La mágica ruta nacional Nº 25

Todas las rutas patagónicas tienen su encanto. Difícilmente podamos ponernos de acuerdo en cuál es más linda, cuál es la más aburrida o cuál hay que recorrer sí o sí una vez en la vida. En una hipotética encuesta, seguramente la RN 40 sería una de las más votadas, compitiendo con la RN 3, dos rutas paralelas que recorren los dos platos fuertes de la Patagonia: la cordillera y la costa. No puedo objetar nada de lo que digan sobre estas dos rutas, porque recorren paisajes y localidades bellísimas, pero por mi parte voy a poner en consideración una ruta de menor extensión, poco valorada, y que creo que es una de las más bellas, donde se puede apreciar el corazón de la provincia de Chubut. Me refiero a la RN 25, una ruta mágica y bien patagónica.

La Ruta Nacional Nº 25 (RN 25) atraviesa Chubut de costa a cordillera. Si alguna vez se preguntaron el porqué de la numeración, pueden ver un resumen sobre criterios de numeración de rutas nacionales en este enlace.

La RN 25 no tiene la misma prensa que la RN 40 o la RN 3, pero los paisajes que atraviesa son únicos, y tiene la ventaja de ser muy poco transitada y estar asfaltada, lo que hace el trayecto muy llevadero. Si se la recorre en el sentido del sol, es decir, desde la costa a la cordillera, la ruta comienza a pocos kilómetros de la orilla del mar, en la capital de la provincia, Rawson, más precisamente a los pies de la parroquia María Auxiliadora. Desde allí se dirige a la ciudad de Trelew, después de cruzar dos veces el río Chubut. Rodea a Trelew y luego sigue hacia el oeste, siempre al norte del río Chubut, atravesando todo el Valle Inferior del Río Chubut (VIRCh).


Durante los primeros kilómetros, la ruta bordea el valle del río Chubut, cerca de las poblaciones de origen galés de Gaiman y Dolavon.


En todo el valle del río Chubut se encuentran restos de lo que fue el Ferrocarril Central del Chubut. Uno de estos restos, quizás el más fotogénico, es el túnel que se encuentra en Gaiman.


La pequeña localidad de 28 de Julio (Tir Halen, Tierra Salada en idioma galés) es la última de las poblaciones de origen galés en el valle. A partir de aquí la ruta se interna en una zona de mesetas, directo al corazón de la provincia.


Después de dejar atrás el VIRCh, la ruta entra en la meseta, lejos del verde de la ribera del Río Chubut. Unos 90 km más adelante, en el paraje Las Chapas, hay una solitaria estación de servicio y un desvío que lleva al viajero al dique Florentino Ameghino y su pequeña población, un lugar de mucha belleza y tranquilidad. Una vez dejado atrás este desvío, la ruta sigue por la meseta, ascendiendo levemente, hasta llegar al paraje Las Plumas, que se divide en Alto Las Plumas y Bajo Las Plumas. En el primero de ellos no hay nada visible a simple vista, pero se trata de un punto de interés histórico, porque hasta allí llegaba la línea de ferrocarril que se conectaba con Puerto Madryn. Esa línea estaba proyectada para llegar hasta la cordillera, pero la obra se paralizó en el año 1924, al llegar al Alto de Las Plumas. Se esgrimieron diversos argumentos para justificar la paralización de la obra, tales como la modificación del trazado para evitar la bajada al cañadón de Las Plumas o la necesidad de compra de la línea del Ferrocarril Central del Chubut en el tramo Puerto Madryn-Dolavon. También en ese lugar, pero del otro lado de la ruta, hay un desvío que deriva en un camino de ripio que se interna en la meseta, al final de cual está el lugar donde se alza el monumento que recuerda el incidente que dio nombre al Valle de los Mártires.

El monumento que conmemora la masacre del Valle de los Mártires se fuera de la vista desde la ruta, y hay que internarse unos kilómetros en el interior para hallarlo.


