Momentos difíciles en la colonia galesa de Chubut

Iba a empezar esta nota con una pregunta, algo así como ¿y si la colonia galesa hubiese fracasado? o algo por el estilo. En la nota anterior les conté algunas de las vicisitudes que afrontaron los colonos galeses que llegaron con el vapor Vesta, que no fueron pocas, ni tampoco las primeras. Sin ir más lejos, el primer contingente, arribado con el Mimosa, estuvo a punto de abandonar todo, aplazando la decisión de partir a último momento, cuando ya había abandonando el valle y esperaban un barco en la costa del Golfo Nuevo. Sin embargo, si bien ese fue uno de los momentos más dramáticos, hubo otros momentos de tensión que pusieron en duda la continuidad de la Colonia. Hace unos años publiqué una serie de notas periodísticas sobre la colonia galesa, mayormente de fuentes de habla inglesa, donde se puede entrever como era la vida en aquellas primeras décadas en el territorio de Chubut. En la nota de hoy los invito a repasar algunos hallazgos fortuitos, que fui recopilando por si alguna vez escribía algo, donde se hacen evidentes algunos momentos de tensión.

Mapa de la colonia Chubut copia por Juan Finochietto y fechado en septiembre de 1886.

1899, un rumor independentista

La ley Nº3318 de organización del ejército, sancionada en noviembre de 1895, disponía en su artículo Nº 31 que "la guardia nacional activa será convocada a ejercicios doctrinales, durante cuatro horas, todos los domingos, en el término de tres meses, que el Poder Ejecutivo determinará para cada provincia". Según el artículo Nº 19 de dicha ley, la guardia nacional activa estaría compuesta por todos los ciudadanos solteros de dieciocho a treinta años cumplidos que no se hallen prestando servicios en el ejército en forma permanente. Esta ley tenía aplicación en todo el territorio nacional, y en el caso particular de Chubut había un interés adicional en el entrenamiento de estas guardias formadas por civiles, ya que había un clima tenso en las relaciones con Chile por el asunto de los límites (todavía no se había resuelto el laudo arbitral de la corona Británica). En Chubut la mayoría de los integrantes de la guardia nacional eran hijos de galeses, los cuales se negaban a asistir los domingos debido a que interfería con sus creencias religiosas. Esto generó una fricción entre los colonos y las autoridades nacionales en el territorio que se resolvió con la visita del entonces presidente Julio A. Roca a la colonia, en enero de 1899, donde accedió a que pudiesen cambiar de día para la realización de las prácticas.

Sin embargo, al mismo tiempo que Roca visitaba la región, apareció una nota en la prensa londinense donde se daba a entender que los colonos galeses estaban solicitando la intervención y protección del gobierno británico. Un rumor de proyecto independentista que tuvo su eco en la región y también en Sudamérica. La prensa de Buenos Aires, en particular el diario La Nación, informó que el diario The Times había publicado un breve párrafo, extraído de un diario de Gales (nótese que parece un teléfono descompuesto, una noticia que se basaba en otra y ésta a su vez en otra, cada una con su capa de subjetividad), donde se decía que habían llegado a Londres los señores Thomas Benbow Phillips y Llwyd Ap Iwan, de Chubut, para entrevistarse con el Secretario de Estado para las Colonias Joseph Chamberlain (el padre de Neville Chamberlain, quien fue Primer Ministro del Reino Unido y pasó a la historia por su política de apaciguamiento con la que quiso controlar a Hitler y evitar la guerra con Alemania), para pedir la implementación de un protectorado de la corona británica sobre la Patagonia, o directamente la independencia. Fundaban esta petición en una supuesta toma de posesión británica que había realizado la corona británica en 1670, cuando John Narborough habría tomado posesión formal del territorio en nombre de su majestad Carlos II. Incluso afirmaban que los colonos estaba dispuestos a solicitar una protección similar al gobierno de los EE.UU.

El eco de la noticia publicada por The Times en Londres no solo llegó a Buenos Aires, si no que también tuvo su replica en países vecinos, como Brasil. La imagen corresponde a periódico The Rio News del 7 de febrero de 1899. Fuente: Brazilian Digital Library.


