superiores á los que, con nombres pomposos, ostentan ciudades importantes de la campaña bonaerense".

- Las comunicaciones por vía marítima, que eran abundantes y muy variadas (recordemos que para esa fecha aún no existía el canal de Panamá, por lo que el tráfico marítimo en el sur era mayor). Años después, según lo que informa el semanario Golfo Nuevo, la calidad de esos servicios marítimos dejaría mucho que desear.

Esta foto, cuya fuente original he perdido en el caos de referencias y archivos de mi PC, muestra el Madryn primigenio, de fines del siglo XIX o principios del XX. En primera fila vemos la (tristemente) demolida casa del prefecto Derbes, y un poco más allá, el muelle viejo, el de Gutyn Ebrill, y el antiguo edificio de la prefectura.

Este cuadro, realizado por Hermann Baron Buxhoeveden, representa la calle 28 de julio, hace quien sabe cuántos años atrás.

Una bella dedicatoria en el diario local

En el semanario Golfo Nuevo del sábado 29 de febrero de 1936 podemos encontrar una pequeña carta escrita por un tal Ponce de León, una semana antes (el 22 de febrero), expresando sus sensaciones respecto de Puerto Madryn, la cual transcribo a continuación. Sin duda se trata de una visión más poética de la ciudad, que no se detiene en las cuestiones materiales o concretas, sino que exalta su belleza, la tranquilidad y las delicias de la vida.
"Un pueblo lindo, que cual alfombra bordada parece dormir a la orilla del mar.
Mi arribo en una mañana de luz y de sol, con transparencias sublimes en el cielo y un azul cabrilleo en el mar.
Puerto Madryn, con sus casillas mirándose en el espejo de las aguas; con sus animados grupos mujeriles mostrando un curioso concurso de piernas al descubierto; con sus chalets en un ansia de aventura hacia el mar; con las claras casas que recrearon mis ojos en un plácido reposo de remanso; con la acogedora cordialidad de sus hijos, se ha adentrado en el alma adueñándose de mis sentires de romántico y de mis
sueños inquietos de poeta.... Yo no sé si he vivido hace mucho tiempo en este puerto, incendiado de sol y enjoyado de azul, o si he llegado a él empujado por misteriosas atracciones y presentimientos inexpresables; sólo se que lo siento ya dentro con cadencias y arrullos adormecedores, como si en la selva de mi espíritu aleteara una bandada de palomas simbólicas.
Un puerto que seduce y atrae, que invita a ser fuerte y generoso... la fantasía vuela y se baña las alas en oro de sol y en luz de fiesta, y hay en el corazón— ansioso de sensaciones nuevas— como un hondo cantar con temblor de lágrimas y emociones purísimas."

Una vista de la costa de Puerto Madryn a principios del siglo XX. Más o menos corresponde a la altura de la actual calle Roque Saenz Peña.

Extracto del semanario Golfo Nuevo del día 29 de febrero de 1936, donde se publica la carta de Ponce de León.

Una nota elogiosa en una desconocida revista de 1939

Gracias a Facebook, encontré esta breve nota que al parecer fue publicada en el primer número de una desconocida revista denominada Lanas, en enero de 1939. La nota no está firmada, por lo que solo sabemos que su autor era un viajero, quien sabe de dónde y qué hacía en este lugar. Al igual que la carta anterior, en este caso se trata de una especie de elogio poético, en el cual se augura un gran futuro para el Madryn de los años venideros.
"La naturaleza parca y avara en el paisaje gris del anfiteatro, se prodiga en las aguas del gran Golfo y en playas magníficas donde muere la espuma. Asombra al viajero la belleza bravía, añil y ocre, verde a ratos, magnífica siempre, de nuestro mar y playa. "La mejor de Sudamérica" repiten quienes pueden comparar. El balneario, segura estación veraniega de moda en días no lejanos, es una de las grandes puertas hacia el porvenir que tiene Madryn.
Esta es una belleza escueta, por hoy. En el mañana, la presencia de navíos de banderas de remoto origen, pondrá en el paisaje la nota fuerte de otra vida. Habremos dejado de ser los hombres de hoy porque habría corrido la avalancha del provenir constituyéndose en el presente. La Patagonia ya no desierta ni desesperante, será atrayente y poderoso girón subcontinental que llenará los labios del mundo, y entonces, Puerto Madryn, en las evocaciones tendrá su destino de refugio marítimo estampado en la leyenda."
Aspecto de las casillas de la costa en aquellos años (previo a la década de 1960, cuando se desmontarían para construir la actual rambla).

Otra vista de las casillas de la costa, de fecha incierta. Por la perspectiva la foto parece tomada desde el muelle Piedra Buena. Fuente: Facebook Patricio Castillo Meisen.

Palabras Finales

La entrada de hoy no es muy elaborada, son apenas una pinceladas de un Puerto Madryn antiguo que ya no existe (lamentablemente en algunos casos el progreso ha sido malinterpretado por unos pocos con poder y dinero). Un poco de nostalgia, quizás impulsada por la situación que nos toca vivir, donde a los que estamos fuera de la provincia nos es imposible acercarnos en forma física, pero que seguimos de cerca lo que pasa en la región y la ciudad. Espero que en los próximos años no sigamos lamentándonos por las cosas que se perdieron por desidia y que por el contrario nos encuentre orgullosos de un Puerto Madryn que conjugue historia, naturaleza y progreso en forma equilibrada. Me despido aquí, como de costumbre, hasta la próxima entrada y les agradezco por seguir el blog. Hasta entonces

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