Para llegar al Bajo Las Plumas hay que descender de la meseta hasta el nivel del Río Chubut, y allí se cruza nuevamente de lado, pasando a la ribera sur. Ese cruce se hacía antaño mediante una balsa, hasta que en el período entre 1957 y 1959 se construyó un puente. A partir de este punto, la ruta sigue más o menos bordeando el río, a veces cerca, a veces lejos, siempre por la ribera sur. La ruta se interna en uno de los parajes más bellos de la provincia, donde aparecen formaciones rocosas acantiladas, labradas por el viento y el agua, con formas caprichosas y espectaculares, mientras del otro lado el río Chubut fluye mansamente, siguiendo una traza de poca pendiente con decenas de curvas y ocasionales playas de arena fina.

La ruta atraviesa, en su sección central, una sucesión de valles (Los Mártires, Los Altares, Las Ruinas) donde las formaciones geológicas adquieren formas y proporciones fantásticas.

Otra parte de la ruta, en este caso cerca de la localidad de Los Altares, en el paraje denominado Rocky Trip, sobre el cual ya escribí en una nota previa.


En esta parte del trayecto la única localidad que encuentra el viajero es Los Altares, parada casi obligada para recargar combustible, comprar algo y descansar un poco en la, a estas alturas, mítica estación de servicios del Automóvil Club Argentino. A partir de acá queda un tramo de casi 60 km hasta la próxima localidad, Paso de Indios, ubicada en el paraje conocido antiguamente como "La Herrería". Antes de llegar a este lugar, la ruta se separa, definitivamente, del río Chubut, y a partir de allí el viaje se hace sobre la meseta, trepando lentamente en dirección al oeste, a la precordillera.
 

La pequeña localidad de Paso de Indios, con su curiosa configuración radial en torno a la plaza central. Fuente: Radio Chubut.

Una vez que Paso de Indios queda impreso en el espejo retrovisor, queda un tramo de 160 km hasta llegar al final de la ruta. En esta parte la geografía no deja de ser espectacular, ya que la meseta empieza a mutar lentamente y va adquiriendo las formas de la precordillera. Se suceden diversos parajes que son casi irreales, solitarios, y apabullantes. Al fondo, a lo lejos, ya se empiezan a ver los primeros indicios de la Cordillera de los Andes. Entre los hitos del camino están Pampa de Agnia, con una vieja estación de servicio o parador que no sé si todavía funciona, Cajón de Ginebra Grande y Cajón de Ginebra Chico, con su curiosa historia, y otros parajes que cargan con historias de la época de los colonos y las expediciones militares.

El camino a la precordillera está marcado con nombres y lugares curiosos, como éste de la foto, Cajón de Ginebra Chico (por supuesto, también está su hermano mayor, Cajón de Ginebra Grande). Fuente: Descubrir Turismo.

La traza del último tramo de la ruta se caracteriza por una serie de curvas dentro de la precordillera, con las montañas nevadas de fondo y el ingreso al pueblo de Tecka, donde termina la RN 25 y se encuentra son su hermana mayor, mucho más conocida: la RN 40.

La pequeña localidad de Tecka nos da la bienvenida a la precordillera y, entre otras cosas, a la tumba del cacique Inacayal. Aquí es donde se termina la magia de la RN 25 y comienza la de su hermana mayor, la RN 40. Fuente: diario El Chubut.


Reflexión final
La nota de hoy no es histórica ni de investigación. Es un recorrido muy superficial por una ruta que atraviesa paisajes privilegiados, que a veces ni los propios chubutenses valoramos como es debido. Espero que hayan disfrutado de este paseo virtual y que hayan tomado nota de algunos lugares para visitar en las próximas vacaciones. Por mi parte es hora de dar por terminado el viaje e ir a descansar, que en breve se viene otro artículo más. Hasta entonces.

Comentarios

  1. Excelente la nota, Patricio. Es una ruta de paisajes hermosos y es muy emocionante cuando vas llegando a Tecka. Lastima el descuido permanente de la capa asfaltica y los peligros que trae. Abrazo!!

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    1. Gracias Victor por tu comentario. Es cierto lo que decis del asfalto, aunque a decir verdad, lo encontré bastante mejor que lo que estaba hace unos años. Quedan unos pocos tramos con pozos, pero la mayor parte del camino está en buen estado. Saludos!

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