El eco del viaje de Phillips y Ap Iwan generó cierto revuelo tanto en las autoridades de la colonia como en las del territorio y la Nación. Hubo pedidos de informes, se intervino la municipalidad de Gaiman y se encendieron las luces de alerta cuando el gobernador del territorio comunicó los resultados de esta investigación el día 13 de febrero. Al parecer los dos enviados de la colonia tenían como misión gestionar justamente un régimen especial para el tema de los ejercicios militares y lograr avances en la donación de tierras para los colonos que aún no contaban con ninguna. Sin embargo, el gobernador sospechaba que, si bien Phillips y Ap Iwan no tenían un mandato directo para nada más, tenían el consentimiento tácito del comité y la mayoría de los connacionales galeses para explorar algún tipo de injerencia más profunda por parte de la corona británica. Al día siguiente, se reunieron delegaciones de colonos de diferentes lugares del valle y emitieron una declaración de protesta donde se desligaban de cualquier insinuación que atentase contra la soberanía argentina y se limitaban a reconocer que Phillips y Ap Iwan solo tenían el mandato de modificar los días de los ejercicios.

Imagen correspondiente al periódico The Rio News del 21 de febrero de 1899. Fuente: Brazilian Digital Library.


Roca recibió toda esta información varios días después, cuando llegó a Puerto Belgrano, el 21 de febrero. Minimizó la importancia de estos rumores, asegurando que todos los miembros de la colonia se sentían argentinos y que no había que temer a ninguna intervención inglesa. En los siguientes meses hubo alguna que otra ida y vuelta con suspicaces rumores y presencias, como la visita de Lord Cavendish a la región, o la llegada del crucero británico HMS Pegasus a Puerto Madryn, pero la situación no pasó a mayores y la relación entre la colonia y las autoridades nacionales se recompuso.


Portada de la revista Caras y Caretas de febrero de 1899, presentando al presidente Roca como un descubridor, con numerosas referencias a su viaje por el sur. En la mano lleva un rollo de papel que dice "Peticiones de los galeses", en clara referencia a la cuestión de los ejercicios dominicales.

Se puede profundizar más en este tema en el libro Historia de Chubut, de Clemente Dumrauf (página 358 y siguientes).


1902, el año en que los galeses decidieron partir con rumbo a Canadá

Entre 1899 y 1902 hubo grandes inundaciones que provocaron cuantiosas pérdidas económicas y materiales en el Valle Inferior del Río Chubut. En particular la inundación de julio de 1899 pasó a la memoria colectiva como “la Gran Inundación”. Se trató, según investigaciones realizadas mucho tiempo después, de un evento de alcance regional simultaneo con las crecidas observadas en los ríos Limay y Negro. Este desastre impulsó a algunos colonos a pensar en buscar otros destinos más amables y volver a empezar en otro entorno. Dicen que los primeros en irse fueron tres agricultores que vendieron sus chacras y partieron con sus familias: Hugh Hughes, carpintero de la localidad de Glan Alaw (Dolavon); Gwilym Lewis, escritor y poeta de Bryn Crwn; y Evan E. Jones, de Ebenezer (Dolavon). Los dos primeros fueron a Canadá y el último, a la región galesa de Ffestiniong.

Gaiman bajo agua (1899). Fuente: GetArchive.


La Gran Inundación de 1899 inauguró un período sombrío que incluyó otras tres inundaciones de menor magnitud en los años 1901, 1902 y 1904. Estos tristes eventos, sumados a las tensiones políticas entre la colonia y el gobierno nacional, e incluso dentro de la misma colonia, llevaron a varios colonos a pensar que no había futuro para ellos en la Patagonia. Así fue como empezaron a armar las valijas y a buscar nuevos horizontes en el otro hemisferio.


Viñeta alusiva a los galeses que querían emigrar del territorio del Chubut aparecida en el periódico The Weekly Mail del 15 de febrero de 1902. La barca que aparece en primer plano, maltrecha y sometida al capricho de las olas, lleva el nombre de "Chubut Welsh Colony" (Colonia Galesa de Chubut), mientras que el vapor que llega al rescate se identifica como HMS Canadá. Fuente: People's Collection Wales.


