Al leer relatos e historias de los marinos en la época de la navegación a vela, antes de que los primeros vapores comenzasen a adueñarse de los mares, aparecen ciertos elementos y expresiones comunes que casí pueden clasificarse como clichés: mástiles, piratas, velas, "tierra a la vista", mascarones de proa, la rueda del timón, el catalejo del capitán... y los cañones. Estas armas, parientes primitivos de los que fueron usados en el siglo XX y los modernos sistemas de misiles, forman parte del imaginario de la época de los barcos a vela. No es difícil, ni grato, imaginar esas brutales escenas de combate en alta mar, donde estos dispositivos eran cargados y disparados a un ritmo frenético, lanzando proyectiles metálicos esféricos (en el mejor de los casos), los cuales impactarían sobre la cubierta del barco enemigo, destrozando estructuras y tripulantes de manera indistinta.
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Antiguo grabado sobre artillería de finales del siglo XIX. Fuente: Etsy.
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Cañones en el extremo sur de la Patagonia
Recorriendo la Patagonia no es extraño encontrar algunas reliquias de artillería que forman parte de monumentos o que se encuentran expuestas en museos. Sin ir más lejos, en este blog ya dediqué una nota a una de ellas, que se halla en el predio del Museo Municipal Punta Hermengo, aunque se trata de una pieza representativa del siglo XX... y no se encuentra en la Patagonia. Pero volviendo a la región patagónica, podemos encontrar piezas de artillería que están relacionadas de una u otra forma con la llegada de adelantados, conquistadores, exploradores, militares o colonos desde el momento en que Fernando de Magallanes puso un pie en la región hasta finales del siglo XIX. Las historias en torno a estas viejas armas no siempre es clara, la documentación es escasa o nula, y el origen es controvertido.
Para esta nota hice una selección, no exhaustiva, de diferentes tipos de cañones hallados en las costas patagónicas, algunos de los cuales tienen historias para contar mientras que otros son un completo enigma. Si bien los que tenía en mente hace tiempo eran los que se hallaron en la Península Valdés, el verdadero disparador de esta nota fue un ignoto cañón que adornaba una casa de té, de cuya existencia me enteré por mi amigo Héctor García. Pero mejor me dejo de tanto palabrerío y los invito a recorrer esta galería de piezas históricas, donde, como de costumbre, espero descubran cosas interesantes y que, en lo posible, me den una mano para poner un poco de luz en las partes más sombrías de la historia.
Los cañones de la Península Valdés
La Patagonia es una región maravillosa, como bien lo saben los seguidores de este blog, pero también es una tierra áspera, dura, difícil de domar. Exceptuando sus pobladores originarios, que se habían adaptado a las duras condiciones del territorio durante muchos siglos, la Patagonia fue hostil para los recién llegados. A lo largo de cuatro siglos hubo varios intentos de colonización y conquista del territorio que fracasaron, ya sea por el hambre, por los conflictos con los aborígenes o por los propios conflictos internos de los colonos y conquistadores. Recién en la segunda mitad del siglo XIX se pudieron establecer las primeras colonias y asentamientos en la Patagonia, algunos de los cuales perduraron hasta hoy. Dentro de ese proceso, la Península Valdés fue el escenario de unos de estos intentos de asentamiento, cuando la corona española planificó, en 1778, la instalación de cuatro establecimiento defensivos (dos principales y dos subsidiarios) en la costa atlántica, para defenderse de eventuales avanzadas británicas. Uno de estos establecimientos subsidiarios fue el Fuerte San José, creado en enero de 1779 en la Península Valdés.
No quiero desvirtuar la nota e irme por las ramas, la historia del Fuerte San José amerita una nota individual, por eso solo voy a citar que el fuerte estuvo operativo hasta que fue destruido por un malón en el mes de agosto de 1810. Desde entonces, hasta la segunda mitad del siglo XIX, no hubo asentamientos coloniales en el territorio provincial, incluyendo la península. Llegados a este punto, quiero volver sobre la trama y conectar con la idea central de esta nota: los cañones. ¿Acaso quedó algo de la artillería defensiva del fuerte? Pues sí, algo quedó, aunque en no muy buen estado.
