Al título bien podría seguirle otra pregunta: "perdón, ¿de qué dinosaurio me habla?" Porque la verdad es que en esta entrada no tengo material para mostrar, sino que tengo preguntas que hacer. Todo comienza hace unos días, cuando empecé a ordenar (infructuosamente) parte del material que voy acumulando para el blog. Allí me encontré con un archivo pdf que descargué hace tres años (y que había olvidado), con una noticia que desconocía por completo. Una búsqueda medianamente intensiva por la web arrojó un único resultado adicional, que apenas si agrega algo a la versión previa. Así que en este punto lo único que tengo es una incógnita reforzada por dos fuentes. Pues bien, vamos a ver de que se trata. En la tapa del diario mexicano El informador, del día 7 de mayo de 1920, aparece la siguiente noticia:
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Tapa del diario mexicano "El informador", del viernes 7 de mayo de 1920 [Fuente: El Informador]. |
Fue robado el famoso dinosaurio patagón descubierto hace apenas un año
Buenos Aires, 4 de mayo
¿Quién robó el gran dinosaurio de la Patagonia? Esta es la pregunta publicada por todos los periódicos, y la misma que el Dr. Carlos Ameghino, director del Museo de Historia Natural de Buenos Aires desearía le contestaran. El dinosaurio, o mejor dicho su esqueleto, no fue robado del museo, sino del suelo de Patagonia, cerca de Neuquen, donde, en un estado maravilloso de conservación, fue descubierto por algunos ingenieros ingleses hace un año, al hacer una excavación. Notificaron a Arthur Smith WoodWard, naturalista del Museo Británico, lo sucedido, quien lo comunicó después al Dr. Ameghino.
De la descripción de los ingenieros, se deduce que el dinosaurio era un monstruo, peor que el dinosaurios y de nuevas especies. No teniendo fondos el museo, el Dr. Ameghino por su cuenta envió una expedición a cargo del joven naturalista Augusto Tapia, con objeto de traer el esqueleto a Buenos Aires.
"Los ingenieros ingleses" dice el Dr. Ameghino, "informaron a Tapia a la llegada de éste, que encontrándose en viaje de exploración, vino al lugar una persona desconocida, recogió todos los fósiles que se habían desenterrado llevándose los que le parecieron interesantes, inclusive el dinosaurio, y dejando el resto. Tapia solo encontró un montón de osamentas pertenecientes a especies diversas bien conocidas. En cambio, ya no se encontraba la osamenta de la especie nueva descubierta.