Después de que dos colonos emigraron a Canadá, viajó un representante de dicho país a la Patagonia, llevando una promesa de reserva de tierras por parte del gobierno canadiense. Sin embargo, la mayoría de los colonos galeses en la Patagonia eran demasiado pobres para afrontar ese viaje, por lo que se creó un fondo especial en Gran Bretaña para proporcionarles ayuda financiera. Se recibieron contribuciones del Príncipe de Gales, del Secretario de Estado para las Colonias Joseph Chamberlain, y de varios diputados galeses. El dinero recaudado permitió que, en mayo de 1902, emigraran 234 colonos de la Patagonia con rumbo a Canadá, en busca de un mejor horizonte para su vida. Partieron desde Puerto Madryn a bordo del vapor Orissa, perteneciente a la compañía Pacific Steam Navigation, y viajaron primero a Liverpool, donde permanecieron un par de días. La segunda etapa del viaje la hicieron a bordo del Numidian, de la compañía Allan, con el cual se dirigieron a Québec.


Recortes del periódico británico Manchester Guardian del 9 de julio de 1902, donde relata la llegada a Canadá de los colonos galeses emigrados de Chubut. Se asentaron en la zona de Saltcoats, en la región de Saskatchewan. Fuente: People's Collection Wales [recorte 1 y recorte 2].
 

“La mayoría se estableció en Saskatchewan. Once colonos habían vendido sus chacras antes del traslado, el resto no poseía tierra en propiedad, ni la esperanza de conseguirla. Eran agricultores y granjeros cuyas edades iban desde los tres meses a los 67 años. La mayoría pertenecía a la Iglesia Metodista de Glan Alaw. De Trelew partieron 9 familias, en total 63 personas. De Gaiman, 5 familias totalizando 36 personas; de Bryn Crwn, 3 familias integradas por 27 personas, de Glan Alaw, dos familias con 25 personas, de Bryn Gwyn, dos familias con 15 personas; de Bethesda, dos familias con 13 personas, de Tyr Halen (Tierra Salada) dos familias con 11 integrantes. De Ebenezer (Dolavon) un colono sólo. También cinco solteros entre los que figuraba una mujer.
En 1903 partieron desde Puerto Madryn ochenta personas. Iban con destino a Bahía Blanca, y desde allí por tren hasta la Isla Choele-Choel donde establecieron una colonia en Río Negro denominada Tir Pentre (Tierra de Aldea)."

1865-2015 Sesquicentenario de la llegada de los colonos galeses al Golfo Nuevo, en la actual provincia del Chubut - Celia Codeseira del Castillo - Revista Cruz del Sur, 2015, Nº10.


El vapor Orissa, que llevó a los colonos galeses de Chubut a Inglaterra, seguiría operando hasta junio de 1918, cuando fue hundido por el submarino alemán UB73 cerca de la costa escocesa. Fuente: Uboat Net.

El vapor Numidian fue el encargado de transportar a los galeses de Chubut desde Inglaterra hasta Canadá. Continuaría operando hasta 1914, cuando fue vendido al Almirantazgo británico. Fue encallado en Scapa Flow a modo de barco de bloqueo, donde permaneció hasta 1923, año en que fue reflotado y hundido en el lugar donde actualmente reposa, en la misma zona de Scapa Flow. Fuente de la imagen: Norway Heritage.

En el diario chileno El Comercio, aparecen menciones al éxodo galés de 1902, tanto para el caso de los que emigraron a bordo del Orissa como una supuesta oferta por parte del Cabo (actual Sudáfrica) para radicarse en la zona de Transvaal. Curiosamente, en la nota de mayo, el diario sugiere que el vapor podría pasar a retirar las familias boers de Chubut (recordemos que los bóers llegaron exiliados de África luego de la segunda guerra anglo-boer), mientras que en la segunda sugiere que la emigración galesa al Transvaal (o sea, el lugar de donde expulsaron a los boers) terminaría por dejar desierto al floreciente Valle del Chubut.


1911, el año en que llegaron los últimos galeses

A pesar de los los inconvenientes, la colonia galesa creció, a un ritmo modesto, y siguieron llegando pequeños contingentes de nuevos colonos. El último contingente, compuesto por 120 personas, fue organizado por Ellis Owen, presidente del directorio de la Compañía Mercantil del Chubut, y llegó el 28 de noviembre de 1911 en el vapor Orita. Estaba compuesto por granjeros, agricultores, comerciantes, peones de granja, trabajadores manuales, canteros y mineros. Según M.H. Jones en su libro "Trelew, un desafío patagónico", fueron recibidos en la estación de ferrocarril de Trelew por una gran cantidad de personas, quienes les dieron la bienvenida con los tradicionales conciertos conocidos como "Noches alegres". Similares atenciones se les tributó a los viajeros cuando salieron de Liverpool el 12 de noviembre, donde fueron despedidos con los acordes del Himno Nacional Galés. El flujo inmigratorio se interrumpió a partir de entonces, y luego la Primera Guerra Mundial actuó como una barrera que cortó las comunicaciones entre Gales y la colonia de Chubut. Los inmigrantes galeses que arribaron a posteriori lo hicieron en forma individual y esporádica.