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Fotografía extraída del "Suplemento Ilustrado de Golfo Nuevo - Álbum
Biográfico", publicado en Puerto Madryn en mayo de 1924 y reeditado en
el año 2004. |
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Fotografía tomada por quien escribe en enero de 2018 en el centro de interpretación del Istmo Florentino Ameghino. |
La duda que tengo sobre las fotos anteriores es si se trata del mismo cañón y, en caso que no, si fueron encontrados en el mismo lugar. La foto del Suplemento Ilustrado de Golfo Nuevo es de baja calidad, pero no parece ser el mismo cañón que está en el istmo. ¿Dónde está entonces el cañón de la foto de 1924? y el cañón que está en el centro de interpretación, ¿de dónde salió?
Sin dejar la Península Valdés, hay otros cañones que también parecen ser españoles, aunque a ciencia cierta se sabe poco y nada de ellos. Se trata del caso de los cañones hallados bajo el agua en el golfo San José, una historia un poco olvidada que tuvo cierta atención pública allá por 1990 y que luego cayó en el olvido. Según el relato periodístico de la época, tres buzos estaban practicando caza submarina en el golfo San José cuando se toparon con dos cañones y algunos restos de madera. Dicen que el lugar donde fueron hallados fue cerca de la boca del golfo, en las inmediaciones de Punta Buenos Aires. En el libro de Pancho Sanabra se menciona un lugar conocido como "La Esfinge", mientras que en otros lugares se hace mención a unos blancos de la marina enfrente de (Punta) Quiroga. Se informó del hallazgo a la Prefectura local, la cual organizó un rescate de las piezas sumergidas. Se trataba de dos cañones de 1,60 m de longitud, 40 cm de diámetro y un peso aproximado de 200 kg. No hubo participación de arqueólogos en todo el operativo.
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Recorte del diario El Chubut del día 21 de marzo de 1990 donde se relata
el rescate. Hay dos cosas muy llamativas en este artículo. La primera
es que le ponen nombre a un naufragio que nunca se relevó ni estudió
adecuadamente. Dicen que se trataba del Bergantín San Antonio, pero no
existe ninguna prueba que apoye esa hipótesis. La segunda es la
presencia del equipo de filmación y fotografía "Aventuras Subacuáticas
Internacionales", que decían trabajar para Canal 13 de Buenos Aires. Al
parecer trabajaban por su cuenta y pensaban vender el material al Canal
13, cosa que no sabemos si se concretó. En el grupo de Facebook Historia de Patagonia hay un hilo de discusión sobre este tema.
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Mapa agregado el 4/junio/2023: Gracias a un mensaje de César Colos, encontré esta copia de un mapa de la Prefectura Naval donde se señala el lugar de la extracción de los cañones, en el lugar denominado Fondeadero San Román.
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El cañón de la Prefectura Naval en Puerto Madryn
Saliendo de la Península Valdés, pero siguiendo el contorno del Golfo Nuevo, hay otro cañón cuya historia se desdibuja que se encuentra a escasos metros del muelle Piedra Buena, en Puerto Madryn. Me refiero al cañón que está al pie del mástil de la Prefectura local y que apunta hacia el mar hace quién sabe cuántos años. Al parecer ya se hallaba en ese lugar en el año 1924, año en donde aparece retratado en una foto en donde posan el prefecto Juan Carlos Marsengo junto con otros miembros de la Prefectura local. Según una investigación del Prefecto Principal Ricardo Montini, publicada en la revista Guardacostas Nº70, de septiembre de 1987, ese cañón posiblemente provenga de Rawson. Según consta en un inventario de enero de 1896, había en la entonces Sub-Prefectura del Chubut un "cañoncito de hierro desmontado inútil", que fue entregado, entre otras pertenencias, a la Gobernación del Territorio Nacional del Chubut. Meses después todos esos elementos son retirados por el Contramaestre Manuel Verdeal y embarcados en la goleta María Teresa, con destino a la Ayudantía de Puerto Madryn (actual Prefectura).
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En el documento de 1896 se menciona un cañoncito desmontado inútil, lo
cual podría corresponder a la falta de cureña que permitiera su
utilización. La cureña que actualmente posee, aparentemente la misma de
la fotografía de 1924, parece un agregado posterior a 1896 y haber sido
construida más para servir de soporte ornamental que para permitir su
uso como artillería. Fuente: Grupo Facebook Madryn Olvidado.
