El falso progreso y el patrimonio histórico de Puerto Madryn


¿Para qué sirve la Historia? Digo la Historia, con "H" mayúscula, dando por entendido que me refiero al estudio de los hechos del pasado. Es una buena pregunta que deberíamos hacernos más a menudo. La Historia es más que una simple curiosidad por el pasado, por entender los tiempos y sociedades que ya no están. La Historia nos habla de quienes somos, el porqué de nuestra realidad, de nuestro presente. A través de la Historia, del análisis del pasado, podemos entender nuestro presente y anticipar nuestro futuro.

La casa del Prefecto Pedro Derbes, la construcción más antigua de material que aún quedaba en pie, tal como se veía en 2017. Fuente: Near Place.

La Historia hace a la identidad de los pueblos y debería ser cuidada con mucho esmero. Cuando se pierden fragmentos de la historia, se pierde la posibilidad de entender ciertos episodios, y por ende, se pierde la posibilidad de entender cosas de nuestro presente. Aún peor, cuando se pierde una parte de la historia también se pierde el aprendizaje obtenido, y por lo tanto se corre el riesgo de tener que volver a recorrer el mismo camino, reaprendiendo lo aprendido de manera a veces traumática.

Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo (George Santayana)


¿A qué viene estás reflexiones? Una vez más compruebo, con desazón, que en Puerto Madryn, en esta ciudad y en esta región que son tan importantes para mi, le hemos vuelto a dar la espalda a la historia. El Sábado 3 de agosto de 2019, topadora mediante, se demolió la casa de material más antigua de la ciudad. Se trataba de una pequeña construcción de existencia más que centenaria que había servido como vivienda del primer prefecto local, don Pedro Derbes, además de servir de Juzgado de Paz y otras funciones, sin olvidar que fue el lugar donde se alojo el presidente Roca en su visita al territorio en 1899.

El pasado está siempre presente en el futuro (anónimo)

Madryn pierde su identidad histórica a pasos agigantados, devorándose a sí misma parte de su rica historia así como la de sus esforzados pioneros. ¿En qué va a convertirse entonces? ¿en una ciudad paquidérmica y amnésica? ¿un vano escaparate de espejitos de colores sin alma?

La casa del Prefecto Pedro Derbes, el sábado 3 de agosto de 2019. La topadora se encargó de tirar hasta el último ladrillo y luego cargaron todo en un contenedor, como cualquier escombro sin valor. Fuente: LU17.

La demolición, encargada por una empresa constructora de la ciudad, comenzó ayer sábado pasadas las siete de la mañana, sin ningún tipo de aviso previo: “Si nos avisaban con tiempo que iba a pasar esto, hubiésemos sacado las aberturas, las cosas que había adentro, material que era histórico y llevarlo a nuestro museo, pero hacerlo así de sorpresa es una canallada”. Palabras de Pancho Sanabra, miembro del Centro de Estudios Históricos y Sociales (CHyS) de Puerto Madryn [Diario El Chubut].


Puede ser que exagere, o que sobreactúe, pero no puedo ocultar mi desazón ante esta vorágine de progreso mal entendido. Construir edificios en sitios con alguna importancia histórica no es progreso. Progreso es mejorar la vida de los habitantes de la ciudad con un mínimo impacto ambiental, social e histórico.

En Maurilia se invita al viajero a visitar la ciudad y al mismo tiempo a observar viejas tarjetas postales que la representan como era: la misma plaza idéntica con una gallina en el lugar de la estación de ómnibus, el quiosco de música en el lugar del puente, dos señoritas con sombrilla blanca en el lugar de la fabrica de explosivos. Ocurre que para no decepcionar a los habitantes, el viajero elogia la ciudad de las postales y la prefiere a la presente, aunque cuidándose de contener dentro de las reglas precisas su pesadumbre ante los cambios: reconociendo que la magnificencia y prosperidad de Maurilia convertida en metrópoli, comparada con la vieja Maurilia provinciana, no compensan cierta gracia perdida, que, sin embargo, se puede disfrutar solo ahora en las viejas postales, mientras antes, con la Maurilia provinciana delante de los ojos, no se veía realmente nada gracioso, y mucho menos se vería hoy si Maurilia hubiese permanecido igual, y que de todos modos la metrópoli tiene este atractivo más: que a través de lo que ha llegado a ser se puede evocar con nostalgia lo que era. Hay que cuidarse de decirles que a veces ciudades diferentes se suceden sobre el mismo suelo y bajo el mismo nombre, nacen y mueren sin haberse conocido, incomunicables entre sí. En ocasiones hasta los nombres de los habitantes permanecen iguales, y el acento de las voces, e incluso las facciones; pero los dioses que habitan bajo esos nombres y en esos lugares se han ido sin decir nada y en su sitio han anidado dioses extranjeros. Es inútil preguntarse si estos son mejores o peores que los antiguos, dado que no existe entre ellos ninguna relación, así como las viejas postales no representan a Maurilia como era, sino a otra ciudad que por casualidad se llamaba Maurilia como ésta. [Las ciudades invisibles, Ítalo Calvino]


Ya he comentado mi preocupación sobre el falso "progreso" que llevan estas demoliciones seriales. No voy a extenderme en este sentido, pero creo que no podemos dejar que esto siga pasando sin que haya consecuencias para los que atropellan la historia de todos. La historia olvidada, o perdida, tarde o temprano nos va a cobrar un precio a todos como sociedad.

Cartel a la entrada de la casa, que resumía su importancia histórica y resaltaba que era de interés municipal, según una ordenanza de 1983. Al parecer la ordenanza no fue suficiente para detener el atropello. Fuente: LU17.

Espero, de todo corazón, no tener que volver a escribir sobre este tema. Gracias por leer e interesarse por este tema tan sensible.

Hasta siempre


P.S.: Para el que esté interesado en profundizar, les dejo los enlaces a otros artículos sobre este mismo tema, que pueden ser de interés visto lo sucedido el pasado sábado.




- Fotos de Madryn de ayer y de hoy



P.S. (2): Agrego un video documental que encontré y que puede ayudar a valorar mejora la pérdida histórica para la ciudad

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