Viñeta de la Pacific Line con la estampa del RMS Orita. Sobrevivió a la Primera Guerra Mundial sin contratiempos, a pesar de navegar en el Atlántico y estar a merced de los submarinos alemanes. Parece ser que, después del conflicto europeo, se convirtió en el primer transatlántico que atravesó las esclusas del canal de Panamá en febrero de 1919, como parte de la ruta Liverpool - Callao. Fuente: Facebook Madryn Olvidado.

Panilla de pasajeros del RMS Orita, donde se alcanzan a apreciar algunos nombres y el puerto de destino: Puerto Madryn. Fuente: Facebook Madryn Olvidado.


1915, un año con repercusiones en la prensa nacional

En 1915 tanto la prensa regional como la de Buenos Aires se hicieron eco de la emigración de colonos galeses hacía otras latitudes. El semanario Golfo Nuevo, de Puerto Madryn, dedicó un espacio a este asunto en abril y mayo de aquel año. Allí se menciona la partida de casi 300 personas con destino a Australia, quienes emigraron en busca de un futuro mejor del que la colonia de Chubut podía darles. Según la nota, había delegados del gobierno australiano en la región, que ofertaban tierras en propiedad, a pagar en 25 años, además de provisiones de semillas, herramientas, etc. El semanario se lamenta de que la autoridades no le faciliten el acceso a la propiedad de la tierra en la región, porque estas emigraciones privan al país de personas jóvenes con iniciativa y capacidad de trabajo, que se van a buscar mejor suerte a otros lados en vez de quedarse a ayudar a desarrollar el país.

El semanario Golfo Nuevo del 24 de abril de 1915 lamenta la partida de un nutrido contingente de colonos galeses con rumbo a Australia. Finaliza la nota con una pregunta inquietante: "¡Y decir que tenemos miles y miles de leguas que aún esperan la acción del hombre y que hay también miles y miles de hombres que esperan la acción del gobierno! ¿Para qué se guardan y reservan nuestros desiertos?"


El movimiento de vapores publicado el día 8 de mayo de 1915 en el semanario Golfo Nuevo señala que dos días antes había zarpado el vapor Valdivia, con destino a Talcahuano, conduciendo a 225 emigrantes que iban a seguir viaje a Australia.


Casi en simultaneo con la partida del contingente de emigrantes a Australia, el semanario de la colonia, el Y Drafod, replicó en su edición del 7 de mayo de 1915 a una nota del diario La Razón de Buenos Aires sobre el despoblamiento de Chubut. El semanario galés patagónico dice que el tema de la emigración parece haber llamado mucho la atención en la capital y que se lo escucha discutir en los cafés y tranvías. A la pregunta de ¿por qué emprenden este nuevo éxodo hacia las abrasadas y tórridas regiones del norte de Australia estos vecinos de Chubut?, El Y Drafod responde, con cierta ironía, que parece ser que faltan medios para cultivar la tierra y facilidades para adquirirla en condiciones razonables. También resalta que el diario porteño pide que se prohíba la propaganda australiana, a lo cual se le retruca con una pregunta: ¿Se ha prohibido la propaganda argentina en Europa y qué pasaría si se prohibiera? La conclusión final de la breve nota es que la única forma de evitar que emigren es mejorar las condiciones para que no quieran irse.

Unos pocos días después, otro diario porteño, La Nación, publicó una nota sobre la emigración de colonos galeses, en donde los acusa de ser los responsables de su propia emigración y de la mala publicidad que le hacen al país. La nota de La Nación, aparecida el 21 de mayo, fue reproducida por el semanario gales Y Drafod el 11 de junio, lo cual generó una gran repercusión y un rechazo general por parte de la población de la colonia. Reproduzco a continuación el contenido de la nota tal como lo leyeron los pobladores de la región en aquel día de otoño de 1915.