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Otra vista del cañón de la Prefectura, al pie del mástil y apuntando en dirección al mar. Fotografía de mi autoría.
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Según el estudio de Montini, se trata de un cañón de avancarga, de dos
cuerpos, construido en hierro. En la parte superior tiene un número “2” en
relieve, lo que indicaría un calibre conocido como "dos libras” (por el
peso aproximado de la bala que disparaba). Esquema extraído de la revista Guardacostas Nº70, de septiembre de 1987.
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Al margen de la investigación de Montini, no hay otras fuentes de información o pistas para seguir. El cañón no tiene inscripciones, marcas u otra señal que pudiera indicar procedencia o año de construcción. La tradición oral del viejo Madryn dice que fue dejado por un barco a principios del siglo XX. Sin embargo, el tipo de arma en sí resulta más compatible con una embarcación del siglo XIX (y no precisamente de finales de ese siglo), por lo que también es posible que su presencia en Chubut sea anterior a la creación de la Sub-Prefectura del Chubut (creada en 1879). Por el momento el misterio persiste, y el cañoncito de la Prefectura seguirá mudo hasta que alguien encuentre alguna pista perdida entre viejos papeles o fotos de época.
Los cañones de Avenida Julio A. Roca y 28 de julio
Recuerdo, podría decir que desde siempre, que en la rambla madrynense, a la altura de la avenida Julio A. Roca y la calle 28 de julio, había un mástil flanqueado por dos pequeños cañones que apuntaban en dirección al mar. Hace unos 5 o 6 años se hizo una remodelación, no exenta de críticas, de ese sector de la rambla y los cañones desaparecieron. Aparecieron tiempo después, reubicados por no se qué criterio estético, unos doscientos metros más al norte, cerca de la entrada a la terminal de cruceros, al pie de los bustos que conforman el Monumento a los Héroes Navales. Según se comenta en la web, esos cañones estaban al pie del mástil histórico desde 1965, año del centenario de la llegada de los colonos galeses. Más allá de este dato, que bien podría ser correcto, no se sabe nada acerca de la procedencia de esas piezas. ¿Eran cañones nuevos, sin uso, que fueron colocados allí como elemento ornamental? ¿Eran cañones usados traídos de otro lado? ¿Pertenecían a alguna embarcación fuera de servicio? En estos últimos dos casos, ¿cuál era su procedencia?
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Desde muy chico recuerdo haber visto estos cañones rellenos de piedras,
pero siempre tuve la duda de si alguna vez estuvieron operativos. Otra
cosa que me provoca curiosidad es si se trata de cañones para disparar
munición real o si son ceremoniales. Soy incapaz de reconocer este tipo
de características. Fotografía de mi autoría.
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Un ignoto cañón hallado en la meseta (y desaparecido más tarde)
Este caso fue, valga la analogía, el disparador de este artículo. Esta es una historia que me contó mi amigo Héctor García, quien amablemente me compartió las únicas fotos que tenía de esta pieza. Este cañón se podía apreciar hace unos años, antes de que la pandemia de Covid19 alterase la sociedad por completo, en una casa de té de la localidad de Gaiman. Los propietarios de la casa de té le comentaron a Héctor que habían encontrado ese cañón en un puesto de un campo en las cercanías, donde era usado como palenque para atar los caballos. Nadie sabía cuándo ni cómo había llegado hasta allí. Limpiado y emprolijado, pasó a formar parte de la decoración de la casa de té, donde agregaron un cartel informativo sugiriendo que podía tratarse de uno de los cañones que traía Simón de Alcazaba en su trágico intento de colonización del territorio patagónico. Estuvo expuesto allí durante varios años, hasta que el local cerró y se perdió el rastro. Apenas quedan un par de fotos en la web y estas que publico en el blog por vez primera. Según una consulta realizada por mi cuenta con el Área de Documentación del Museo del Ejército, en Toledo (España), la tipología del cañón es la de un cañón español naval, y su datación es más bien de principios del siglo XVIII.
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La única buena foto en primer plano que tengo del cañón de la casa de té. Difícilmente se trate de un cañón de la época de Simón de Alcazaba, como dice el cartel informativo, pero
bien podría tratarse de un cañón naval español de los siglos XVII o XVIII. La foto fue tomada por Héctor García.
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Detalle de la parte trasera del cañón. Fotografía de Héctor García.