LA EMIGRACIÓN GALENSE.
Informes suministrados por el gobernador del Chubut, confirman el anuncio de que un grupo de pobladores galenses se prepara a emigrar, incitados por contratistas y agentes del gobierno australiano.
No es la primera vez que este éxodo galense se produce, fomentado y patrocinado por empresarios que explotan el carácter levantisco y descontentadizo de esos colonos, que a menudo ponen a prueba la paciencia y tolerancia de las autoridades y el vigor de las leyes nacionales, a las que entienden no estar sujetos.
Esos caudillos galenses hacen propaganda refractaria a toda asimilación y obediencia, suscitando conflictos con las autoridades territoriales.
En su ofuscación han llegado hasta elevar querellas al gobierno inglés y al parlamento, pretendiendo que se les reconozca como colonia británica y se les dispense una protección e intervención diplomática.
Esas gestiones han sido naturalmente desestimadas, motivando reclamaciones que indujeron a hacer una averiguación sobre las denuncias formuladas contra las autoridades del territorio.
De esas indagaciones resultó que realmente la policía tenia que proceder con energía para hacer cumplir disposiciones desconocidas y reducir alzamientos encabezados por caudillos galenses.
Un grupo de colonos abandonó entonces el país y se dirigió al Canadá y a los Estados Unidos, donde fueron recibidos a condición de que no se establecieran en colectividad, sino diseminados en distintos puntos, para ser asimilados y diluidos en la población nacional.
Es probable que el éxodo que ahora se anuncia sea fomentado y reclutado por esos caudillos galenses, y nada tenga que hacer el gobierno australiano, que no puede tener mayor interés en que un centenar de inmigrantes vaya a radicarse en ese país.
Acaso concurren también a esa inmigración contrariedades que les induzcan a abandonar una región que no les presenta atractivos, como ocurrió hace quince años. En esa época el gobierno acordó recursos y subsidios, y designó al Sr. Tello, gobernador del territorio, con la misión de congraciarselos por un tratamiento benévolo y paternal, que si aplacó a los colonos, los consintió en sus pretensiones de que la autoridad nacional no se ejercía sino con el asentimiento de ellos.
Una de las causas que provocaban mas conflictos con las autoridades nacionales era la resistencia a enrolar los hijos de galenses nacidos en la república, aduciendo que no eran argentinos.
Los mismos conflictos se producían con las colonias rusas, que pretendían substraerse a la autoridad y a las leyes de la nación, invocando una extraterritorialidad que convertía a la república en factoría.
En todos estos casos los causantes de los disturbios eran los empresarios, que con fines de explotación a los colonos, los incitaban a mantenerse reacios y por fin a emigrar.
Los que hoy se dicen agentes del gobierno australiano no serán sino uno de tantos propagandistas y especuladores que explotan el descontento y las pretensiones de los galenses.
A estos conflictos, conduce el error de establecer colonias por nacionalidades, lo que fomenta un espíritu y, ambiente refractario a la asimilación, y sólo así se explica que una colonia fundada hace medio siglo se mantenga hasta hoy tan extraña al país como el primer día en que se instaló.
El ministro de agricultura, que ha recorrido en su última excursión esas regiones, tendrá, sin duda, datos e informaciones personales, y podrá con tino y eficacia cortar los abusos, ya sea por parte de las autoridades, o de los agitadores y empresarios que explotan la hosquedad y las ojerizas de esos colonos, sometidos sus sugestiones y dominio conturbador.
El principal mal que producen estas emigraciones es el desconcepto que arrojan sobre la falta de elementos y de capacidad inmigratoria de la república, y esta es una consecuencia del sistema de colonización fortuita en puntos inadecuados o privados de los medios indispensables para su desarrollo y prosperidad, lo que fatalmente depara desastres y fracasos, y una vida angustiosa y precaria a poblaciones diseminadas y sin vinculación con los factores del trafico y de la vialidad.
Esta es la responsabilidad que recae sobre el gobierno y que lo compromete a subsanar sus deficiencias e imprevisiones por medidas que le imponen una misión tutelar del inmigrante, extraña a su capacidad y a sus recursos.
(De "La Nación", Mayo 21-1915.)