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En el Museo Naval de Madrid encontré un plano de un cañón, de fecha
desconocida, que es casi un calco del que estaba en la casa de té. La
cureña tiene sus diferencias, pero bien podría ser una variante o una
modificación posterior. |
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Foto del interior de la casa de té Ty Nain, en Gaiman, donde lucía expuesto el cañón aquí descripto. Fuente: Tripadvisor.
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Hallazgos en Rawson
Hace poco tiempo encontré esta historia en Facebook. Se trata del hallazgo de una antigua bala de cañón que podría ser de la primera mitad del siglo XIX. La pieza en cuestión se encuentra muy deteriorada, con un corte muy profundo y abierto que la desfigura y un conjunto de trozos de óxido esféricos. Se la encontró en un lugar donde hubo ocupación humana desde la década de 1880, por lo que es lógico suponer que el fue disparada con anterioridad a esa fecha. Quién la disparó y cuándo es aún materia de investigación, aunque hay una interesante teoría que apunta a una explotación ganadera que se desarrolló durante la década de 1820, antes de la llegada de Libanus Jones a la zona.
Cañón de señales de Camarones
Siguiendo el recorrido con dirección al sur, la siguiente escala es la localidad de Camarones. Esta zona es pródiga en historias de naufragios, navegantes y exploradores. Seguramente hay más de un cañón sumergido y olvidado en esa solitaria costa del Chubut que va desde Santa Elena hasta Bahía Bustamante, con Camarones como centro. El caso al que me refiero en este punto no se trata de un cañón sino más bien de un cañoncito. Según me cuenta Héctor García, quien me hizo llegar estas fotos, se trata de un cañoncito naval para enviar señales sonoras. Fue restaurado por un particular, quien supuestamente lo rescató de un naufragio, y dicen que era usado para las festividades patrias en Camarones durante la primera mitad del siglo XX.
En uno de los lados del cañón se lee "W.R.A.Co Trade Mark registered in U.S.A.". La sigla identifica a la Winchester Repeating Arms Company de New Haven, Connecticut. Al parecer se trata de un cañón de señales de carga por culata de dicha compañía, un modelo diseñado por Charles H. Griffith que fue patentado el 20 de agosto de 1901. La característica exclusiva del cañón Winchester es su sistema de carga por culata, que hace que el funcionamiento del cañón sea muy sencillo y seguro en comparación con los cañones tradicionales de pólvora negra de avancarga.
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¿Cuál será el resto de la historia detrás de este cañoncito? ¿Provendrá de un naufragio? ¿de cuál? Fotografía de Héctor García. |
Siguiendo el recorrido imaginario hacía el extremo sur del continente, salimos de la provincia del Chubut y nos dirigimos al centro de la provincia de Santa Cruz. Allí, en la localidad de Comandante Luis Piedra Buena se encuentra la isla Pavón, en el medio del curso del río Santa Cruz. En ese lugar se alza una pequeña construcción que supo ser la vivienda de Don Luis Piedra Buena entre 1859 y 1879 (aprox). Hablar de este auténtico prócer patagónico merece más que una nota aparte, un libro entero, particularmente en lo relacionado a su contribución a la soberanía argentina en el territorio patagónico. Sin embargo, continuando con la temática planteada al comienzo de este artículo, voy a contarles la historia de dos cañones, de los cuales solo uno pude ver ne persona.
En mi visita a la isla Pavón en enero de este año encontré que en el frente de la residencia de Piedra Buena había un cañón muy bien pintado y cuidado. Al pie del mismo hay una placa que dice que se trata de un cañón Blakely de origen norteamericano que fue emplazado en la Isla de los Estados el 8/9/1884 por el Coronel Augusto Lasserre. Dicho cañón fue hallado perdido entre la maleza por un tripulante del rastreador Py el 15/11/1944. Fue rescatado del lugar y llevado hasta la isla Pavón, donde se encuentra desde el 22/12/1944. Estos cañones fueron diseñados por Theophilus Alexander Blakely, y representan un hito en la evolución de esta arma de artillería. Se fabricaron bajo licencia en varios lugares del mundo, con diferentes variantes. No pude identificar el modelo o diseño específico de este cañón, pero hay uno que es bastante similar en Grant Park, Galena, Illinois, el cual tiene el triste honor de ser el primer cañón disparado en la Guerra Civil Norteamericana.
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