La Nación no se andaba con vueltas y, al igual que sucede hoy en día con muchos medios de prensa de la Capital, juzgaba y acusaba a la distancia, sin demasiado conocimiento de la situación. En la nota se hace mención a los pedidos de protección al gobierno británico, cosa que pasó en 1899 y que comenté unas líneas más arriba. También se citan los conflictos con las autoridades nacionales y los intentos de aplacarlos por parte de las mismas. Incluso se llega a decir que la la emigración a Australia era cosa de los caudillos locales y que el gobierno australiano poco podía interesarle la llegada de un centenar de inmigrantes. La reacción a todas estas declaraciones no se hizo esperar, y en el mismo semanario Y Drafod, pero del 25 de junio, se publican dos columnas de respuesta, una en inglés, firmada por Arthur Hughes y otra en castellano, firmada por W.H. Hughes. En pocas palabras, los galeses le contestan en duros términos a La Nación, acusándola de prejuiciosa y maliciosa. A continuación reproduzco los primeros párrafos de la nota en inglés:

El artículo malicioso publicado en un número reciente de La Nación contra la colonia británica en Chubut es difícilmente superable en cuanto a persecución pura y simple, sin el menor reclamo o necesidad.
Juzgados por este artículo, los británicos son todo lo que no son, y no son nada de lo que son. Se han fabricado falsedades especialmente en beneficio del crédulo público argentino, para complacer cuyo paladar La Nación considera evidentemente que cualquier basura es suficientemente buena con tal de complacer la vanidad del pueblo y la pervertida manía gubernamental de una nacionalidad y una homogeneidad que son imposibles en la juventud de cualquier país, pero que llegarán por sí mismas a su debido tiempo y con paciencia. No hace falta nada más para demostrar el estado de absoluta podredumbre de la prensa vernácula argentina cuando vemos artículos ruines como el de La Nación avalados y publicados por aquellos diarios que dicen representar mejor el pensamiento actual del país.

A continuación sigue una larga perorata en la cual se ensalza el carácter trabajador de "la raza británica". Curiosamente no se hace mención a la estirpe galesa, sino a la británica, lo cual evoca a aquellas denuncias y sospechas acerca del pedido de protección a la corona. Por otra parte, la columna escrita en castellano apunta sus dardos al gobernador del territorio, el Dr. Lamarque, a quien acusan de no molestarse en visitar la colonia. Luego resalta que en "los diez, veinte, treinta o cincuenta años transcurridos desde la primera inmigración galense al Chubut", las estadísticas de delincuencia en el territorio están encabezadas por otras nacionalidades y no por la de los hijos de Gales. Luego se insiste que no hay ánimos de desobediencia hacia el gobierno, que la única oposición fue a los ejercicios doctrinales dominicales y que hijos de los galeses de Chubut acuden gustosos al servicio militar.

Para no ser menos, casi en simultaneo sale a opinar el semanario Golfo Nuevo, en su edición del 26 de junio de 1915. Bajo el título "Con motivo de ciertas publicaciones aparecidas en un periódico local, nuestro corresponsal en Rawson nos dirije las líneas que a continuación publicamos", se desarrollan dos columnas de texto en defensa del gobernador y con críticas a la ligereza con la que el Y Drafod lo acusa de cosas que no cometió. Acusa al semanario galés de no conocer al gobernante ni a sus ideas, de no entender la ley de territorios y de usar palabras y frases de grueso calibre que se explican por el desconocimiento de la lengua nacional (esto último esconde una ironía y un guiño a las acusaciones de La Nación).

Un curioso, y prejuicioso, documento de 1920

Para terminar este recorrido de sucesos poco felices ocurridos en la colonia galesa entre finales del siglo XIX y principios del XX, quiero compartir un documento que encontré, como de costumbre, de pura casualidad. Se trata de una compilación de trabajos presentados en una conferencia de agrónomos realizada a principios de 1919, y que fue publicada en el año 1920. El título de la obra es "Disertaciones sobre Misiones, Chaco, Formosa, Chubut y otras regiones de la Patagonia por la Conferencia de Agrónomos", y en particular me voy a referir al capítulo IX, que es el que corresponde a la una conferencia de la Sociedad Científica Argentina, dictada por el Dr. Ernesto Riveros, y titulada "La colonia del Valle Chubut". Comparto unos pasajes dedicados a la descripción de la población del Chubut, especialmente dirigidos a la población de origen galés:

"El casamiento entre miembros de la misma familia y la deficiente alimentaci6n, han producido una degeneraci6n en la raza, que se observa en una vejez prematura y en su raquitismo.
El galense es muy religioso, su fe esta llena de puro misticismo. Existen numerosas capillas situadas en los pueblos y valles donde practican numerosas religiones, encomendando los fieles a uno de sus compañeros mas adelantado para que lea y comente la "Biblia". Para ellos el día domingo es sagrado, y aunque tengan el trabajo mas urgente, cuya interrupción les ocasionaría grandes perjuicios o la perdida total de la cosecha, sin embargo con el objeto de cumplir con la iglesia a la que obedecen en todos sus preceptos, los suspenden momentáneamente, para continuarlos en los días de trabajo. Si un día patrio cae en día domingo, ellos lo celebran el sábado con tal de no perder el culto religioso.
Los galenses son egoístas y desconfiados con la gente que no es de su raza o credo, no son muy emprendedores y se contentan con poco para su sustento; no son viciosos y son muy honrados Las señoras son varoniles, independientes y acostumbran llevar sombrero hasta en los quehaceres domésticos. El hogar galense es silencioso, aseado, ordenado, lleno de comodidades pero poco hospitalario. En el conjunto, es una colectividad de muy buenas condiciones.
En el valle se disputan la supremacía esa raza y la latina, en esta última están comprendidos los argentinos, españoles e Italianos. La mayor parte de los latinos han ido en estos últimos años y se han encontrado con la tierra ya ocupada, pero debido a su mayor inteligencia, al conocimiento del arte del cultivo y a la posesión del idioma, hoy predominan en ciertas zonas y gracias a su mayor adaptabilidad en las condiciones del ambiente, muy pronto dominaron."

Nuevamente se menciona la cuestión religiosa como un factor negativo de esa comunidad, pero el texto también no ahorra en otras críticas, como el egoísmo, la falta de hospitalidad y la degeneración de la raza (!!!). El componente racial vuelve a aparecer cuando compara la facilidad de adaptación de los galeses contra la de los latinos, especialmente argentinos, españoles e italianos.

Palabras finales

Lo que recopilé en esta nota es apenas una muestra, sesgada y azarosa, de algunas de las cosas que sucedieron en la colonia galesa de Chubut entre finales del siglo XIX y principios del XX. Faltan muchas fuentes y muchas opiniones, y aún así estaría faltando a la verdad si dijera que se puede juzgar imparcialmente lo que sucedió en esos años. La única realidad es que el nacimiento, desarrollo y arraigo de la colonia galesa fue algo que ocurrió de manera muy trabajosa y lenta. No faltaron los prejuicios y malentendidos de ambos lados, ni la desconfianza y los golpes bajos. Insisto con la dificultad en juzgar lo que pasó, pero creo que a través de estos ejemplos se pueden vislumbrar un poco más en detalle estos momentos difíciles.
Se observa la presencia, a lo largo del tiempo, de prejuicios raciales por ambas partes. Las fuentes nacionales resaltan los aspectos negativos de la colectividad galesa, a veces exagerando o asumiendo cosas sin mucho asidero, mientras que las fuentes galesas resaltan su origen británico como respuesta a cualquier crítica (nota al margen, curiosa contradicción que los que decían querer preservar su cultura del avasallamiento británico cambiaban el discurso cuando les convenía y se sentían británicos de la primera hora), como si la sola "denominación de origen" bastase para evaluar a una persona o a una comunidad.

Han quedado muchas cosas en el tintero, pero ya es tiempo de finalizar. Otra vez siento que me he excedido, y una nota que iba a ser un apéndice de una previa se terminó convirtiendo casi en un capítulo de libro. Espero que la lectura no les haya resultado aburrida y que hayan llegado hasta este punto sin desfallecer. Me despido hasta la próxima nota, y gracias por leer.

Comentarios

  1. En uno de los Foros de Galeses en la Patagonia (no recuerdo cuál de los foros creo el 5°) se expuso el tema
    "La britaneidad oscilante de la colonia galesa"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario. Me suena el título de ese trabajo, pero no lo he leído. Gracias por sugerirlo, voy a buscarlo. Saludos.

      Eliminar

Publicar un comentario